Herbert Mujica Rojas
No es la primera vez que Perú tendrá a un genuino débil mental como conductor del Poder Ejecutivo. Amén de golpista e inculto, aquél forma parte de lo más repudiado de la casta política en este país. Pero así son las cosas.
La vacancia presidencial votada ayer en el Congreso, no da patente de corso para meter en un nuevo gabinete ministerial y a incurrir en las siguientes acciones:
-representantes de la vieja corrupción de grupos políticos conocidos por su sucia trayectoria;
-en modo alguno, la postergación de las elecciones previstas para el 11 de abril del 2021;
-y ¡mucho menos!, la reinstalación del Senado contra el que el pueblo votó masivamente en el referéndum de diciembre del 2018 amén del retorno de rostros conocidos por su apego a los dineros del Estado y su ineficacia legislativa y absoluta inmoralidad política.
Las amenazas tácitas y explícitas de involución podrían irse conformando poco a poco.
A nadie es ajeno que instituciones como el JNE y la ONPE están seriamente cuestionadas y las manifestaciones de su parcialidad y amiguismo son materia pública. Su trabajo es revestir de “democrático” el proceso electoral del 2021.
¿Y qué hay de los privilegiados corruptos que están, estuvieron y siempre estarán detrás del golpismo? ¿se demorarán sus juicios y pasarán por agua tibia, acuerdos que no afecten su patrimonio esquilmado al Estado? Detrás de cada fortuna siempre hay un robo masivo, una exacción al fisco y delincuentes genéticos de tatarabuelos a tataranietos.
La ciudadanía en general debe estar muy alerta contra cualquier atentado, venga de dónde venga, que pretenda instalar un gobierno de facto o de fuerza contra el cual hay expedito y lícito el derecho a la insurgencia.
Hay que condenar cualquier indulto, agua tibia para los procesados por corrupción que estuvieron vía canales y medios de comunicación, alentando sospechosamente el proceso de vacancia realizado ayer en el Congreso y a los que hay que investigar. ¿El tradicional toma y daca criollo?
La sociedad civil debe estar alerta contra todas las maniobras reseñadas y que confirmarían que el supuesto cambio no ha sido tal sino un trueque de mocos por babas en detrimento de la construcción democrática de pan con libertad.
De estar incurso en la comisión de delitos y fechorías, el señor Vizcarra tiene que dar cuenta en un proceso con las debidas garantías y que la justicia haga su trabajo. Y si es responsable que pague como debe ser.
No nos traguemos el cuento de los falsos moralizadores, Catones de juguete, 68 de los cuales tienen procesos judiciales y están como inquilinos precarios en Plaza Bolívar. El ladrón no produce temas bondadosos ¡ni aquí ni en la Cochinchina!
Tomar a lo serio cosas del Perú, esto no es república, es mojiganga, advertía con mucha razón Manuel González Prada.
Perú vacancia: ¿lavada más cara que la camisa?
10.11.2020