Nuestra ruta de mañana
Los saludamos muy fraternalmente en este acto celebratorio del 7mo aniversario de Nuestra Bandera.
Esta noche, con entusiasta emoción, evocamos el trabajo realizado, las jornadas vividas, los momentos de vigilia que debimos afrontar en el empeño de cumplir con el deber; el camino recorrido, complejo, difícil, pero altamente compensado por el reconocimiento que ha alcanzado nuestra publicación.
Los saludamos muy fraternalmente en este acto celebratorio del 7mo aniversario de Nuestra Bandera.
Esta noche, con entusiasta emoción, evocamos el trabajo realizado, las jornadas vividas, los momentos de vigilia que debimos afrontar en el empeño de cumplir con el deber; el camino recorrido, complejo, difícil, pero altamente compensado por el reconocimiento que ha alcanzado nuestra publicación.
Nuestras primeras palabras encierran gratitud
hacia quienes hicieron posible no solamente que Nuestra Bandera apareciera en el escenario peruano en un ya casi lejano 2002, sino que perseveraron en el esfuerzo asegurando que hoy lleguemos a la edición mensual número 84 de un vocero que es una expresión vigorosa de lucha en el duro escenario peruano.
Porque están físicamente ausentes, saludamos a Asunción Caballero y a Violeta Valcárcel que, desde su lecho de enfermos nos han remitido adhesiones que valoramos altamente
Pero nuestro homenaje principal alude a la presencia de quienes ya no están con nosotros. Compañeros que nos ayudaron, escribieron en nuestras páginas, nos dieron aliento, divulgaron nuestra prensa, se sintieron amigos, colaboradores, compañeros de lucha de Nuestra Bandera, desde que nació hasta que ellos se fueron confundidos con el polvo estelar que nos alienta.
Nos referimos a aguerridos luchadores sociales, como Miguel de Priego, Máximo Ramos, Isaías Poma Rondinel, Eduardo Rojo, Carmen del Prado Velarde, Eloísa Arroyo, Sergio Caller, el ingeniero Espinoza Rosales, Alejandro Cruz, y hasta el más reciente, Luis Perochena Tassara. Ellos se marcharon llevándose la idea que aquí quedamos aún luchando por la misma causa. Les rendimos entonces nuestro sincero y emotivo homenaje.
Dijimos recientemente que nos impusimos desde un inicio, levantar la bandera del socialismo.
Y lo hicimos cuando otros renegaron de ella, la consideraron caduca u obsoleta, y sostuvieron la necesidad de "revisar" los planteamientos esenciales del mensaje revolucionario para "modernizarlo" dejando atrás lo que juzgaban "superado": la lucha de clases, la batalla de ideas, la defensa de valores y principios.
Hay quienes —hoy— afirman haber rectificado puntos de vista Y reconocen, por eso, el papel que nos cupo cumplir en defensa de la verdad, la libertad y el socialismo. Aseguramos que nosotros no guardamos rencores. Por eso no tenemos inconveniente en extender la mano a quienes ahora perciben lo que hasta ayer negaban.
Estamos convencidos, sin embargo, que la unidad no es un castillo de promesas ni la expresión de intenciones retóricas. Se construye con acciones, y no con palabras. Y no es un fin, sino una herramienta para alcanzar fines mayores.
Requiere sacrificios, pero también limpieza y ética política. Recordemos siempre que, en torno a la materia, Lenin supo enseñarnos lo necesario. La unidad es suma de voluntades revolucionarias, y presupone también la lucha contra los oportunistas y los liquidadores. Se hace en base a principios y en torno a un Programa, que urge en nuestra circunstancia.
En lo que a nosotros se refiere, estamos prestos a la acción. No abrigamos intereses subalternos.
Persistiremos en la tarea de reflejar vigorosamente el legado de Mariátegui y haremos honor a lo que ha sido, en nosotros, ejemplo de vida, batallar constante.
Somos conscientes de los graves problemas que afectan al país. De la política reaccionaria y anti popular del gobierno de García apoyado por la Mafia. De lo que significa el Gabinete Simon-Cabanillas, expresión de una alianza nefasta y siniestra que se gesta contra el país y los trabajadores. Y estamos convencidos de la necesidad de derrotar ese rumbo con la fuerza del pueblo.
