La importancia de la Universidad Pública
Por Juan Sheput
La Universidad Pública es un elemento clave en el desarrollo de los pueblos. De su excelencia depende que los países puedan construir una masa crítica de profesionales al servicio del bienestar nacional, entendiéndose por este una sociedad culta, integradora e igualitaria, con propensión a la solidaridad y a la búsqueda del desarrollo y bienestar.
Los países en América Latina que han logrado los mejores estándares de desarrollo tienen en sus universidades públicas a referentes de excelencia. Están -inclusive- entre las mejores del Mundo. Los casos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Sao Paulo una de las tres fundadas por el propio Estado del mismo nombre, la Universidad de Buenos Aires la famosa UBA, la Universidad de Chile, la Universidad Nacional de Colombia, son dignas de tomarse en cuenta pues todas son centros de gran y reconocido prestigio.
Las universidades mencionadas tienen como factor común el apoyo de sus gobiernos. Tienen profesores muy bien remunerados que así pueden dedicarse a la docencia y a la investigación. Gozan también del apoyo de empresarios con visión de largo plazo que saben que la mejor forma de construir un mercado es construyendo primero un capital humano. Se forma así un círculo virtuoso que contribuye positivamente con el país.
Nada de ello sucede, sin embargo, en nuestro país.
En el Perú, con excepción del gobierno del presidente Alejandro Toledo quien dio la Ley de homologación de la carrera pública del docente universitario, ninguno de los últimos gobiernos ha hecho nada sustancial por mejorar la condición de los maestros y alumnos universitarios. Los empresarios con pocas, poquísimas excepeciones, no contribuyen con el desarrollo de la universidad.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Nacional de Ingeniería, la Universidad Enrique Guzmán y Valle y la Universidad Nacional Agraria de La Molina, tienen profesionales de primer nivel y alumnos de gran calidad, que tienen que enfrentarse en forma diaria a una serie de factores que afecta el espíritu universitario de investigar, aprender y educar.
El doctor Alan García, en ese sentido, pareciera ser un enemigo de la universidad pública. No sólo ha engañado al profesorado impidiendo su homologación (el gobierno de García ha denunciado ante el Tribunal Constitucional la Ley que diera el Congreso a fines del 2007 en la cual se exigía se cumpliera con la homologación) sino que le corta permanentemente recursos. García es un orador impresionante pero para aquellos que gustan de la palabra vacía y sin contenidos, que gusta de hablar de la educación pero que en la práctica es un enemigo de ella.
La Universidad Pública es importante en cualquier sistema educativo porque es un catalizador del sistema universitario. Universidades públicas de calidad obligan a las universidades privadas a mejorar, para competir por el mercado. En ese orden a veces pienso que el doctor García quisiera desaparecer a la Universidad Pública para así lograr que la masa de universitarios migre allí donde están sus amigos comerciantes de la educación, como por ejemplo José Antonio Chang encargado de la cartera de Educación.
Por todo esto recomiendo leer un excelente artículo sobre la Universidad Pública, del Dr. Manuel Burga, ex rector de San Marcos, aparecido el día de hoy en La República, inspirado en ese centro de excelencia que es la Universidad Nacional de Colombia, titulado La universidad colombiana.
Ojalá que esos miles de universitarios y profesores encuentren en sus gobernantes la oportunidad de poder investigar y educarse para servir con calidad al país.
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