Demandan aceptar donación alemana para el Museo de la Memoria
Diversas instituciones y personalidades solicitaron al gobierno aceptar la donación del gobierno alemán para la creación del Museo de la Memoria, pues el gobierno aprista la rechazó y en cambio propone emplear ese dinero en ayuda social a personas de bajos recursos víctimas de la violencia terrorista.
Diversas instituciones y personalidades solicitaron al gobierno aceptar la donación del gobierno alemán para la creación del Museo de la Memoria, pues el gobierno aprista la rechazó y en cambio propone emplear ese dinero en ayuda social a personas de bajos recursos víctimas de la violencia terrorista.
Resulta sorprendente que el gobierno peruano cometa la vulgaridad de rechazar la finalidad de una donación y proponer lo que se le antoje. Todos sabemos que lo que le sobra al Apra es la grosería y la procacidad, pero, ¿no tenemos una Cancillería que vigile que las relaciones con los países se conduzcan de forma por lo menos aceptable?
La idea surgió cuando la canciller Angela Merkel visitó la muestra fotográfica Yuyanápaq, testimonio gráfico recogido por varias instituciones, que muestra el sufrimiento de las poblaciones más pobres durante la época de la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000, tras lo cual decidió ofrecer la donación.
La negativa del gobierno aprista de construir el museo con esa donación confirma su propósito hacer lo posible para que la memoria colectiva no recuerde la verdadera historia y así borremos parte de nuestra identidad, de modo que los peruanos ni si quiera se conozcan a sí mismos. De hecho, en las escuelas circulan libros que, por ejemplo, narran una historia de la Guerra con Chile que denigra al Perú y enaltece a Chile (ver: ¡Infamia contra escolares al descubierto!
y ¡Lavado cerebral a escolares promovido por Ministerio de Educación!).
En este siniestro plan contra nuestra Historia el Apra lo comenzó desde 1985, cuando suscribió secretamente el Acta de Lima con los chilenos, para maquillar la Historia y volverla mentirosa. Aunque el Congreso no aprobó esa oprobiosa acta, los hilos apristas se mueven para conseguir su propósito y uno de los resultados son los libros arriba señalados, además de la desaparción del curso de Historia como materia independiente: ahora sólo es un apéndice de un curso llamado Ciencias Sociales.
La única posición relativamente aceptable podría ser el cuestionamiento del ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, quien pese a seguir la consigna del poder ejecutivo de proponer que la donación sea destinada a las propias víctimas del terrorismo, y no a la construcción del museo, puso de relieve que la muestra Yuyanápaq refleja el sufrimiento que padecieron los civiles durante el terrorismo, pero no el que padecieron los militares, policías y ronderos.
No obstante, ¿por qué el gobierno no se preocupó entonces de realizar una recopilación fotográfica del sufrimiento de las víctimas policiales y militares? ¿Por qué se queja el Ministerio de Defensa si no tiene una muestra lista? Si no lo ha hecho no puede quejarse de que una gobernante extranjera vea sólo lo que está preparado para mostrarse. Además, resulta improbable que Alemania se oponga a que en el Museo de la Memoria se incluya también esta muestra del otro sector de peruanos militares, policías y ronderos que sufrieron con el terrorismo, pues la idea básica es exponer a víctimas y victimarios, sea del bando que fuesen.
Esos militares o policías violadores de derechos humanos son malos elementos de las fuerzas del orden que nada tienen que hacer con los buenos militares, todo peruano desea que las fuerzas armadas permanezcan sanas y fortalecidas, como debe ser, principalmente ante cualquier acto que podría realizar Chile, país enemigo, que se arma desenfrenadamente apuntando hacia el Perú.
Por último, a cualquier gobierno europeo le disgustará que el gobierno peruano pida dinero para ayuda social a los pobres o víctimas del terrorismo, pues en esos países es bien conocido que las donaciones para caridad no llegan debidamente a los pobres, sólo les alcanza una parte después de recibir los embates de los respectivos faenones.
La idea surgió cuando la canciller Angela Merkel visitó la muestra fotográfica Yuyanápaq, testimonio gráfico recogido por varias instituciones, que muestra el sufrimiento de las poblaciones más pobres durante la época de la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000, tras lo cual decidió ofrecer la donación.
La negativa del gobierno aprista de construir el museo con esa donación confirma su propósito hacer lo posible para que la memoria colectiva no recuerde la verdadera historia y así borremos parte de nuestra identidad, de modo que los peruanos ni si quiera se conozcan a sí mismos. De hecho, en las escuelas circulan libros que, por ejemplo, narran una historia de la Guerra con Chile que denigra al Perú y enaltece a Chile (ver: ¡Infamia contra escolares al descubierto!
y ¡Lavado cerebral a escolares promovido por Ministerio de Educación!).
En este siniestro plan contra nuestra Historia el Apra lo comenzó desde 1985, cuando suscribió secretamente el Acta de Lima con los chilenos, para maquillar la Historia y volverla mentirosa. Aunque el Congreso no aprobó esa oprobiosa acta, los hilos apristas se mueven para conseguir su propósito y uno de los resultados son los libros arriba señalados, además de la desaparción del curso de Historia como materia independiente: ahora sólo es un apéndice de un curso llamado Ciencias Sociales.
La única posición relativamente aceptable podría ser el cuestionamiento del ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, quien pese a seguir la consigna del poder ejecutivo de proponer que la donación sea destinada a las propias víctimas del terrorismo, y no a la construcción del museo, puso de relieve que la muestra Yuyanápaq refleja el sufrimiento que padecieron los civiles durante el terrorismo, pero no el que padecieron los militares, policías y ronderos.
No obstante, ¿por qué el gobierno no se preocupó entonces de realizar una recopilación fotográfica del sufrimiento de las víctimas policiales y militares? ¿Por qué se queja el Ministerio de Defensa si no tiene una muestra lista? Si no lo ha hecho no puede quejarse de que una gobernante extranjera vea sólo lo que está preparado para mostrarse. Además, resulta improbable que Alemania se oponga a que en el Museo de la Memoria se incluya también esta muestra del otro sector de peruanos militares, policías y ronderos que sufrieron con el terrorismo, pues la idea básica es exponer a víctimas y victimarios, sea del bando que fuesen.
Esos militares o policías violadores de derechos humanos son malos elementos de las fuerzas del orden que nada tienen que hacer con los buenos militares, todo peruano desea que las fuerzas armadas permanezcan sanas y fortalecidas, como debe ser, principalmente ante cualquier acto que podría realizar Chile, país enemigo, que se arma desenfrenadamente apuntando hacia el Perú.
Por último, a cualquier gobierno europeo le disgustará que el gobierno peruano pida dinero para ayuda social a los pobres o víctimas del terrorismo, pues en esos países es bien conocido que las donaciones para caridad no llegan debidamente a los pobres, sólo les alcanza una parte después de recibir los embates de los respectivos faenones.