80 años de CGTP
Por Gustavo Espinoza M.
"El 1.º de Mayo ha sido, es y será más que el motivo de recordación de la Masacre de Chicago, el día en que el proletariado de todo el universo efectúa el balance de sus actividades y el recuento de sus acciones, para, después de una crítica sincera, marcar el camino a seguir en el nuevo año a comenzar. El Proletariado del Perú también tiene esta obligación, y por eso después de estudiar una a una sus luchas, después de estudiar día a día sus movimientos, podemos declarar que el balance arroja un enorme déficit ¿Y en qué nos fundamos para decir esto? En las acciones de los Sindicatos, en las acciones de las Federaciones; dentro del año hemos tenido una serie de movimientos mal planteados y peor conducidos. En la totalidad de Sindicatos y Federaciones ha habido un marcado retroceso, hemos visto cómo en la mayoría de estos Sindicatos y Federaciones, los obreros han sido despojados por los patronos de sus más preciosas conquistas; hemos visto cómo los patronos con su insolencia inaudita, han querido negar la organización, y en muchos casos lo han logrado. Aunque momentáneamente, desoyendo y desconociendo toda comisión de reclamos, toda comisión de obreros que han querido poner coto a sus abusos cotidianos, hemos visto, en fin cómo los trabajadores han tenido que aguantar resignadamente tanto abuso, tanta iniquidad patronal ¿Pero por haber visto todas estas cosas podemos decir que el proletariado ha perdido su fe, que las masas han perdido su entusiasmo? No; el proletariado sigue siendo el mismo, las masas no se han despojado de sus ansías reivindicativas; lo que ha pasado y pasa, es que no han tenido dirección, que no ha habido evolución dentro de su organización."
"El 1.º de Mayo ha sido, es y será más que el motivo de recordación de la Masacre de Chicago, el día en que el proletariado de todo el universo efectúa el balance de sus actividades y el recuento de sus acciones, para, después de una crítica sincera, marcar el camino a seguir en el nuevo año a comenzar. El Proletariado del Perú también tiene esta obligación, y por eso después de estudiar una a una sus luchas, después de estudiar día a día sus movimientos, podemos declarar que el balance arroja un enorme déficit ¿Y en qué nos fundamos para decir esto? En las acciones de los Sindicatos, en las acciones de las Federaciones; dentro del año hemos tenido una serie de movimientos mal planteados y peor conducidos. En la totalidad de Sindicatos y Federaciones ha habido un marcado retroceso, hemos visto cómo en la mayoría de estos Sindicatos y Federaciones, los obreros han sido despojados por los patronos de sus más preciosas conquistas; hemos visto cómo los patronos con su insolencia inaudita, han querido negar la organización, y en muchos casos lo han logrado. Aunque momentáneamente, desoyendo y desconociendo toda comisión de reclamos, toda comisión de obreros que han querido poner coto a sus abusos cotidianos, hemos visto, en fin cómo los trabajadores han tenido que aguantar resignadamente tanto abuso, tanta iniquidad patronal ¿Pero por haber visto todas estas cosas podemos decir que el proletariado ha perdido su fe, que las masas han perdido su entusiasmo? No; el proletariado sigue siendo el mismo, las masas no se han despojado de sus ansías reivindicativas; lo que ha pasado y pasa, es que no han tenido dirección, que no ha habido evolución dentro de su organización."
No podemos eludir esta extensa cita tomada del "Manifiesto a los Trabajadores de la República", redactado por José Carlos Mariátegui hace 80 años y lanzado por el Comité Pro 1º de Mayo como un paso previo, consustancial a la fundación de la Confederación General de Trabajadores del Perú, hecho histórico ocurrido el 17 de mayo de 1929. Pareciera haber sido escrita hoy a la luz de los acontecimientos que hoy nos preocupan.
Es verdad que antes de 1929 ya existía formalmente la CGTP. Los historiadores recuerdan que en 1914, por ejemplo como consecuencia de la crisis económica, en agosto y septiembre se produjo un fuerte movimiento de protesta de los inquilinos por la rebaja de los arrendamientos, y entre las instituciones que encabezaban el movimiento estaban la Confederación General de Trabajadores del Perú —la CGTP—, la Confederación de Artesanos Unión Universal y la Asamblea de Sociedad Unidas. La huelga de los inquilinos entonces proyectada, no llegó a concretarse, pero el movimiento siguió latente.
