Alan Fairlie Reinoso
El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, para conmemorar la lucha histórica de las mujeres por el respeto de sus derechos, por igualdad de trato y de oportunidades y por el reconocimiento de los aportes que brindan al desarrollo social de nuestros pueblos. Diversas generaciones de mujeres lograron arrancar uno a uno sus derechos, participando activamente en los procesos de lucha y cambio social.
Durante todos estos años las mujeres han logrado importantes avances, pero aún no se ha logrado cerrar las brechas de desigualdad. Conforme el último informe de la CEPAL[1], la desocupación femenina ha llegado al 20% a nivel de la región, el 56.9% se encuentran ocupadas en sectores económicos que son los más afectados por la pandemia como el comercio y el turismo. Asimismo, las mujeres tienen dificultades para insertarse laboralmente en la economía digital debido a la falta de acceso a la tecnología digital. A ello se suma que un 39,1% de las mujeres que se encuentran en hogares del primer quintil de ingresos, no poseen ingresos propios.
Según el Panorama Laboral 2020[2] de la OIT, debido a la pandemia, la tasa de participación de las mujeres bajó 10.4% frente al 7.4% de los hombres. Esta situación está generando mayores dificultades para que las mujeres puedan reinsertarse laboralmente. Según el Informe Mundial sobre Salarios de la OIT 2020-2021[3], la masa salarial perdida debido a la disminución de horas de trabajo por la pandemia es del 6.9% en las mujeres frente al 4.7% de los hombres. Si a lo señalado se suma que las mujeres asumieron los principales roles de cuidado de los adultos mayores y de los niños debido a cuarentena obligatoria, podemos concluir que la pandemia ha profundizado más las brechas entre hombres y mujeres.
Por ello, el día de la mujer también debe ser un llamado a nivel internacional y a nivel nacional sobre la necesidad de implementar políticas públicas que promuevan una reactivación económica teniendo en cuenta la reinserción de las mujeres en el mercado laboral. Así como, impulsar el tránsito de la economía informal a la formal, dado que son las mujeres quienes mayoritariamente tienen trabajos informales y por tanto no cuentan con acceso a la seguridad social.
Desde mi despacho he presentado diversos instrumentos normativos al Parlamento Andino con el objetivo de aportar a cerrar las brechas de desigualdad de género y promover el trabajo digno para las mujeres. Entre los cuales se encuentran: la Recomendación Nro. 349 “Para Impulsar la Autonomía Económica de las Mujeres y Reducir las Brechas Salariales en los Países Andinos”, la Recomendación “Para Promover en los Países Andinos un entorno libre de Violencia y Acoso”; y, la Recomendación Nro. 374 “Exhortar a los Países Andinos al Adecuado Cumplimiento de los Derechos Laborales Contenidos en el Convenio Nro. 189 de la OIT sobre las trabajadoras y los trabajadores del hogar”.
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[1] Véase en: https://www.cepal.org/es/comunicados/la-pandemia-covid-19-genero-un-retroceso-mas-decada-niveles-participacion-laboral
[2] Véase en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_764630.pdf
[3] Véase en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_762317.pdf