Frío mata a 409 peruanos de enero a julio


El ministerio de Salud confirmó la muerte de 409 peruanos, la mayoría niños, a causa del frío, de enero a julio, mientras el Gobierno derrocha millones en campañas contra la falsa pandemia de Gripe AH1N1, que más bien ya cuenta con algunas víctimas a causa de la vacunación.


La temporada de frío no es ninguna novedad en el Perú, es un clima que por milenios conserva el mismo patrón. De allí la incapacidad y falta de liderazgo del Gobierno para contrarrestar estas pérdidas de vidas, totalmente evitables.

Por un lado, el presidente Alan García proclama que la economía del Perú crece, pero no vemos cuánto se invierte en programas para mejorar la calidad de vida de las personas que habitan en estos lugares afectados por las nevadas.

Los programas del ministerio de Salud llevan médicos, pero no hay inversión en mejoramiento de las condiciones de vida de los peruanos que padecen frío.

Para enriquecer con más de 400 millones a la prensa sumisa, regalándole dinero por publicidad estatal sí hay dinero, como se ha denunciado. Por eso vemos esos avisos en TV, radio y prensa escrita que nos dicen “El Perú avanza”. Sí que avanza en incapacidad del Gobierno y en muertes.

¿Por qué no se utilizan esos fondos en dotar de sistemas de calefacción solar a las viviendas de las personas más pobres de estos lugares? ¿Por qué no instala calefacción en las escuelas de estos lugares, siendo los niños los que más mueren? Estas pobres criaturas deben pasar sentados escuchando sus clases en aulas heladas, lo cual aumenta el frío estando el cuerpo con poca actividad física al estar sentados.

Hay muchas acciones que podrían realizarse si un Gobierno hubiese subido al poder para actuar con equidad y responsabilidad, pero cuando la mente está ocupada en faenones ya no tiene tiempo para preocuparse de indígenas pobres que estén muriendo. Hasta se podría pensar que siendo tan fácil prevenir estas muertes, la indolencia e inacción de Gobierno sea un acto premeditado para exterminar a esos indígenas tan incómodos cuando reclaman sus derechos.