Rocío Ferrel
La figura de los indultos presidenciales, consagrados por la Constitución, está degradándose en los últimos gobiernos por su mal uso y hasta posible uso delictivo de esta facultad.
La ley ha establecido impedimentos para el indulto, como a los presos por actos de terrorismo, entre otros, pero estas restricciones no son suficientes, debido a la calidad ética de los gobernantes. Como ejemplo tenemos:
Los famosos narcoindultos otorgados por Alan García, donde hasta se vio cómo con todo desparpajo su exministro de Justicia Aurelio Pastor iba a las cárceles a escoger sólo a presos por narcotráfico, que son los que podrían pagar importantes sumas por sus indultos.
Además García indultó también argumentando “enfermedad terminal” de presos por corrupción, que hasta ahora siguen vivos.
Otro ejemplo fue el escándalo del indulto al exdictador Alberto Fujimori otorgado por Pedro Pablo Kuczynski, que le costó la vacancia y que después fue anulado.
Y ahora el indulto al cabecilla de la organización criminal fujimorista, prometido por su hija, el cual, aunque no sea procedente, sabemos la capacidad de manipulación política que puede cambiar normas para que se haga realidad.
Tenemos también al candidato Pedro Castillo, quien aunque ha asegurado que no indultará a ningún terrorista, propone indultar a Antauro Humala argumentando “exceso de carcelería”. Aunque fuese cierto que el reo ya debió salir en libertad, el presidente no debe ser el conducto para recuperar su libertad.
Sucesivos congresos mediocres no han sido capaces de proponer una reforma constitucional para eliminar los indultos presidenciales, pues esa facultad nos asemeja a la época de los emperadores romanos, quienes a su voluntad podían determinar el destino de una persona sin importar la justicia. El Perú debe modernizarse y esta tara debe ser suprimida.
Los rezagos grotescos de los grandes poderes imperiales deben ser eliminados de la modernidad. Historynotes.info
Un indulto no tiene por qué pisotear la justicia. Un condenado debe cumplir con la pena de prisión impuesta. Un presidente no tiene por qué estar por encima de la justicia, no es su función impartir justicia y su criterio puede ser erróneo o abusivo.
Que un presidente pueda indultar según su libre parecer implica que por algún motivo de notoriedad, interés político o familiar se puede preferir a unos y dejar de lado a otros que sí podrían merecer ser indultados. No puede ser que corruptos delincan esperando que un político de su partido llegue al poder para burlarse de la justicia y salir en libertad.
Los indultos sí deberían mantenerse pero a cargo de una comisión independiente que considere exclusiones por delitos graves como terrorismo, violación, proxenetismo, asesinato, corrupción, etc., y criterios estrictamente objetivos y probados establecidos por ley, por ejemplo:
- Enfermedad probadamente terminal
- Buena conducta en prisión
- Haber pagado la reparación impuesta por el Poder Judicial
- Proclamación pública de arrepentimiento del condenado
- Haber cumplido al menos 3/4 de la condena
Además, podría indultarse a personas que no se encuentran en estado terminal pero que han cometido delitos por los cuales fueron condenados a pocos años de prisión, si han cumplido la mayor parte de la pena y tenido buena conducta, cuando su libertad sea necesaria para sostener a hijos menores.
En fin, los criterios pueden ser mejores, lo más importante es que un presidente no pueda indultar más en el futuro.
Si se promueve una nueva Constitución, la eliminación de los indultos presidenciales debe darse ya. Si no habrá nueva Constitución entonces el Congreso debe reformarla para eliminar esta aberración.
Ni Fujimori, ni Antauro ni minotauro deben salir de su oscuro laberinto antes de tiempo. La sociedad debe aprender a respetar la justicia.
Indultos presidenciales en gobiernos de 1975 a 2009*
Francisco Morales Bermúdez: 403
Fernando Belaunde: 2839
Alan García (I): 4316
Alberto Fujimori (I): 2823
Alberto Fujimori (II): 3821
Valentín Paniagua: 508
Alejandro Toledo: 309
* (Fuente: Raúl Mendoza Cánepa. «Fujimori y el indulto»).