Los fines bélicos de la exigencia chilena de gas peruano
La visión que tiene el público en general de una guerra lo lleva a ver qué país tiene más personal en servicio activo, más aviones, más barcos, más tanques, etc., y también la modernidad del armamento.
La visión que tiene el público en general de una guerra lo lleva a ver qué país tiene más personal en servicio activo, más aviones, más barcos, más tanques, etc., y también la modernidad del armamento.
A lo que el público presta poca atención —o desconoce— es que aparte del armamento y las tropas, una fuerza armada toma en cuenta lo que podríamos llamar insumos necesarios para una guerra, principalmente municiones (para todo tipo de armas, incluyendo bombas, cohetes) y combustible. Según el grado de preparación y previsión, una fuerza armada sabe si tiene municiones y combustible para sostener una guerra intensa durante diez días, quince días, un mes, etc.
Chile nunca se conformó con el robo territorial de Antofagasta a Bolivia y de Iquique, Tarapacá y Arica al Perú; siempre ha visto cómo despojar de más tierra y mar, en este caso al Perú. En esto tenemos la pasividad o complicidad de la fuerza armada del Perú y los gobiernos de turno. La usurpación chilena del mar peruano se ha producido porque la Marina de Guerra del Perú (MGP) se ocupa más en poner un monumento al ratero chileno Arturo Prat que en defender nuestro mar territorial, aunque sea con las fragatas de chatarra italiana que tiene.
Visita presidencial y gas peruano
Más de un medio de prensa informa que el tema de la venta del gas peruano se ha tratado en la reciente visita del presidente Alan García a Chile. Para dorar la píldora, como si los peruanos no nos diésemos cuenta de las intenciones del enemigo, Chile presenta el caso como “complementación energética”, cuando está claro que no se puede hablar de complementación entre quien no tiene el recurso (Chile) y quien sí lo tiene (el Perú). Tras bambalinas —pero sin preocuparse mucho de ocultar sus intenciones— está la presión que en este asunto ejerce la fuerza armada chilena.
Estimulados por la tolerancia de los sucesivos gobiernos en el Perúy la MGP a la usurpación de nuestro mar1 y por el gran volumen de capitales chilenos invertidos en el Perú, los militares chilenos desean que se presenten las condiciones necesarias para que se cumpla el objetivo estratégico chileno: que la acción de la fuerza armada chilena llegue hasta donde están sus inversiones (Perú), para “protegerlas”, como dice su Libro Blanco de Defensa.
En este contexto, es motivo de preocupación para los militares chilenos el hecho de que Chile dependa de la importación de gas de países lejanos, porque eso podría obligar a cierto racionamiento que afectaría la reserva estratégica de combustibles de la fuerza armada chilena, que se calcula es para unos 20 días. De ahí el interés de los militares chilenos en que se consiga gas peruano, lo que les permitiría cumplir dos objetivos para asegurar: a) que su reserva de combustibles no sólo no sea afectada por racionamientos sino que se incremente; 2) que la industria del cobre (Codelco) funcione con normalidad, para que siempre proporcione a la fuerza armada chilena el 10% de sus ganancias; y, a la vez, que se reduzcan las reservas energéticas para los peruanos.
Los militares chilenos contemplan con fastidio y enojo la posibilidad de que en una guerra contra el Perú el combustible que utilicen sea de países lejanos; ellos quieren darse el gusto de agredir al Perú empleando combustible peruano. Ahora ya sabemos por qué siempre los chilenos quieren que el Perú les venda gas.
Los políticos y periodistas corruptos que presentan ese cuadro dan a entender que el gas produce dinero sólo si se exporta, cuando estos delincuentes saben muy bien que el gas peruano que se consuma acá no es ni sería repartido gratuitamente. ¿El dinero peruano no es tan bueno como el del extranjero? Además, los oprobiosos contratos avalados por los gobiernos de Toledo y García permiten que se exporte el equivalente de un balón de gas a S/.0.70 y a los hogares peruanos se venda a S/.35.00.
