De nacionalismos y transfuguismos
¿Ollanta Humala a la cárcel?

El pedido de la fiscalía de 15 años de prisión y expatriación de Ollanta Humala, por su presunta participación en la asonada de Andahuaylas de 2005, liderada por Antauro Humala, que costó la vida a cuatro policías, es la noticia de la semana, tras la cual variadas voces se elevan señalando que esta petición del ministerio público tiene motivación política, cuyo propósito es impedir que el comandante en situación de retiro postule en las elecciones de 2011.

Quienes esto sostienen aducen que ha molestado mucho al partido de gobierno ver que Ollanta Humala, jefe del Partido Nacionalista Peruano (PNP), sea visto por la opinión pública como el representante más caracterizado de la oposición, lo cual lo pondría en buen pie con vista a la campaña electoral. Para nosotros, que no sabemos si Ollanta Humala es inocente o no de lo que se le acusa y que tampoco podemos afirmar que existe una injerencia directa del gobierno en el poder judicial y en el ministerio público, la tesis más probable apunta a la existencia de alguna intención del partido chileno (Apra) de perjudicar o dañar al comandante Ollanta Humala, y esta intención nada tiene que ver con truncar las posibilidades de Ollanta Humala candidato.

Lo que en verdad está pasando es que el partido chileno siempre quiere más; no le basta tener a los demás partidos —y en particular al PNP— como una oposición que de tal sólo tiene el nombre, eso es poco para el Apra. Este partido chileno que gobierna al Perú busca alinear claramente a la paralizada oposición en su declarado empeño de convertir al Perú en colonia de Chile, propósito que ya está cumplido en un 70%; consecuentemente el partido chileno (Apra) desea que los otros partidos se mantengan firmes y seguros en su actitud de complicidad prochilena. Así, con el cuento de la “gobernabilidad” y la “estabilidad política” el gobierno aprista ha logrado no sólo neutralizar a los partidos que debían ser la oposición, sino que los ha convertido en cómplices de su entreguismo prochileno.

Transfuguismo del PNP

Leyendo el diccionario de la Academia de la Lengua, vemos que la palabra “tránsfuga” posee tres acepciones “1. com. Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra. 2. com. Persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato.3. com. Militar que cambia de bando en tiempo de conflicto.” En el Perú esta palabra se hizo popular cuando se comprobó que, durante el gobierno fujimorista, congresistas de la oposición se pasaron por dinero al bando oficialista, unos actuando abiertamente como oficialistas y otros de manera disimulada. Lo que pasó entonces fue extremo, puesto que hay tránsfugas que traicionan a su partido y cambian de bando sin necesidad de que les den dinero (al menos, eso es lo que vemos en la realidad y en la acepción 1. que nos trae el diccionario).

En lo que respecta al PNP se evidencia que ha realizado un silencioso transfuguismo en masa que lo lleva a coexistir y coludirse con el partido chileno aprista que en el Perú controla el poder ejecutivo. Además, desde antes hemos expresado nuestras dudas sobre el nacionalismo del comandante Ollanta Humala1. Afirmamos esto por varias razones:

1) El nombre del partido del señor Ollanta Humala contiene la palabra “Nacionalista”, y casi nada de lo que hace el PNP en el Congreso confirma el significado de la palabra “Nacionalista” (como excepciones tenemos la marcha nacionalista al punto Concordia2 y la tenaz campaña nacionalista que en forma personal, sin respaldo de su partido, lleva adelante el congresista tacneño Juvenal Ordóñez);

2) El PNP no protesta en el Congreso ni moviliza al pueblo para oponerse a la venta del gas a Chile, lo cual es muy grave porque —como se ha demostrado hasta la saciedad— dicha venta favorece a un país enemigo (Chile) y compromete la seguridad nacional, tema que es sensible a cualquier militar, como es el comandante Ollanta Humala, que prefiere hacerse el tonto;

