El gobierno conservador de Irán, presidido por Mahmud Ahmadinejad y dirigido en la práctica por un grupo de jefes religiosos, parece que con cada día que pasa tiene más cerca el fantasma de un ataque militar de Israel y los EE. UU., que son los países que más proclaman su oposición al régimen iraní.
Hace poco los EE. UU. han impuesto una serie de medidas para limitar el comercio entre Irán y otros países. Además, ha tenido éxito la presión que israelíes y estadounidenses ejercieron sobre Rusia para evitar que este país entregue a Irán cohetes antiaéreos S-300, cuya efectividad anularía cualquier ataque de aviones o cohetes contra Irán.
Aspectos políticos
El propósito de los EE. UU. y de Israel es demostrar en el Medio Oriente que lo que ellos dicen es ley. En este caso particular, el aislamiento económico y político que se impone a Irán tiene por finalidad lograr que nadie en la zona compita con Israel desarrollando bombas atómicas. EE. UU. considera que Israel es un país de conducta irreprochable, por lo cual ve con buenos ojos que Israel tenga bombas atómicas, al mismo tiempo que le parece pésimo que Irán haga armas similares; el lema es “Sólo Israel debe tener bombas atómicas, pero no Irán”.
Sin embargo, no todo va a ser sencillo. Hasta hace poco Turquía era un país islámico con el que Israel se llevaba muy bien: activo intercambio comercial, asesoría militar de Israel a Turquía, turismo en ambas direcciones, etc. Añádase a esto que Turquía es país miembro de la OTAN. Pero se han presentado diversas situaciones que poco a poco han hecho cambiar la alineación prooccidental de Turquía. En primer lugar está el permanente rechazo o puertas cerradas a la aspiración de los turcos de formar parte de la Unión Europea; los europeos siempre encuentran algún motivo para postergar la incorporación de Turquía a ese bloque multinacional.
Los turcos parece que han llegado a la conclusión de que esto afecta a su dignidad nacional, sienten que por ser una nación con mayoría de población musulmana son rechazados en un conjunto de países en los que predomina la religión cristiana. Otro hecho que ha influido en la toma de posiciones de Turquía fue el ataque israelí (operación “Plomo fundido”) contra Gaza, totalmente desproporcionado y que duró semanas pese a los intentos de mediación de los turcos, que se sintieron desairados al percibir que los israelíes, prestando oídos sordos a los intentos de mediación turcos, prosiguieron su campaña con toda intensidad.
Consecuencias militares
Cohetes sistema antiaéreo BUK |
Israel sobreestimó la influencia que tenía en Turquía y creyó que este país iba a aguantar todo el tiempo el papel de amigo desairado y condescendiente. Y viene a cuento un ataque aéreo israelí a Siria, en 2007, que tuvo por objeto destruir lo que parecían ser instalaciones nucleares. El detalle técnico de este ataque es que los aviones israelíes entraron al espacio aéreo sirio sobrevolando cielos turcos; en otras palabras, los aviones aparecieron por donde no los esperaban los sirios.
Como todo tiene un límite, los turcos han dicho “¡Basta!”, y el mes de mayo se supo que Turquía había instalado defensas antiaéreas en la frontera con Siria. Preguntados funcionarios turcos acerca de esto, que sólo parecía ser un rumor, respondieron no solamente confirmando el emplazamiento de ese material de guerra sino aclarando que lo hacían para evitar que la aviación israelí ataque Siria o Irán utilizando cielos turcos. Además, a inicios de este mes de julio, se ha conocido que Irán ha instalado un moderno radar en Siria.
En el caso de los iraníes, poner un radar en Siria les da un valioso tiempo de alerta si aviones israelíes sobrevuelan Siria con destino a Irán. Por supuesto que Israel podría bombardear y destruir el radar iraní, pero esto se vería como un acto de guerra contra Siria e Irán, y así el conflicto podría iniciarse antes de lo previsto. La destrucción del radar iraní en Siria sería tan grave como que los rusos o chinos destruyan un satélite militar de los EE. UU., acción que sin lugar a dudas sería un acto de guerra.