Incluso se recuerda que el 8 de enero de 1916 apareció como vocero de la Confederación General de Trabajadores del Perú —la CGTP— el periódico "La Verdad" figurando como Director Abraham Barrera, ebanista y Presidente de la Liga de los Trabajadores en Madera y Secretario General de la CGTP.
Pero estos prolegómenos de organización sindical habitualmente no se toman en cuenta, y se considera el 17 de mayo de 1929 como la fecha formal de institucionalización de la Central Obrera porque en esa circunstancia se produjo la Asamblea de las principales organizaciones obreras de la época, y se resolvió allí integrar una Central con sentido de clase bajo la orientación de José Carlos Mariátegui.
Mariátegui —es bueno que se recuerde— no se hizo dirigente de la CGTP. Tampoco "asesor", ni "consejero" de la misma. Y menos, por cierto, cobró un sueldo por sus tareas de "asistencia" a la Central. Simplemente aportó sus ideas esenciales y sus propuestas de lucha para dotar al sindicalismo de entonces de una concepción definida y una línea de clase.
Y eso ocurrió cuando el Amauta debió enfrentar —y derrotar— a los rezagos del anarco sindicalismo que bloqueaban la posibilidad de que el movimiento obrero peruano se proyectara, como correspondía en el escenario social.
Es útil también recordar esto porque en los últimos años, en el afán de idealizar pasajes del pasado, algunos han procurado "embellecer" el aporte anarquista —útil en un primer momento, pero pernicioso después—, sin reparar que fue, a su manera, una traba para el desarrollo de la acción clasista en nuestra patria. Y eso lo admite incluso Julio Portocarrero, en su libro de recuerdos, cuando evoca el hecho que él mismo tuvo fuertes disidencias con "La Protesta" cuando el periódico anarco—sindicalista enfiló sus críticas contra Mariátegui y sus colaboradores.
Precisamente en el marco de esa confrontación fue que Mariátegui elaboró lo que bien podríamos llamar los escritos doctrinales de la CGTP, que dieron base y sustento a su existencia y lucha. Nos referimos a seis documentos que debieran tomados como Partida de nacimiento del Movimiento Sindical Peruano: El "Manifiesto a los trabajadores." con el que iniciamos este artículo; la nota titulada "Hacia la Confederación General de Trabajadores, publicada en el numero 23 de Amauta; el Informe referido a la Central Sindical, y reproducido también en Amauta en junio de 1929; el texto de Labor correspondiente a septiembre del mismo año que incluye los Estatutos de la naciente CGTP; el "Manifiesto." de la CGTP en cuya redacción participaron también Julio Portocarrero, Martínez de la Torre y Avelino Navarro; y los "Estatutos y Reglamentos de la oficina de Auto—Educación obrera" que vendría a ser la hoy virtualmente inexistente Escuela Sindical de la CGTP.
80 años han pasado de esos documentos y de estas experiencias. El sindicalismo de clase hizo notables aportes a la vida peruana desde sus orígenes; pero se afirmó en la lucha concreta a partir de la defensa de principios inabdicables: la defensa consecuente de los intereses de los trabajadores, la unidad sindical, la independencia de clase de la organización obrera con relación as gobiernos, empresas y partidos políticos, la democracia interna y la solidaridad.
Demostrando que en las etapas de auge de la lucha social los trabajadores avanzan mejor, la CGTP llegó a lo más alto de su contribución en los años del Proceso Antiimperialista de Velasco Alvarado, venciendo enormes dificultades. Y acumuló el prestigio y la autoridad que hoy aún subsiste en la memoria y el recuerdo de los trabajadores.
Las débiles jornadas de acción de los últimos años, incluyendo el más reciente y opaco mitin de la CGTP con motivo del 1 de Mayo —que no debiera confundirse en ningún caso con el también respetable Día Nacional del Folklore ni fiestas similares— constituyen elementos de sincera preocupación.
Pero nada de eso hace que se pierda la confianza en una clase llamada a cambiar radicalmente la vida nacional y construir —como quería Mariátegui— un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera (http://www.nuestra—bandera.com)
Es verdad que antes de 1929 ya existía formalmente la CGTP. Los historiadores recuerdan que en 1914, por ejemplo como consecuencia de la crisis económica, en agosto y septiembre se produjo un fuerte movimiento de protesta de los inquilinos por la rebaja de los arrendamientos, y entre las instituciones que encabezaban el movimiento estaban la Confederación General de Trabajadores del Perú —la CGTP—, la Confederación de Artesanos Unión Universal y la Asamblea de Sociedad Unidas. La huelga de los inquilinos entonces proyectada, no llegó a concretarse, pero el movimiento siguió latente.