3) Ni el PNP ni su jefe Ollanta Humala luchan por expulsar del Perú a las empresas chilenas y en particular a la aerolínea LAN, que ya se ha comprobado que realiza espionaje3 en el Perú, nuevamente tema sensible a un militar y Ollanta Humala lo que dice es que no se debe expulsar a LAN sino invitar a más aerolíneas para que se rompa el monopolio chileno (a estas alturas debemos preguntarnos si el comandante Ollanta Humala es aprista al servicio de Chile o es nacionalista peruano);

4) Renunciando a sus aparentes ideales nacionalistas y a su condición de partido político vinculado con el pueblo, el PNP, haciendo el juego al partido de los chilenos que gobierna el Perú, no moviliza a la población para manifestar su repudio a la pretendida concesión de puertos y aeropuertos a empresas chilenas o con capitales parcialmente chilenos, no propone ninguna ley que excluya específicamente a los chilenos para que no puedan invertir en el Perú sus mal habidos capitales;

5) Ni el PNP ni su jefe, el comandante Ollanta Humala, han expresado su rechazo objetivo —mediante movilización y no poses declarativas— al monumento excrementicio que con el aval de Allan Wagner y Alan García, miembros de la Marina de Guerra del Perú (MGP) al servicio de Chile han erigido en la Escuela Naval4 en honor del chileno delincuente Arturo Prat; no se ha visto a gente del PNP realizar siquiera un plantón ni salir con pancartas a la calle para manifestar su desprecio y desenmascarar a los uniformados vendidos a Chile (¿no será porque en el fondo Ollanta Humala y sus seguidores están de acuerdo con ese repugnante monumento y con la vil conducta de los marinos peruanos sirvientes de Chile?);

6) En el asunto del gas el PNP no sostiene una posición principista en defensa de la soberanía nacional, no cuestiona la legislación que permite a una empresa extranjera atentar contra la seguridad del Perú al vender el gas a quien le dé la gana, de manera que los peruanos, en virtud del entreguismo del partido chileno (el Apra), estamos pintados en la pared (¿dónde están los nacionalistas que decían irrumpir en la política para actuar de manera diferente de los partidos políticos tradicionales?).

7) Mantienen en sus filas como encumbrado asesor al agente chileno Carlos Tapia, quien ha acusado de corruptos, montesinistas y brutos a quienes cuestionaron el nombramiento de Allan Wagner para la comisión ante La Haya pese a su probada traición.5

Podríamos mencionar más y más casos en que se nota la defección del PNP, que ya arrió sus banderas nacionalistas, ya capituló, y simplemente se une a la comparsa traidora del partido chileno que gobierna el Perú. Los integrantes del PNP no han necesitado pasarse abiertamente a otro partido o declararse “independientes”; simplemente con su silencio y obsecuencia avalan las traiciones del partido de los chilenos. Sugerimos lo siguiente a la dirección del Partido Nacionalista Peruano:

1) Cambien el nombre del partido quitando la palabra “Nacionalista”; está variación evitará que se vean comprometidos a defender los intereses nacionales y ya no se les podrá llamar tránsfugas6;

2) No defiendan a Ollanta Humala diciendo que contra él hay persecución política, cuando lo que hay es que los del partido chileno le exigen definirse bien (hoy está definido a medias a favor de Chile). Defiendan a Ollanta Humala defendiendo al Perú, por ejemplo con movilizaciones pacíficas en Lima y en el sur del Perú en las cuales, junto a pedir que cese la persecución contra Ollanta Humala, se manifieste el rechazo de la venta de gas a Chile y se pida que el Congreso prohíba a los consorcios extranjeros vender nuestro gas a Chile, y si el partido chileno no acepta, pedir la nacionalización del gas, para que los peruanos podamos reservarlo para nosotros y no para Chile, país enemigo. Exijan la expulsión de LAN, hagan plantones y manifestaciones en los aeropuertos de varias ciudades.

