El señor Yehude Simon proclama una lucha contra la corrupción sin cuartel. Sin embargo avala a un contralor cuestionado como Fuad Khoury cuyos vínculos con el gobierno y sus socios serían más que evidentes.
El señor Simon no se pronuncia sobre el cada vez mayor número de actos de corrupción que se vienen dando en el Ejecutivo. Para empezar las dos denuncias de César Hildebrandt, una sobre las concesiones mineras a allegados a Alan García y la otra sobre la autopista Gambetta que administrará otro allegado al presidente, el doctor Alex Kouri.
Pero el asunto no queda allí. Yehude Simon se presta al encubrimiento del caso de los petroaudios. Ha contribuido con su presencia a dilatar el caso y por extensión hacerlo olvidable. Las críticas intenta acallarlas muy fujimontesinistamente indicando que se trata de reclamos politizados. Nunca da argumentos el candidato Yehude. Su presencia ha devenido en sincero acto de complicidad con la corrupción.
En ese sentido el reciente spot en donde Simon plantea su lucha contra "corruptos y corruptores" es muy risible. La ciudadanía es cada vez más consciente que en materia de lucha contra la corrupción este gobierno no ha hecho nada. Y de ello tan culpable es García como Yehude Simon.
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