anfora onpe votoPor Ubaldo Tejada Guerrero*

El siglo XXI significa para Latinoamérica y el Caribe, hacerse mas firme y clara la conciencia de unidad histórica-política, mostrando la conveniencia de constituir organismos e inclusive nuevas organizaciones regionales, que agrupen a países mas homogéneos, desde el punto de vista de su tradición, de su desarrollo, y que puedan plantearse metas de acción colectiva bien determinadas, sencillamente porque las potestades de éste siglo no desmayan en hacer daño, a lo que ellos llaman “patio trasero” o “reserva de recursos naturales”.

NUEVA LECTURA PARA LA IZQUIERDA
En este contexto el Perú, desde los años 40´ hasta el año 2,014, sigue configurándose hacia una nueva realidad nacional, cuyo factor vital sigue siendo el rol de los migrantes de las etnias serranas y selváticas, cuya informalidad es el signo vital en las decisiones políticas, que la izquierda peruana, hasta ahora no ha sabido leer para poder una incidencia significativa en el cambio de estructuras.

El pueblo peruano espera de  la vanguardia de izquierda, propuestas claras y objetivas para solucionar los grandes problemas  de las ciudades, regiones y la patria. Debe reabrirse el debate sobre el poder constituyente y el poder constituido, la Constitución de 1,993 y el poder constituyente, los límites del poder constituyente, el poder de reformar la constitución, la revolución ciudadana y el poder constituyente, el gobierno legal y el poder usurpador, lo mismo que la necesidad de una Asamblea Constituyente y un Proyecto País.

Al fundamentalismo neoliberal debemos decirle, que cuando la sociedad nacional emergente, mayormente empoderados en la informalidad, desean trabajar para mejorar o transformar la realidad, no estamos ante un imposible, porque lo que el mundo ha vivido es el resultado de un proceso largo e histórico de cambios constantes, que se han producido por la voluntad y acción de los mismos sujetos.

Estamos hablando de una revolución ciudadana, entendida como contenido de la dignificación del ser humano, es una acción social integral e integradora, para promover la capacidad que tienen los individuos y grupos para ser responsables de su propia historia, donde el cambio fundamental  está orientado a formar una ciudadanía organizada para transformar las relaciones de poder existentes en la situación que vivimos en el Perú desde 1,821.

Cuanta falta hace en el Perú, despertar en los ciudadanos el sentido nacionalista de los verdaderos valores peruanos, es decir lo que unifica, integra y afirma la nacionalidad y la preserva de toda forma de disolución y de sujeción a poderes extraños.

En la coyuntura electoral municipal y regional 2014, sigue el curso diseñado por el modelo neoliberal desde los 90´, ratificando la precariedad democrática y la institucionalidad de la sociedad civil, cuyos signos de corrupción han comenzado a tocar al propio Estado, cuyas consecuencias en el narcotráfico y la delincuencia vienen agrediendo a la sociedad peruana, sin la veracidad de las hojas de vida de los candidatos, significa que sus decisiones, carecerán de principios éticos y transparencia pública.

Una derecha posesionada en la capital limeña y algunos bolsones regionales, con la excepción de Cajamarca; vienen caracterizando la manifestación mas clara del pragmatismo y la miseria del neoliberalismo, donde hasta el color rosado es rechazado, señala una reto suficiente para la unidad ahora, para poder hacer una real incidencia política, capaz de orientar la transformación del Perú, donde se convierte en estratégico el rol de participación ciudadana para la toma de decisiones políticas.

Lo cierto es que la república peruana se encuentra agotada, sólo navega el modelo neoliberal, como un perverso destructor del Estado de derecho. Lo sucedido como saldo de las elecciones regionales y municipales 2,014 en el Perú, es la agudización de la fragmentación política, como consecuencia del emprendimiento político, que lo convierte en una actividad mercantil, donde los fondos millonarios no se investigan, ni las instituciones de fiscalización del Estado no funcionan.

El panorama político peruano después de las elecciones municipales y regionales 2014, van configurando en los candidatos electos, escenarios débiles y sin mayorías para la gobernabilidad, cuyo corto plazo, nos indica una lectura de escenarios imprevisibles en las elecciones nacionales para el Congreso y la Presidencia de la República el 2,016.

Sin un sistema de partidos políticos, la exigencia de ejercicio de ciudadanía, es la labor fundamental política por excelencia, ello exige controles financieros, administrativos y políticos, para un real ejercicio de derechos, democratización y desarrollo sostenible, si realmente se aspira a cambiar la realidad social, económica, política o cultural. Si no es así, advertimos en el Perú, en un escenario de corrupción, narcotráfico e impunidad, un cansancio ciudadano peligroso de bolsones de conflictos sociales, con una democracia precaria, difíciles de manejar con un Estado oficial de espaldas al Perú real.

Dura tarea para la izquierda peruana para evitar el continuismo neoliberal, para ello es imperativo la tarea de unificación bajo principios de Mariátegui, solamente así se viabilizará la incidencia política para promover la organización social, la construcción de alianzas, la formación de líderes éticamente creíbles, y la construcción de nuevas relaciones a nivel nacional e internacional; y fundamentalmente estimular el fortalecimiento de capacidades y el empoderamiento de la sociedad civil.

Para la izquierda el fortalecer al grupo o “coalición”, es una tarea de forma acumulativa y prepararse para esfuerzos de mayor envergadura en el campo de las políticas públicas, donde no olvidarse de dejar el caudillismo que tanto daño ha hecho a las aspiraciones del movimiento popular, especialmente de la juventud y la mujer.

LECCIONES ELECTORALES

De las elecciones de 5 de octubre 2014, hay una enorme lección para la izquierda peruana: construir una organización de izquierda, un referente que aglutine a los sectores progresistas,  forjar la  gran unidad para el gran cambio, unidad de los sectores democráticos, patrióticos, nacionalistas, de izquierda en Lima y el Perú, forjar un referente político social, una confluencia con todos los sectores progresistas, desarrollando el programa de la gran transformación del Perú anhelo esperado por el pueblo peruano multicultural y multiétnico, con grandes desigualdades.

Por lo observado hasta en el Perú, hacia el 2,016, “queda una tarea difícil, pero necesaria: conseguir la convocatoria a nuevas elecciones limpias y democráticas que garanticen el Estado de Derecho; y, segundo: reconstruir las organizaciones sociales como única defensa de una sociedad que busca construir un modelo sin calco, ni copia”.

¿Podrá la izquierda peruana hacer incidencia ciudadana el 2,016 o necesita refundarse?

*Analista global