El eterno Nobel de Literatura
El eterno Nobel de Literatura
PorCarlos Javier León Ugarte (*)
Pocas veces en la historia del Premio Nobel de Literatura, un nombre ha sido puesto sobre la mesa dorada de los reyes tantas veces, un nombre vociferado tal vez unas cuarenta veces, cuarenta años, cuarenta malos días para no aceptarlo, yo diría más, pues pocas veces un aliento sintáctico y gramatical fue murmurado con templanza y nimiedad, con confianza y timidez, con acierto y radicalidad a la vez, entre aquella cofradía suiza más importante de las letras universales que le negó el simbolismo de la ubicuidad y las eternidades literarias al no otorgarle el nobel de literatura: ese nombre, es el de Jorge Luis Borges, el creador de los pensamientos cosmopolitas, el asesino del aburrimiento, el elogio ensimismado del sublime arte de contar y de leer, el adalid de la narración y la cultura globalizada, el todopoderoso de las genealogías, de los aforismos, de las respuestas inteligentes, de las sentencias, de los apotegmas, el cazador de las circunstancias, y sobre todo de las necesidades intestinas que el ser humano necesita para vivir, como la ilusión, la fe, la fantasía, la esperanza y la creatividad.