En cuanto a política energética, son urgentes dos medidas: a) prohibir la exportación del gas; b) producir energía eléctrica mediante centrales atómicas3. La deglaciación y la deforestación que promueve el estado peruano ponen un gran signo de interrogación al futuro de la electricidad generada en hidroeléctricas, porque nuestros ríos y lagunas tienen cada vez menos agua.
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1 Por razones desconocidas, la MGP se inclinó por la compra de fragatas de segunda mano que la armada italiana daba de baja. Si se trataba de comprar chatarra flotante, ¿no hubiera sido mejor comprar naves de Holanda, Inglaterra o de los EE. UU.? Además, los barcos italianos vienen con los obsoletos cohetes antibuque Otomat de apenas Mach 0,9, mientras que un país tercermundista como India tiene el Brahmos, de velocidad Mach 2,8. ¿Por qué esa preferencia por armamento italiano subestándar? ¿No será porque en la MGP se prefiere admitir a personas de apellidos italianos en vez de los Quispe, Mamani o Condori?
2 ¿Qué apuro hay en exportar? Los políticos rateros dicen que si se descubre más gas y se atiende el consumo interno, entonces hay que exportar. No, señor: cuanto más gas se encuentre, más tendremos para ser energéticamente independientes, más lejos estaremos de vernos en la necesidad de importar ese recurso. Ojalá el gas durase para varias generaciones, lo cual será posible sólo si se prohíbe la exportación.
3 Hay buena oferta de estas plantas: empresas de Francia, EE. UU., Rusia y Japón —por mencionar las más conocidas— están en condiciones de construirnos plantas con reactores atómicos. En América Latina Argentina, Brasil y México tienen hace años plantas nucleares para producir energía eléctrica; y Venezuela está en tratos para que le construyan una. Sobre energía nuclear en América Latina ver Energía nuclear en Latinoamérica cobra fuerza.
Visita presidencial y gas peruano
Más de un medio de prensa informa que el tema de la venta del gas peruano se ha tratado en la reciente visita del presidente Alan García a Chile. Para dorar la píldora, como si los peruanos no nos diésemos cuenta de las intenciones del enemigo, Chile presenta el caso como “complementación energética”, cuando está claro que no se puede hablar de complementación entre quien no tiene el recurso (Chile) y quien sí lo tiene (el Perú). Tras bambalinas —pero sin preocuparse mucho de ocultar sus intenciones— está la presión que en este asunto ejerce la fuerza armada chilena.
Estimulados por la tolerancia de los sucesivos gobiernos en el Perúy la MGP a la usurpación de nuestro mar1 y por el gran volumen de capitales chilenos invertidos en el Perú, los militares chilenos desean que se presenten las condiciones necesarias para que se cumpla el objetivo estratégico chileno: que la acción de la fuerza armada chilena llegue hasta donde están sus inversiones (Perú), para “protegerlas”, como dice su Libro Blanco de Defensa.
En este contexto, es motivo de preocupación para los militares chilenos el hecho de que Chile dependa de la importación de gas de países lejanos, porque eso podría obligar a cierto racionamiento que afectaría la reserva estratégica de combustibles de la fuerza armada chilena, que se calcula es para unos 20 días. De ahí el interés de los militares chilenos en que se consiga gas peruano, lo que les permitiría cumplir dos objetivos para asegurar: a) que su reserva de combustibles no sólo no sea afectada por racionamientos sino que se incremente; 2) que la industria del cobre (Codelco) funcione con normalidad, para que siempre proporcione a la fuerza armada chilena el 10% de sus ganancias; y, a la vez, que se reduzcan las reservas energéticas para los peruanos.
Los militares chilenos contemplan con fastidio y enojo la posibilidad de que en una guerra contra el Perú el combustible que utilicen sea de países lejanos; ellos quieren darse el gusto de agredir al Perú empleando combustible peruano. Ahora ya sabemos por qué siempre los chilenos quieren que el Perú les venda gas.
Reflexión
Por ser el gas un recurso no renovable, es urgente impedir que se exporte; el gas peruano debe servir para el consumo doméstico, para uso industrial y para desarrollo de industria petroquímica. La exportación de nuestro gas es buena solamente para los coimeros y traidores a la patria que cambiaron el contrato que permite exportar. Las empresas que consiguieron que políticos corruptos “trabajasen” para lograr la exportación repartieron dinero no sólo a los políticos sino también a periodistas de medios de prensa, radio y televisión, para que implanten en el público la idea de que sólo exportando el gas hay provecho para el Perú.Los políticos y periodistas corruptos que presentan ese cuadro dan a entender que el gas produce dinero sólo si se exporta, cuando estos delincuentes saben muy bien que el gas peruano que se consuma acá no es ni sería repartido gratuitamente. ¿El dinero peruano no es tan bueno como el del extranjero? Además, los oprobiosos contratos avalados por los gobiernos de Toledo y García permiten que se exporte el equivalente de un balón de gas a S/.0.70 y a los hogares peruanos se venda a S/.35.00.
De una vez por todas debemos entender que el gas, que va a durar poco, debe consumirse solamente en el Perú, para el consumo en los hogares, para el transporte, para la generación de electricidad para los peruanos (no para exportar electricidad a Chile) y para tener industria petroquímica. Los políticos y periodistas vendidos a intereses extranjeros inflan cifras de nuestras reservas de gas para justificar su exportación, cuando lo sensato y acorde con la seguridad nacional es reservarlo exclusivamente para los peruanos; si se encuentran más yacimientos de gas, igual: no debe exportarse2, los peruanos consumimos y pagamos (el gas que se queda no es ni será consumido gratis). Es inaceptable traición a la patria y al país que se exporte nuestro gas al mismo tiempo en que se niega este recurso a empresas industriales peruanas; y el caso es de lo peor si el enemigo (Chile) puede beneficiarse de ese valioso recurso natural.
En cuanto a política energética, son urgentes dos medidas: a) prohibir la exportación del gas; b) producir energía eléctrica mediante centrales atómicas3. La deglaciación y la deforestación que promueve el estado peruano ponen un gran signo de interrogación al futuro de la electricidad generada en hidroeléctricas, porque nuestros ríos y lagunas tienen cada vez menos agua.
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1 Por razones desconocidas, la MGP se inclinó por la compra de fragatas de segunda mano que la armada italiana daba de baja. Si se trataba de comprar chatarra flotante, ¿no hubiera sido mejor comprar naves de Holanda, Inglaterra o de los EE. UU.? Además, los barcos italianos vienen con los obsoletos cohetes antibuque Otomat de apenas Mach 0,9, mientras que un país tercermundista como India tiene el Brahmos, de velocidad Mach 2,8. ¿Por qué esa preferencia por armamento italiano subestándar? ¿No será porque en la MGP se prefiere admitir a personas de apellidos italianos en vez de los Quispe, Mamani o Condori?
2 ¿Qué apuro hay en exportar? Los políticos rateros dicen que si se descubre más gas y se atiende el consumo interno, entonces hay que exportar. No, señor: cuanto más gas se encuentre, más tendremos para ser energéticamente independientes, más lejos estaremos de vernos en la necesidad de importar ese recurso. Ojalá el gas durase para varias generaciones, lo cual será posible sólo si se prohíbe la exportación.
3 Hay buena oferta de estas plantas: empresas de Francia, EE. UU., Rusia y Japón —por mencionar las más conocidas— están en condiciones de construirnos plantas con reactores atómicos. En América Latina Argentina, Brasil y México tienen hace años plantas nucleares para producir energía eléctrica; y Venezuela está en tratos para que le construyan una. Sobre energía nuclear en América Latina ver Energía nuclear en Latinoamérica cobra fuerza.