3) Que Ollanta Humala dirija un manifiesto a la nación para exigir que los extranjeros y el partido chileno (Apra) no vendan nuestro gas a Chile; para exigir la inmediata expulsión del Perú de LAN y otras empresas chilenas; para anunciar que va a realizar una marcha nacionalista pacífica al punto Concordia al que se llegará a cualquier costo7; para expresar su repudio al monumento al chileno delincuente Arturo Prat, etc.

Es posible que ante un manifiesto así la reacción del partido chileno sea perseguir o mandar a la cárcel a Ollanta Humala. Pese a todas sus limitaciones, el comandante ha demostrado que no teme ir preso; entonces sería interesante y aleccionador ver que lo encarcelen por manifestarse en defensa de los intereses del Perú. Estar preso por defender al Perú ante las amenazas de Chile y del partido chileno en el Perú sería un gran honor, provocaría la reacción de las masas y, por supuesto, haría subir sus bonos en la política peruana. Humala debe actuar teniendo en cuenta el peligroso momento que vive nuestra patria entregada al enemigo por el partido chileno (Apra); el aquí y ahora que vivimos obliga a que las personas definamos nuestra conducta con mucha claridad. En Con nuestro Perú desenterramos parte de nuestra historia, pero también —y es lo más importante— señalamos las conductas que en el día tienen los personajes, y las responsabilidades que ahora les incumben. Ollanta Humala decidirá si abandona su complicidad con los agentes de Chile poniéndose a la cabeza de las demandas del pueblo8 o si continúa apoyando disimuladamente a los rateros chilenos y al Apra, partido chileno que por desgracia rige hoy los destinos del Perú.

Para terminar, es de resaltar que ante tan serios agravios y entreguismos contra la Patria el llamado partido nacionalista no haya organizado movilizaciones ni plantones (excepto la marcha al punto Concordia), pero que sí anuncien una marcha para defender a Ollanta Humala. Las preguntas son: ¿crearon un partido para defender a la Patria y a los peruanos o para defender personalmente a Ollanta Humala? ¿Crearon un partido para recibir la adhesión de los verdaderos nacionalistas para arrastrarlos al limbo de la inacción y servir así a la causa antiperuana?
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1 Leer Cuestionable “patriotismo” de dos personajes

2 El partido chileno que gobierna el Perú impidió que los participantes en la marcha nacionalista llegasen al punto Concordia, y así evitó que se compruebe en el sitio cómo el Apra cede territorio tacneño a los rateros chilenos. Esta cesión aprista del triángulo de tierra tacneña, cesión que todo el Perú conoce, es lo que permite a Chile decir que la frontera no se inicia en el punto Concordia, establecido en el tratado de 1929.

3 Leer Lan al servicio del espionaje militar chileno

4 Ver García y Wagner humillan a la Marina de Guerra y La humillada cerviz agachó

5 Ver Tapia: agente prochileno en el partido nacionalista

6 Señalamos con claridad que la actuación del congresista Juvenal Ordóñez revela que tiene sentido de dignidad y patriotismo. Otro personaje rescatable sería Isaac Mekler, pero no llega a tener la claridad de Juvenal Ordóñez, a quien debería secundar para salvar lo que queda del honor del PNP. Pero una golondrina no hace el verano. Los demás congresistas del PNP son desertores del nacionalismo, simples aprovechados y vividores, perfectos ejemplares de otorongo prochileno.

7 Para defender la entrega del triángulo de tierra tacneña a Chile, el partido chileno (Apra) no vacilaría en mandar matar a los marchantes (¡peruanos matando peruanos para defender un robo chileno!).

8 Éstas son, como mínimo y para empezar: a) hacer respetar la soberanía del Perú Impidiendo la venta de gas a Chile, luchando por la nacionalización del gas si las empresas persisten en venderlo al enemigo; b) luchar por la expulsión del Perú de LAN y las demás empresas chilenas; c) dar baja deshonrosa a los militares peruanos sirvientes de Chile que han puesto en nuestra Escuela Naval el monumento al chileno delincuente Arturo Prat.