El presidente Pedro Castillo mostró este 30 de agosto nulo respeto por la Policía Nacional y por Santa Rosa de Lima venerada por la mayoría de los peruanos y desairó con su ausencia en la celebración de la tradicional misa en la catedral de Lima, que dio paso a la procesión.
Andrés Valle. Andina
Todos los presidentes han manifestado siempre sus respetos por Santa Rosa de Lima, así como por la procesión del Señor de los Milagros, y sólo han dejado de estar presentes en las celebraciones por motivo de viaje.
Sin embargo, Castillo dio la espalda a los fieles católicos, pues aunque a muchos no les interese la presencia de la persona Pedro Castillo, la presencia del Presidente de la República es lo tradicional y lo que corresponde.
Para más desprecio, cuando la procesión de Santa Rosa de Lima pasó por Palacio, Castillo tampoco salió para saludar.
Siguió al mandatario en el desaire el ministro del Interior Willy Huertas, rompiendo también la tradición, pues en la ceremonia la presencia del titular del Interior siempre fue infaltable.