En pleno siglo XXI, no tener conocimientos tecnológicos es como no saber escribir. La tecnología no solo puede proporcionar un puesto de trabajo, también se necesita en el día a día.
Según un estudio realizado por la ONU solo el 35% de los estudiantes a nivel mundial, de carreras y programas del campo de las STEM son mujeres ¿Por qué? ¿Qué barreras se ponen (o sienten) las niñas para que esta cifra sea tan baja? ¿Podemos desde casa, desde el colegio y desde la sociedad en general ayudar a las chicas a que no vean las ciencias y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) como un área eminentemente masculina? Expertas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), creen que sí.
Es una de las razones por las que el próximo 22 de abril se celebra el Día Internacional de las Niñas en las TIC, una iniciativa de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de la ONU. Con ella, se pretende ayudar precisamente a equilibrar la presencia de mujeres en las tecnologías de la información y la comunicación y eliminar las barreras que dificultan que niñas y jóvenes cursen estudios en el sector. Para la eliminación de esas barreras, hacen falta proyectos. Pero, ¿cuáles?
Según Susanna Tesconi, profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Comunicación e investigadora del grupo de Diseño, Arte, Tecnología y Sociedad (DARTS) de la UOC, no hay recetas mágicas. "Al ser un problema sistémico, no hay una solución sencilla", afirma, y añade que habría que poner en marcha distintas estrategias que abarcan entornos tanto familiares como escolares y empresariales. Estas son las principales:
1. Modelos familiares igualitarios. Tesconi recuerda que, mientras las mujeres están infrarrepresentadas en las profesiones basadas en las TIC, su presencia es mayoritaria en campos profesionales relacionados con los cuidados. "Sin embargo, el hecho de que haya muchos menos hombres en ese campo no sorprende porque los cuidados se asocian de forma natural a la mujer. Por eso, habría que empezar por fomentar unos modelos familiares donde se reparta la carga de trabajo doméstica, de cuidados y laboral entre hombres y mujeres", señala. De esa forma, niños y niñas tendrían más libertad a la hora de emprender un camino u otro. "Ayudaría a que dejara de existir un camino de chicas y otro de chicos", añade la profesora de la UOC.
2. Visibilizar a las mujeres referentes en las TIC. La falta de confianza puede arruinar por completo cualquier vocación. Algo que también mostró una investigación publicada en 2017 en la revista Science, donde se preguntaba a niños y niñas si, cuando se les hablaba de una persona especialmente inteligente, creían que era de su sexo o del contrario. Cuando tenían menos de cinco años no había diferencias, pero a partir de los seis la probabilidad de que las niñas considerasen que la persona brillante fuera de su sexo descendía.
En opinión de Gisela Vaquero, profesora colaboradora del máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la UOC, desarrolladora de videojuegos y fundadora de Women in Games, una forma de cambiar esta realidad es visibilizar a mujeres referentes en el campo tecnológico. "Es la manera más directa y fiable de generar la primera imagen de la nueva mujer. Y se puede realizar de diferentes modos: desde la cultura y el entretenimiento, mediante conferencias o generando nuevas influencers", explica Vaquero, que añade que con ese objetivo se creó precisamente el evento Women in Games, con el que se visibilizan los conocimientos y la experiencia de las mujeres profesionales del sector de los videojuegos.
3. Evitar la separación entre letras y ciencias. La actual frontera entre ciencias y letras ha dejado de tener sentido, afirman los especialistas. "Hoy en día, todo está mezclado porque la tecnología es ubicua y las humanidades tienen un buen componente digital", asegura Susanna Tesconi, que afirma que cada vez se trabaja más para construir conocimientos de una forma más interdisciplinaria. El objetivo es romper las barreras entre las disciplinas, mezclarlas y que el alumnado aprenda conocimientos desde distintas perspectivas.
4. Enseñar la tecnología con la experimentación. Conectar la tecnología con situaciones que permitan experimentarla es una manera eficaz de perderle el miedo. Por eso, es buena idea enseñar la tecnología de una forma vivencial. "En pleno siglo XXI, no tener conocimientos tecnológicos es como no saber escribir. La tecnología no solo puede proporcionar un puesto de trabajo, también es algo que se necesita en el día a día. Debemos tener un saber crítico sobre ella porque la tenemos que comprar, la tenemos que escoger…", recuerda la investigadora del grupo DARTS de la UOC, quien cree que una buena forma de acercarla a todos es seguir la filosofía del tinkering, "de cacharrear, de ir probando para encontrarle el sentido al diseño y al uso de tecnología, y apropiárselo", argumenta.
5. Derribar las dificultades de acceso. Un reciente informe de la Unesco recuerda que solo el 22 % de los profesionales que trabajan en inteligencia artificial (IA) en todo el mundo son mujeres. Entre las acciones que podrían ayudar a aumentar ese bajo porcentaje, los especialistas apuntan a estrategias desde las propias empresas. "Considerar la entrada de las mujeres profesionales y competentes es una de las mejores formas de reducir la brecha de género dentro de la empresa. También es importante el control de las conductas dentro de la empresa para evitar actitudes machistas, desde las más directas como el acoso hasta otras como los micromachismos", afirma Gisela Vaquero.
6. Ampliar la visión masculina de la tecnología, incluyendo otras perspectivas. Según el informe Gender in the Global Research Landscape, la presencia de mujeres en física, matemáticas o ingeniería apenas supone el 25 % del total. Detrás de esas cifras hay muchos factores, y uno de ellos es que seguimos percibiendo lo tecnológico como algo masculino. Susanna Tesconi explica que la mayoría pensamos que un ordenador, un móvil o un circuito son tecnología, pero no pensamos que un tapiz o un ganchillo lo sean, a pesar de que también siguen un patrón matemático complejo, porque siempre se han desarrollado en ámbitos de mujeres. "Es necesario actuar sobre nuestra percepción de la tecnología", advierte.