La impresentable Yesenia Ponce, la fujimorista que no terminó el colegio y es protegida por su bancada pese a las evidencias de falsificación de documentos y otros actos para sustentar su embuste acerca de sus estudios, practicaba en su despacho cómo llorar como recurso para conseguir la impunidad en el Congreso.

Aldo Rodríguez Uceda, quien trabajó con Ponce, la calificó de “mentirosa” por ensayar tales escenas, según declaró durante su presentación en la Comisión de Ética del Congreso que investiga a la parlamentaria de Fuerza Popular por presuntamente haber presentado documentos falsos para sustentar sus estudios secundarios.

Aunque el fujimorismo quiere nuevamente la impunidad para ella, por los rastreros y sucios servicios que presta (recordemos que asintió que el fujimorismo perjudique a su región bloqueando el proyecto Chinecas con fines de manipulación política), será difícil que esta vez vuelva a blindarla, dado el gran escándalo y las evidencias mayúsculas. En 20 días se conocerá el veredicto de dicha comisión.

Durante la sesión, Esther Ayala Campos y Manuel Ojeda Campos, supuestos profesores de Yesenia Ponce negaron haber ejercido la docencia. Ni siquiera son profesores. Ayala es técnica de enfermería y Ojeda vende productos para mascotas desde hace muchos años.

También declaró Medalid García Pardo, directora de la UGEL 04, quien dijo no reconocer los visados del certificado de estudios presentados por Ponce y sostuvo  que dichos documentos no corresponden a los formatos establecidos y no figuran en los archivos de la UGEL 04.

Aldo Rodríguez Sánchez, padre de Rodríguez Uceda, manifestó que Ponce le pidió realizar un depósito de 10 mil soles a una cuenta en una agencia del Banco de la Nación frente al aeropuerto Jorge Chávez, en el Callao, el 27 de abril del 2017 y agregó que  desconoce a favor de quién hizo el depósito, pese a que le dieron el nombre del beneficiario en un papel.

En la comisión, Ponce evadió responder cuál era su mejor amigo en 4to y 5to grado de secundaria, algo que cualquiera recuerda, y llorando dio otras respuestas y no  contestó lo preguntado, exigiendo que la reunión sea reservada. ¡Como si fuese secreto de Estado! Preguntada por la congresista Milagros Salazar quiénes fueron sus docentes y compañeros en secundaria, Ponce respondió: “Congresista Milagros Salazar, yo he buscado pero no quieren venir (…) No puedo mencionar un nombre sin que ellos me lo permitan”.