Chile patea a Hugo Ordóñez por miope
Crece latrocinio de estado chileno contra el Perú
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Hugo Ordóñez |
Ley de pesca desconoce tierras tacneñas
El intento de latrocinio del triángulo de 37,000 metros cuadrados de Tacna no les basta, ahora Chile pretende perpetrar la invasión de más territorio peruano con proyecto de ley sobre pesca presentado como moción N.o 5149-21 en la Cámara de Diputados de Chile, con lo que pretenden mutilar aún más los territorios del Perú.
Según esa moción, de fecha 21 de junio de este año, ya no sólo desconocerían el punto de la Concordia estipulado en el tratado de 1929, sino que ubican el punto de partida de la frontera un kilómetro más al norte de ese punto y así robarían 500 kilómetros cuadrados más de mar peruano, incluyendo suelo de Tacna.
¿De qué sirvió a Ordóñez abrazarse con el embajador chileno? Es tarde para llorar. Recordemos que hace pocas semanas el presidente del gobierno regional de Tacna, Hugo Ordóñez, ignorando el patriotismo tacneño, invitó al embajador chileno a provocar a Tacna, permitiéndole que coloque bandera y escudo chilenos ante el monumento a Grau, acto que mereció el rechazo de la población tacneña.
Ordóñez, en su miopía, no entiende que Chile es país delincuente y que nunca cesarán en sus intentos por mutilar nuestro territorio y someter nuestra economía.
Ahora Ordóñez ―sobreponiéndose a la vergüenza de su nefasta cortesía hacia el embajador del país agresor― se lamenta y explica que la propuesta chilena señala como límite para la pesca del jurel el paralelo 18º 20’ 08", "lo que en la práctica significa ubicar (la frontera sur) a más de un kilómetro al norte del punto Concordia, que es el verdadero punto de inicio de la frontera entre Perú y Chile de acuerdo con el tratado de 1929".
Indicó que esta "absurda pretensión" de los diputados chilenos implica una usurpación de otros 500 kilómetros cuadrados, más adicionales a los 37 mil kilómetros cuadrados del mar de Grau ya tomados de facto por Chile, situación que el Perú trata de corregir encausándola ante la Corte de La Haya.
De perpetrarse este latrocinio usurparían el mar de Grau y se robarían el territorio que queda debajo del paralelo. De esta manera los ladrones chilenos se apoderarían del puesto de vigilancia Bolognesi, el sector Conchal y parte de Santa Rosa.
La lumpenesca propuesta todavía espera en la Cámara Baja del Congreso de Chile. Con ello acechan para establecer una zona marítima de Chile para la captura del jurel en la nueva región Arica-Parinacota. Los diputados autores de esta norma que pretende validar el latrocinio de territorio peruano son los diputados Carolina Toha, Alfonso de Urresti, Martha Isasi, Roberto Leon y Alejandro Sulei.
Ordóñez, ya arrepentido y reaccionando, declaró que exigirá a la Cancillería peruana tomar cartas en el asunto, con el objetivo de frenar esta propuesta que sería una solapada continuación de lo que se buscaba hacer con la creación de la región Arica-Parinacota. Del mismo modo, anunció que convocará ―¡ahora que se acuerda y le duele!― a las organizaciones patrióticas de Tacna y organizaciones de la sociedad civil a pronunciarse sobre esta nueva pretensión de nuestro complicado vecino sureño.
Muy tarde para llorar, Ordóñez, hay que aprender a guardar las distancias con los vecinos ladrones y asesinos. Lo mismo podemos decir también del alcalde de Tacna, que se abrazó con el alcalde de Arica. Así, siguen el juego chileno de ablandar los sentimientos patrióticos de Tacna para que más tarde accedan al paso del gas de Camisea a Chile.
Debemos tener presente que siempre, para robar, Chile amaga cien para obtener aunque sea diez; esto explica por qué desde Santiago, una tras otra, parten iniciativas o declaraciones que casi saturan la capacidad de respuesta política y diplomática del Perú, todo lo cual tiene por objeto generar confusión y levantar polvareda que les permita salirse con la suya al menos con una parte de sus pretensiones de robo que son siempre maximalistas. Desde el punto de vista diplomático, el país delincuente chileno, dentro de sus planes, aparecerá siempre como la parte que “cede” algo del territorio ajeno apetecido con tal de quedarse con la parte que les interese más.
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