Isabel Peña Rodríguez*
Lo único imposible es aquello que no se intenta
Los valores son fundamentales para la humanidad, son principios universales por los que se rigen los seres humanos, asimismo sirven de guía para conducirnos bien y vivir y desarrollarse en armonía con la comunidad.
Los valores son intrínsecos en el ser humano, no están condicionados a nada, ni a la cultura, sexo, credo, etc., son innatos, perdurables en el tiempo y trasladables a cualquier lugar del mundo.
Hoy más que nunca nuestros niños y adolescentes merecen una especial atención en cuanto a su salud mental ya que son ellos los que más afrontan emocionalmente los problemas de robos, asaltos, secuestros, crímenes que ocurren cotidianamente en el país.
De tal manera que resulta imperativo llevar a cabo jornadas de trabajo en salud mental con ese grupo etario en cuanto a valores interpersonales para su desarrollo como ciudadanos y además en la formación de su personalidad.
La adolescencia es una antesala, es una preparación para la juventud y la adultez.
El término adolescencia proviene del latín adoleceré que significa adolecer, pasar por un período crítico preocupante tanto para los padres como para ellos mismos.
La etapa de la adolescencia empieza desde los 12 hasta los 18 años. Es una zona muy conflictiva, ya que aparecerán en los jóvenes, inquietudes que él o ella no entienden y se suelen preguntar ¿por qué ahora me comporto así?
El adolescente siempre se va a situar donde se sienta bien, tenga libertad, sea independiente y esté con amigos o personas de su edad, le agrada más la calle; se arregla físicamente y es más detallista con su vestimenta. Es la edad donde aparecen los conflictos con los padres, es la etapa del enamoramiento y la masturbación. Estos jóvenes van a ser muy críticos de sus padres con los cuales muchas veces no van a estar de acuerdo, siempre van a buscar una explicación a todo y si no tienen algo claro, el rechazo hacia los padres será aún peor.
En esta etapa el adolescente trata de aparentar ser adulto, sin serlo aun y suele decir: “déjenme hacer mis cosas a mí solo, ya soy grande”.
Todas estas formas de pensar de los jóvenes hacia su futuro son débiles, hay mucha inseguridad, suelen ya no depender de los demás.
Pero con una apropiada conducción e inculcándoles valores interpersonales a este grupo etario, encontrará mayor seguridad y su desarrollo, en cuanto a personalidad, será de éxito.
Sabemos también que dentro de un medio social en el que existen diversos tipos de familias, es vital que nuestros adolescentes estén preparados para afrontar los nuevos horizontes que les deparará la vida.
Esta misma etapa crítica y problemática induce a que sea imprescindible comprenderlos, escucharlos y luego darles orientaciones en cuanto a sus inquietudes y perspectivas. No es bueno exigirles que realicen lo que no les gusta, la decisión que el adolescente adopte estará formada por toda la incorporación de conocimientos, identificaciones, valores, etc., que adopte principalmente del hogar y luego de su comunidad.
En la búsqueda de soluciones a problemas en los adolescentes, es importante trabajar en coordinación con el colegio y el hogar, lo cual también conseguirá un mejor rendimiento y aprendizaje y por tanto, una mayor maduración emocional en ellos.
27.10.2020
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