Bien se dice que el empleado que derrocha es un ratero. El impresentable presidente del Congreso, Luis Galarreta, defendió con uñas y dientes, mejor dicho, con garfios y dientes el derroche perpetrado en el Congreso de la República en gastos superfluor, como televisores de pantalla grande, frigobares, computadoras y flores por S/ 84 mil.

Nada le importó que horas antes el presidente Martín Vizcarra haya exhortado a los poderes públicos para practicar la austeridad, de modo que lo hace el Poder Ejecutivo.

Con todo desparpajo, Galarreta  justificó esas adquisiciones y se lanzó contra la prensa criticando la forma en que algunos medios manejan la información sobre esos escándalos.

Trató de disimular el derroche amparándose en la transparencia con que se realizan esas compras y mencionó que esos gastos serán auditados por la Contraloría.

Como se sabe, el Congreso autoriza su propio presupuesto, es decir, hace su propio marco de gastos para darles legalidad, pero esto está reñido con la legitimidad y además es una afrenta a la pobreza de muchos peruanos que tienen que mantener a estos legisladores con sus impuestos.

El parlamentario tildó de “irresponsable”  que se comente que compraron esos televisores “para ver el Mundial” y aseguró que el lote de 60 equipos será entregado recién en agosto y agregó que hace cinco años se compró 345 televisores sin que haya escándalo.

Insistió en que respaldarán la ley contra los medios mermeleros, como había comentado hace días ante la prensa.