Opciones de Israel
El deterioro de las relaciones con Turquía, que no permitirá el sobrevuelo de aviones israelíes, y el descubrimiento de ciertos acondicionamientos en bases aéreas de Georgia y Azerbaiyán que indicarían una posible utilización por parte de la aviación israelí ya tienen en alerta a Irán, que sabe que desde esos países podría venir un ataque, que sería enérgicamente respondido1. Estas complicaciones, frente a las cuales es posible que esos dos países se nieguen a ser utilizados como trampolín para un ataque israelí, dejan a Israel prácticamente con la única opción de utilizar sus cohetes Jericó, que tienen carga nuclear y son lanzados desde submarinos.
Cohete Jericó 3 |
No es seguro que el 100% de los proyectiles de Israel den en el blanco, porque los iraníes tienen una fuerza aérea de unos 150 aviones en condiciones de vuelo y además en todo su territorio cuentan con sistemas antiaéreos como el BUK o el TOR, un gran número de cañones antiaéreos de tubos múltiples dirigidos por radar; y para fines ofensivos tienen cohetes tierra-tierra de 2000 km de alcance, capaces de impactar en territorio israelí con explosivos normales (500 kg) o carga química, lo que les da cierta capacidad de respuesta. La marina de guerra iraní, con sus numerosas unidades ya preposicionadas, con seguridad podría enfrentarse a las naves estadounidenses y bloquear el estrecho de Ormuz y alterar seriamente el tránsito de barcos petroleros.
Si Israel lanza un gran número de sus cohetes, de todas maneras algunos podrían destruir los objetivos previstos. Con todo, den o no en el blanco preciso, estos proyectiles con carga nuclear estallarían en territorio iraní, lo cual tendría gravísimas consecuencias, puesto que en países islámicos cuyos gobiernos son tibios frente a Israel se producirían grandes movilizaciones que derribarían a los gobiernos prooccidentales.
En cuanto a los EE. UU., tendrían que asumir las consecuencias de su permanente e incondicional apoyo a Israel; y estarían ante el dilema de decidir si se suman a esa aventura o aparentan una posición neutral (que sería muy poco creíble). Estando empantanados en las guerras en Iraq y Afganistán, es dudoso que los estadounidenses quieran involucrarse en un conflicto más. Y habría que ver la reacción de Rusia y Turquía, que limitan con Irán, ante la nube radiactiva que les llegaría como consecuencia de un ataque israelí con bombas nucleares. Añádase a esto que los sirios, pese a la amenaza de las bombas atómicas de Israel, podrían entrar en guerra porque tienen cohetes tierra-tierra2, dispersos en todo su territorio, con los cuales podrían bombardear las ciudades israelíes incluso si ellos (los
Cohetes antiaéreos TOR M1 |
sirios) sufren un ataque nuclear. Tampoco hay que pensar que en una situación de conflicto generalizado, la milicia libanesa Hezboláh, aliada de Irán y que es la única fuerza islámica que ha derrotado a los israelíes en el campo de batalla, se vaya a quedar con los brazos cruzados3.
Todo este tenebroso panorama se evitaría si Israel e Irán permitiesen la inspección de sus territorios; hasta el momento el más reacio a tolerar inspecciones es Israel, que exige control e inspecciones a Irán pero rechaza categóricamente que los inspectores internacionales visiten lugares de su territorio donde se presume que hay armas nucleares4. Éste no es asunto ajeno a nosotros; un ataque nuclear produce contaminación atmosférica radiactiva que los vientos llevarían a todos los países del mundo, que deberían exigir con energía que por igual Israel e Irán acepten la inspección de todo su territorio5 para comprobar la existencia de armamento nuclear. Ya la gente no cree a ciegas en lo que informan los medios de comunicación occidentales.
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1 Si se produjera un ataque aéreo israelí a Irán desde Georgia o Azerbaiyán, los aviones judíos quizá podrían regresar a Israel, pero esos dos países que prestaran sus aeródromos pagarían muy cara su complicidad; Irán tendría el derecho de responder militarmente para castigar su colaboración.
2 Con potente carga explosiva o con carga química contaminante.
3 Hay informes que desde la guerra de 2006, Hezboláh se ha rearmado más, y ahora no sólo tienen cohetes Katyusha, de 20 km de alcance, sino otros de más de 60 km de alcance, que le permitirían atacar varias ciudades israelíes.
4 La existencia de las armas atómicas de Israel fue revelada, con fotografías y todo, por Mordechai Vanunu, que estuvo años en prisión por esa denuncia.
5 Ningún país tiene corona, ni se le puede permitir que actúe al margen de la ley internacional, especialmente si pone en peligro la seguridad de otras naciones.