Un estudio asegura que realizar ejercicios durante la quimioterapia puede reducir el tamaño de los tumores, según lo observado en uno de estos fármacos, la doxorrubicina, común en estos tratamientos, habiéndose constatado un efecto multiplicador para combatir el cáncer frente a sólo fármacos.
Los investigadores de la Universidad de Pennsylvania creen que el efecto se debe a que el ejercicio aumenta el flujo de sangre al tumor, trayendo consigo más de la droga en el torrente sanguíneo.
Si el ejercicio junto con la quimioterapia (que suele durar varias semanas) reduce los tumores de esta manera, los pacientes podrían utilizar una dosis menor del medicamento de quimioterapia para sufrir menos los efectos secundarios, explican los autores.
Los estudiosos indican que estos resultados pueden servir para desarrollar fármacos que imiten los efectos de ejercicio.
Los Inicialmente Los investigadores querían ver si el ejercicio durante una fase de la quimioterapia podría proteger el corazón y para ello experimentaron con grupos de ratones a los que se inyectado en el cuello células de melanoma.
Durante las siguientes dos semanas, dos de los grupos recibieron doxorrubicina (también conocido como adriamicina) en dos dosis, mientras los otros dos grupos recibieron inyecciones de placebo.
A los ratones en uno de los grupos tratados con doxorrubicina se les puso en regímenes de ejercicio, caminar 45 minutos al día, por cinco días a la semana en cintas de correr adecuadas al tamaño del ratón de tamaño, mientras que el resto de los ratones se mantuvieron sedentarios.
La doxorubicina es un medicamento de quimioterapia de tipo antraciclina, que desacelera o detiene el crecimiento de células de cancerosas. Una de sus formas de actuar es loqueando la enzima denominada topo isomerasa 2, que las células cancerosas necesitan para dividirse y crecer.
Los efectos secundarios comunes incluyen cansancio y falta de aliento debido a una caída en los glóbulos rojos (anemia); fácil aparición de moretones más debido a una caída en las plaquetas; cansancio y debilidad (fatiga) durante el tratamiento y después de éste; sensación de malestar o de estar enfermo; dolor en la boca y la garganta.
Después de dos semanas, como se suponía, los investigadores examinaron los corazones de los animales utilizando ecocardiograma (ECG) y análisis de tejidos. Se observó que la doxorrubicina afecta la función del corazón y aumentar fibrosis (engrosamiento del tejido), que con el tiempo podría contribuir a la insuficiencia cardíaca.
El daño en el tejido cardiaco fue igual en los ratones que hacían ejercicio y los sedentarios, pero los roedores que recibieron la quimioterapia y hacían ejercido tenían tumores significativamente más pequeños que los de los pericotes sedentarios que recibieron doxorrubicina.
Joseph Libonati, profesor asociado de la citada universidad, manifestó que los efectos son increíbles, según informa el Daily Mail. En las personas esto podría significar dosis menores del fármaco y menos efectos secundarios.