El misil Lainer vs. el misil Bulavá
Cohete ruso Bulavá que vulnera cualquier escudo antimisiles.
El centro ruso de construcción de armamento estratégico “Académico V.P. Makéev” anunció el desarrolló el nuevo misil de emplazamiento en submarinos llamado Lainer, y según sus diseñadores, este cohete balístico supera en potencia al misil Bulavá.
En los últimos años, la industria militar rusa ha mostrado varias “sorpresas” en el diseño de armas estratégicas. Por ejemplo, en 2007 fue probado el novísimo sistema de misiles balísticos intercontinentales RS-24 “Yars” equipados con una ojiva de cabezas múltiples. Las pruebas de este misil desataron sobresalto en la comunidad internacional de expertos. Ahora se presenta una nueva sorpresa, esta vez en el componente marítimo de la tríada nuclear.
La noticia que no es noticia
El martes, 9 de agosto, algunos medios de prensa rusos, citando fuentes del centro “Makéev”, informaron sobre la creación de un nuevo misil que “por sus características energéticas supera a todos los cohetes estratégicos de propelente sólido existentes en Gran Bretaña, China, Rusia, Estados Unidos y Francia”.
Este misil “puede estar dotado de un número dos veces superior de ojivas”, en comparación con la capacidad del misil Bulavá”, anotó la fuente.
Pero no es ninguna noticia. El hecho de que se está desarrollando el misil Lainer se hizo público en mayo de este año, desde entonces no ha aparecido ninguna información nueva.
En realidad, se trata de la modernización de la numerosa familia de los misiles balísticos R-29R/RM/RMU.
Los “predecesores” de Lainer, los misiles R-29 RMU2 Sinevá (SS-N-23 Skiff, según el código de la OTAN) diseñados a finales de 1990, integran el armamento de los submarinos estratégicos del proyecto 667 Delfín.
Próximamente, estos sumergibles serán sometidos a una reparación general tras la cual serán equipados con el nuevo sistema de misiles Lainer.
“Nuestros submarinos portamisiles estratégicos del proyecto 667 Delfín, que permanecen en servicio operacional, están dotados de los cohetes Sinevá de combustible líquido.
La ulterior perfección de estos sumergibles, y, en particular, la instalación en ellos de los cohetes Lainer, les permitirá permanecer en servicio de la flota rusa durante muchos años, hasta que se complete el programa de rearme que prevé sustituirlos con los novísimos submarinos del tipo Borei (proyecto 995)”, - explicó a RIA Novosti una fuente de alto nivel en el Ministerio ruso de Defensa.
Sin embargo, según la misma fuente, es incorrecto comparar el Sinevá modernizado (Láiner) con los cohetes Bulavá.
Porque ambos portadores tienen características de construcción muy diferentes (Sinevá usa combustible líquido y Bulavá, sólido).
Además, se diferencian por la masa de la ojiva – 1.150 kg en Bulavá y entre 2.500 y 2.800, según diferentes datos, en Sinevá. Al mismo tiempo, Sinevá es al menos 4 toneladas más pesado y unos 3 metros más largo.
Dando preferencia al propelente sólido
Hay otra diferencia: Sinevá y sus modificaciones están destinados para ser montados en los submarinos portamisiles “sin futuro”. Estos sumergibles del proyecto 667 Delfín seguirán modernizándose y, por lo visto, permanecerán en servicio operacional unos 20 años más, pero esta clase de submarinos no se desarrollará en adelante.
Aunque de momento, mientras la Marina de Guerra rusa no incorpore en sus arsenales los nuevos submarinos nucleares de la clase Borei (el primero de ellos, “Yuri Dolgoruki”, ya realizó el lanzamiento de prueba del misil Bulavá), serán los sumergibles del proyecto Delfín los que se usarán para las misiones de patrullaje. Y para ello, necesitarán unos sistemas de misiles modernos.
La competición hipotética entre Sinevá y Bulavá por el sitio en la Marina es, hasta cierto punto, una competición virtual. Los cohetes que emplean la dimetilhidracina asimétrica de combustible son realmente más potentes que los que emplean el combustible sólido, pero, a la vez, son más peligrosos en el uso, especialmente en la flota.
Por ejemplo, la explosión en octubre de 1986 de un misil de propelente líquido en el submarino soviético K-219 causó la intoxicación de los tripulantes del mismo y su posterior hundimiento. En muchas ocasiones sucedieron accidentes más “simples” cuando los misiles cargados de combustible caían a la hora de ser montados en los sumergibles y, al golpearse contra el muelle o el mismo sumergible, se despresurizaban emitiendo componentes tóxicos.
“Es verdad, el misil Sinevá, ya incorporado a la Fuerzas Armadas, tiene más potencia y alcance que Bulavá, que emplea el combustible sólido. No obstante, Rusia se orienta hacia la construcción, en el futuro, de los misiles balísticos de propelente sólido”, - informaron a RIA Novosti en el Ministerio de Defensa.
Parece que es una postura general entre los militares: la flota estratégica nuclear pasará a equiparse con un único misil de combustible sólido que será Bulavá. En calidad de plataforma de lanzamiento se emplearán los submarinos nucleares del proyecto 995 que ya cambiaron de sistemas de misiles tres veces.
Luchas competitivas
Detrás se la “noticia” sobre la creación de un “nuevo misil”, más “potente” que Bulavá, se ocultan las contradicciones que existen en el complejo militar-industrial del país.
Durante muchos años tras la desintegración de la URSS, el Instituto Moscovita de Tecnología Térmica (MITT, por sus siglas en ruso), que desempeñó un papel central en el desarrollo y construcción de numerosos misiles balísticos intercontinentales y algunos misiles balísticos para submarinos (entre ellos Tópol, Yars y Bulavá y, anteriormente, no menos temible Pioner), de hecho, fue la única entidad que suministraba armamento a las fuerzas nucleares de Rusia.
Todo cambió durante el último año. De repente (aunque para algunos fue un momento esperado) los militares rusos anunciaron que hacía falta sustituir el legendario Satanás, misil balístico intercontinental R-36M2, que fue el principal arma de las fuerzas nucleares soviéticas y se está quedando obsoleto, por un nuevo cohete pesado de propelente líquido. En esta ocasión la “Oficina de diseño Académico V. P. Makéev” se encargó de desarrollarlo.
Parece que la industria nuclear rusa es un sector de los más públicos a pesar de su carácter secreto, ya que los constructores de misiles no paran de entablar animadas discusiones en la prensa sobre el futuro del sector.
Por lo visto, ahora estamos ante una de estas discusiones. Los rivales del MITT levantan la cabeza y pretenden ocupar un lugar digno en el mercado, sobre todo ahora, cuando los pedidos militares van en aumento. La competencia en el mercado de los misiles balísticos intercontinentales se está afianzando, así que las discusiones continuarán.
Fuente: web. Margot