Hace unos días Martha Carolina Linares Barrantes, exgerente de Essalud, salió a denunciar al presidente de esa institución, Mario Carhuapoma Yance, acusándolo de presiones para contratar a personal que no cumple con los requisitos para ocupar determinados puestos.
Incluso relata que una serie de mujeres rondaban su oficina y dijeron que Carhuapoma les había ofrecido puestos importantes, insinuando otro tipo de favores.
Todo ello podría ser cierto y debe ser investigado, además, Carhuapoma no debería estar al frente de una institución como Essalud por sus escándalos de denuncias de violencia familiar y conducir en estado de ebriedad.
No sólo eso, diversos colegas de Carhuapoma, químico farmacéuticos, rechazan el hecho de que se aferre al cargo de decano del Colegio Químico Farmacéutico del Perú y a la vez presida Essalud, pues un presidente ejecutivo de esta institución requiere dedicación exclusiva.
Linares, más de lo mismo
En cuanto a la denunciante, Carolina Linares, ella se define como una “trabajadora honesta” al denunciar las presiones. No obstante, su autoproclamada honestidad queda en duda, pues durante la gestión de Fiorella Molinelli guardó silencio cómplice sobre los acomodos de los gerentes de Essalud en cargos de confianza.
Dichos sujetos, amparados por la Molinelli, poco antes del cambio de gobierno, este 28 de julio, maquinaron una estrategia para entornillarse de forma definitiva, cuando los cargos de confianza terminan con el cambio de autoridad.
Para perpetrar su plan, modificaron el Reglamento de Organización y Funciones de Essalud (ROF) con lo cual se habrían enquistado en puestos permanentes nada menos que 80 gerentes en planilla dorada en la sede principal, que decide las grandes adquisciiones y políticas de Essalud, hecho que debería ser investigado por la Contraloría General de la República.
En sus declaraciones para la prensa, Linares sigue guardando silencio sobre los 80 gerentes, pese a que en Essalud el hecho es de conocimiento público. Es más, estos 80 parásitos van a petardear a cualquier nuevo titular de Essalud que quiera enderezar la institución, pues están acostumbrados a las maquinaciones.
Carhuapoma
Tras dos meses, Carhuapoma no ha removido a ningún gerente de Essalud. Generalmente acceden a esos puestos por favores políticos a través de una mafia aprofujimorista, y sólo están para gozar de una planilla dorada mientras los asegurados sufren las deficiencias pese a que pagan por ella mediante sus aportes.
Carhuapoma no ha hecho nada para cambiar el actual panorama de azote a los asegurados, pues se abultaron los presupuestos para el covid, donde se perpetraron latrocinios como la compra de los lentes de protección sobrevalorados, presuntos negociados en la contratación de personal extranjero mal preparado que pone en riesgo a los pacientes, compra de tomógrafos (¿usados?) y otros, mientras que para los demás pacientes no covid sólo hay desatención, falta de medicinas y hasta muerte.
Las irregularidades fueron expuestas por Linares Barrantes, quien era gerente general en la institución y señala constantes presiones del propio Carhuapoma y de sus asesores “para que, en contraversión [sic] a las normas y leyes vigentes, entre otras cosas, incorporar en cargos directivos a personas que no reúnen el perfil técnico requerido”. (En realidad, debió decir contravención, no “contraversión”).
Linares envió en setiembre un memorando al jefe del Órgano de Control Institucional, Flavio Aquize, explicando que se devolvió un grupo de expedientes sobre la designación de funcionarios donde se advierte “que los mismos no habrían seguido el procedimiento regular, situación que podría afectar el normal desarrollo de la entidad”.
En los documentos entregados se demuestra que los expedientes fueron “alcanzados de modo incompleto, lo que resta transparencia”. Antes de renunciar al cargo, Linares se reunió por última vez con Carhuapoma.
Es decir, es la lucha de la mafia enquistada, que no quiere tolerar que una nueva mafia les reste prerrogativas.
Linares recibiendo respaldo tras su denuncia
Probablemente sin conocer bien la historia de Linares, se han pronunciado por su reposición y por el retiro de Carhuapoma el alcalde de Lima Jorge Muñoz y la Confiep, como si fuese esa la solución y no la extirpación de los gerentes putrefactos.
Ministras Mirtha Vásquez y Betssy Chávez deben tomar el toro por las astas
Un buen antecedente de la presidente del Consejo de Ministros Mirtha Vásquez es el haber frenado ascensos que entre gallos y medianoche tramó personal del Congreso antes del 28 de julio de este año.
Esperemos que Vásquez y la ministra de Trabajo (pues Essalud está adscrito a dicho ministerio) Betssy Chávez realicen un completo análisis de quiénes ocupan los altos cargos en la gerencia central y si todos incurrieron en aprovechamiento, pues a cortar cabezas y no confiar en la CGTP y la CTP, pues sus dirigentes, como Carmela Sifuentes, pese a tener cargo en el directorio de Essalud, nunca denunciaron las grotescas irregularidades ni la corrupción.
Carhuapoma debe irse, pero junto con los 80 gerentes parásitos. El nuevo presidente de Essalud debe ser una persona proba, no debe haber ninguna duda sobre su honestidad.
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