La victoria popular —que procuramos siempre— deberá ser, en primer lugar, una victoria política que podrá reflejarse en una contienda electoral, y no al revés. Por eso nuestra apuesta no pasa por candidatos, elecciones o listas parlamentarias.
Pasa por la defensa consecuente y vigorosa de los verdaderos intereses populares. Sabemos, sin embargo, que en el escenario hay retos concretos el 2010 y el 2011. Prepararse para ello, es sumar la unidad con la organización de los trabajadores y la conciencia de nuestro pueblo.
Y esa es la tarea que tendremos que enfrentar en la perspectiva si queremos realmente forjar el Poder Popular capaz de sustentar un régimen político progresista y avanzado. Y hay que hacerlo con el ejemplo valeroso de la Cuba de Fidel y de Raúl, con el ejemplo del Che. Por la ruta que hoy transitan otros países de América Latina: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua. Será esa nuestra ruta de mañana.
Como un aporte concreto al esfuerzo unitario que se hace también desde otras vertientes el movimiento popular, sugerimos dos propuestas: que se de a conocer la Plataforma y el Programa de acción unitario, y que todas las fuerzas convocadas a la unidad, luego de refrendar esos documentos, suscriban un pacto de punto fijo mediante el cual se obligen a aceptar un solo candidato presidencial de la Oposición, acompañado de una sola lista parlamentaria de la Unidad, asegurado que quien postule a la Primera Magistratura sea electo en comicios internos y que lo mismo ocurra con los postulantes al Congreso, para impedir maquinaciones contra el pueblo.
Nosotros asumimos la tarea de fiscalizar desde abajo, donde estamos y seguiremos estando, orgullosamente.
Está planteado como objetivo, a la consolidación de lo que hoy estamos construyendo. De ese modo, Nuestra Bandera, será la bandera de todos. Muchas gracias
Lima, 27 de febrero del 2009
(*) Intervención de Gustavo Espinoza Montesinos, del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera, en el acto celebrado la noche del viernes 27 de febrero en la Casa Mariátegui con motivo del 7mo aniversario de la publicación, ante numerosa concurrencia. En la ceremonia participaron el Congresista Víctor Mayorga del Partido Nacionalista, el periodista Roque Gonzales de la Alternativa Bolivariana, la compañera Lourdes Brukman del MNI y especialmente invitados el embajador de Cuba en el Perú Luis Delfín Pérez Osorio, el Ministro Consejero de esa legación Pastor Rodríguez, la Agregada de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela compañera Elsa Márquez y la compañera Marcela Pérez Silva, esposa del embajador de Nicaragua en el Perú, Comandante Tomás Borge
hacia quienes hicieron posible no solamente que Nuestra Bandera apareciera en el escenario peruano en un ya casi lejano 2002, sino que perseveraron en el esfuerzo asegurando que hoy lleguemos a la edición mensual número 84 de un vocero que es una expresión vigorosa de lucha en el duro escenario peruano.
Porque están físicamente ausentes, saludamos a Asunción Caballero y a Violeta Valcárcel que, desde su lecho de enfermos nos han remitido adhesiones que valoramos altamente
Pero nuestro homenaje principal alude a la presencia de quienes ya no están con nosotros. Compañeros que nos ayudaron, escribieron en nuestras páginas, nos dieron aliento, divulgaron nuestra prensa, se sintieron amigos, colaboradores, compañeros de lucha de Nuestra Bandera, desde que nació hasta que ellos se fueron confundidos con el polvo estelar que nos alienta.
Nos referimos a aguerridos luchadores sociales, como Miguel de Priego, Máximo Ramos, Isaías Poma Rondinel, Eduardo Rojo, Carmen del Prado Velarde, Eloísa Arroyo, Sergio Caller, el ingeniero Espinoza Rosales, Alejandro Cruz, y hasta el más reciente, Luis Perochena Tassara. Ellos se marcharon llevándose la idea que aquí quedamos aún luchando por la misma causa. Les rendimos entonces nuestro sincero y emotivo homenaje.
Dijimos recientemente que nos impusimos desde un inicio, levantar la bandera del socialismo.
Y lo hicimos cuando otros renegaron de ella, la consideraron caduca u obsoleta, y sostuvieron la necesidad de "revisar" los planteamientos esenciales del mensaje revolucionario para "modernizarlo" dejando atrás lo que juzgaban "superado": la lucha de clases, la batalla de ideas, la defensa de valores y principios.