Incluso se recuerda que el 8 de enero de 1916 apareció como vocero de la Confederación General de Trabajadores del Perú —la CGTP— el periódico "La Verdad" figurando como Director Abraham Barrera, ebanista y Presidente de la Liga de los Trabajadores en Madera y Secretario General de la CGTP.
Pero estos prolegómenos de organización sindical habitualmente no se toman en cuenta, y se considera el 17 de mayo de 1929 como la fecha formal de institucionalización de la Central Obrera porque en esa circunstancia se produjo la Asamblea de las principales organizaciones obreras de la época, y se resolvió allí integrar una Central con sentido de clase bajo la orientación de José Carlos Mariátegui.
Mariátegui —es bueno que se recuerde— no se hizo dirigente de la CGTP. Tampoco "asesor", ni "consejero" de la misma. Y menos, por cierto, cobró un sueldo por sus tareas de "asistencia" a la Central. Simplemente aportó sus ideas esenciales y sus propuestas de lucha para dotar al sindicalismo de entonces de una concepción definida y una línea de clase.
Y eso ocurrió cuando el Amauta debió enfrentar —y derrotar— a los rezagos del anarco sindicalismo que bloqueaban la posibilidad de que el movimiento obrero peruano se proyectara, como correspondía en el escenario social.
Es útil también recordar esto porque en los últimos años, en el afán de idealizar pasajes del pasado, algunos han procurado "embellecer" el aporte anarquista —útil en un primer momento, pero pernicioso después—, sin reparar que fue, a su manera, una traba para el desarrollo de la acción clasista en nuestra patria. Y eso lo admite incluso Julio Portocarrero, en su libro de recuerdos, cuando evoca el hecho que él mismo tuvo fuertes disidencias con "La Protesta" cuando el periódico anarco—sindicalista enfiló sus críticas contra Mariátegui y sus colaboradores.
Precisamente en el marco de esa confrontación fue que Mariátegui elaboró lo que bien podríamos llamar los escritos doctrinales de la CGTP, que dieron base y sustento a su existencia y lucha. Nos referimos a seis documentos que debieran tomados como Partida de nacimiento del Movimiento Sindical Peruano: El "Manifiesto a los trabajadores." con el que iniciamos este artículo; la nota titulada "Hacia la Confederación General de Trabajadores, publicada en el numero 23 de Amauta; el Informe referido a la Central Sindical, y reproducido también en Amauta en junio de 1929; el texto de Labor correspondiente a septiembre del mismo año que incluye los Estatutos de la naciente CGTP; el "Manifiesto." de la CGTP en cuya redacción participaron también Julio Portocarrero, Martínez de la Torre y Avelino Navarro; y los "Estatutos y Reglamentos de la oficina de Auto—Educación obrera" que vendría a ser la hoy virtualmente inexistente Escuela Sindical de la CGTP.
80 años han pasado de esos documentos y de estas experiencias. El sindicalismo de clase hizo notables aportes a la vida peruana desde sus orígenes; pero se afirmó en la lucha concreta a partir de la defensa de principios inabdicables: la defensa consecuente de los intereses de los trabajadores, la unidad sindical, la independencia de clase de la organización obrera con relación as gobiernos, empresas y partidos políticos, la democracia interna y la solidaridad.
Demostrando que en las etapas de auge de la lucha social los trabajadores avanzan mejor, la CGTP llegó a lo más alto de su contribución en los años del Proceso Antiimperialista de Velasco Alvarado, venciendo enormes dificultades. Y acumuló el prestigio y la autoridad que hoy aún subsiste en la memoria y el recuerdo de los trabajadores.
Las débiles jornadas de acción de los últimos años, incluyendo el más reciente y opaco mitin de la CGTP con motivo del 1 de Mayo —que no debiera confundirse en ningún caso con el también respetable Día Nacional del Folklore ni fiestas similares— constituyen elementos de sincera preocupación.
Pero nada de eso hace que se pierda la confianza en una clase llamada a cambiar radicalmente la vida nacional y construir —como quería Mariátegui— un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera (http://www.nuestra—bandera.com)