Premeditación, alevosía y ventaja en el saqueo chileno de la Casa de la Moneda de Lima en 1881
Escribe: César Vásquez Bazán
El informe del invasor Federico Stuven proponiendo el envío a Chile de los equipos peruanos de amonedación.
En el siguiente informe preparado por Federico Stuven el lector podrá apreciar la sangre fría del chileno para apoderarse mediante el robo de propiedad que le es ajena. Reconoce el ladrón del sur que la Casa de la Moneda de Lima posee la maquinaria de amonedación más moderna, poderosa, rápida y adecuada, manteniéndose en perfecto estado de cuidado y limpieza. Stuven sugiere trasnsportar las maquinarias peruanas a Chile pra hacer de la imperfecta Casa de la Moneda de ese país el primer establecimiento en su género de América.
Dígame, estimado lector, si la Guerra del Salitre no fue una guerra de rapiña...
La Casa de Moneda de Lima
Lima, febrero 8 de 1881
Señor Ministro:
En conocimiento, el infrascrito, de que la Casa de Moneda de esta ciudad poseía las maquinarias de acuñación más acabadas y ponderosas de las conocidas y ser un establecimiento sobresaliente en su género, fui a visitarlo, pues sabía que sus puertas estaban abiertas y viviendo en su interior las familias de varios empleados.
Efectivamente, encontré al Director General de la Casa, quien me mostró todos los anexos y salones de amonedación.
Las secciones de maquinarias consisten en la de fundición, que es formada de elementos los más modernos y adecuados a su objeto; de laminación, colocadas en un extenso departamento especial, con poderosas máquinas, capaces de laminar planchas de oro o plata hasta el ancho de 40 centímetros; y la de acuñación, notable por su nuevo mecanismo y ligereza en hacer su trabajo; la de acordonar monedas, no menos notable que las anteriores, y la de pesos y balanzas, donde está la de comprobar el fino del metal, pudiendo por sí sola separar las monedas que no lo contengan.
Las diversas máquinas de este establecimiento son hechas en Estados Unidos y se encuentran en perfecto estado de cuidado y limpieza, teniendo la gran ventaja de que hagan sus trabajos separadas entre sí y el de no estar combinadas con gran profusión de aparatos mecánicos.
Todas ellas reciben su movimiento por una rueda hidráulica de fierro o por un motor a vapor, una vez que falte el agua para el impulso de la primera.
Enviando a Chile esa maquinaria, nuestra imperfecta Casa de Moneda recibiría un sobrado complemento, quedando así como el primer establecimiento, en su género, que existiera en América.
He creído que debía poner en conocimiento de V. S. lo anterior, a fin de que se sirva ordenar a esta Superintendencia lo que fuere de su agrado determinar sobre ese establecimiento.
Dios guarde a V. S.
Federico Stuven
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