Hay quienes —hoy— afirman haber rectificado puntos de vista Y reconocen, por eso, el papel que nos cupo cumplir en defensa de la verdad, la libertad y el socialismo. Aseguramos que nosotros no guardamos rencores. Por eso no tenemos inconveniente en extender la mano a quienes ahora perciben lo que hasta ayer negaban.
Estamos convencidos, sin embargo, que la unidad no es un castillo de promesas ni la expresión de intenciones retóricas. Se construye con acciones, y no con palabras. Y no es un fin, sino una herramienta para alcanzar fines mayores.
Requiere sacrificios, pero también limpieza y ética política. Recordemos siempre que, en torno a la materia, Lenin supo enseñarnos lo necesario. La unidad es suma de voluntades revolucionarias, y presupone también la lucha contra los oportunistas y los liquidadores. Se hace en base a principios y en torno a un Programa, que urge en nuestra circunstancia.
En lo que a nosotros se refiere, estamos prestos a la acción. No abrigamos intereses subalternos.
Persistiremos en la tarea de reflejar vigorosamente el legado de Mariátegui y haremos honor a lo que ha sido, en nosotros, ejemplo de vida, batallar constante.
Somos conscientes de los graves problemas que afectan al país. De la política reaccionaria y anti popular del gobierno de García apoyado por la Mafia. De lo que significa el Gabinete Simon-Cabanillas, expresión de una alianza nefasta y siniestra que se gesta contra el país y los trabajadores. Y estamos convencidos de la necesidad de derrotar ese rumbo con la fuerza del pueblo.
La victoria popular —que procuramos siempre— deberá ser, en primer lugar, una victoria política que podrá reflejarse en una contienda electoral, y no al revés. Por eso nuestra apuesta no pasa por candidatos, elecciones o listas parlamentarias.
Pasa por la defensa consecuente y vigorosa de los verdaderos intereses populares. Sabemos, sin embargo, que en el escenario hay retos concretos el 2010 y el 2011. Prepararse para ello, es sumar la unidad con la organización de los trabajadores y la conciencia de nuestro pueblo.
Y esa es la tarea que tendremos que enfrentar en la perspectiva si queremos realmente forjar el Poder Popular capaz de sustentar un régimen político progresista y avanzado. Y hay que hacerlo con el ejemplo valeroso de la Cuba de Fidel y de Raúl, con el ejemplo del Che. Por la ruta que hoy transitan otros países de América Latina: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua. Será esa nuestra ruta de mañana.
Como un aporte concreto al esfuerzo unitario que se hace también desde otras vertientes el movimiento popular, sugerimos dos propuestas: que se de a conocer la Plataforma y el Programa de acción unitario, y que todas las fuerzas convocadas a la unidad, luego de refrendar esos documentos, suscriban un pacto de punto fijo mediante el cual se obligen a aceptar un solo candidato presidencial de la Oposición, acompañado de una sola lista parlamentaria de la Unidad, asegurado que quien postule a la Primera Magistratura sea electo en comicios internos y que lo mismo ocurra con los postulantes al Congreso, para impedir maquinaciones contra el pueblo.
Nosotros asumimos la tarea de fiscalizar desde abajo, donde estamos y seguiremos estando, orgullosamente.
Está planteado como objetivo, a la consolidación de lo que hoy estamos construyendo. De ese modo, Nuestra Bandera, será la bandera de todos. Muchas gracias
Lima, 27 de febrero del 2009
(*) Intervención de Gustavo Espinoza Montesinos, del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera, en el acto celebrado la noche del viernes 27 de febrero en la Casa Mariátegui con motivo del 7mo aniversario de la publicación, ante numerosa concurrencia. En la ceremonia participaron el Congresista Víctor Mayorga del Partido Nacionalista, el periodista Roque Gonzales de la Alternativa Bolivariana, la compañera Lourdes Brukman del MNI y especialmente invitados el embajador de Cuba en el Perú Luis Delfín Pérez Osorio, el Ministro Consejero de esa legación Pastor Rodríguez, la Agregada de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela compañera Elsa Márquez y la compañera Marcela Pérez Silva, esposa del embajador de Nicaragua en el Perú, Comandante Tomás Borge