Una ética global
Por José Carlos García Fajardo*
La Declaración de una ética global, se firmó en el II Parlamento mundial de las religiones con sede en Chicago. Centenares de delegados trabajaron para alcanzar un acuerdo sobre cómo se tenían que abordar los grandes problemas que existen. Esta Declaración nos parece una expresión de la vitalidad y de la creatividad de la inteligencia espiritual, respetando la originalidad de las diferentes tradiciones. Desconocida para muchos, sorprende la coincidencia en la mayor parte de sus conclusiones. Nada nuevo, sólo a falta de comprometernos personal y socialmente. Esta es una síntesis: