Una de las razones por las cuales los transportistas afiliados a la Corporación Nacional de Transportistas del Perú (CONET) paralizan hoy es la prohibición de la alcaldesa de Lima Susana Villarán de circulación a los buses nuevos adquiridos sujetándose a las normas municipales y de transportes de su fecha de adquisición.
Sorprendentemente, estas unidades son las que Lima necesita, pues emplean gas, combustible que no contamina el aire como la gasolina o el petróleo.
La negativa municipal no responde a una simple irracionalidad. Es un faenón por el cual favorecen a una solo fabricante al precisar características técnicas que cumple uno solo de ellos.
Así, los pequeños empresarios, que para adquirir sus unidades a gas con deseos de ofrecer un mejor servicio se endeudaron, no podrán utilizar sus vehículos, lo cual constituye un abuso sin precedentes a los pequeños empresarios.
En tanto, los propietarios, choferes y cobradores de buses de transporte público acatan un paro de 24 horas en protesta contra las fotopapeletas y por las “excesivas” multas que se les impone cuando cometen alguna infracción.
No obstante tener culpa los choferes en el alto índice de accidentes, las autoridades de transporte y municipales comparten responsabilidad por su falta de fiscalización y hasta ahora nada se hace contra los burócratas que entregan licencias de conducir a personas que realmente no saben hacerlo en forma prudente.
Julio Rau Rau, dirigente de la Corporación Nacional de Transportistas del Perú (Conet), denunció la detención de sus afiliados en los diversos conos, lo cual impide una movilización prevista, que debía concentrarse en la Plaza Dos de Mayo para dirigirse al Congreso de la República.
El dirigente cuestionó las multas, a las cuales calificó de excesivas y muy caras.