La constelación Ophiuchus está ofreciendo este año un espectáculo único. Se trata de una estrella enana que ha consumido el combustible de su núcleo y ahora se ha dedicado a robar energía de una gigante roja vecina con la cual forma un sistema binario. Es decir, la enana "muerta" trata de resucitar.
Mizuho Kai
Cada 15 a 20 años aproximadamente, la enana reune suficiente material como para explotar con tanta intensidad como para ser vista desde la Tierra a simple vista, en lo que se llama un evento nova recurrente, que ya ha ocurrido con la enana seis veces en 108 años.
La enana se encuentra a una distancia de unos 4,566 años luz de la Tierra, y es probablemente más grande que nuestro planeta, y ha quemado todo su hidrógeno, mientras se desprende de sus capas exteriores. Ahora es extremadamente densa, y su fuerte gravedad puede arrastrar gas hidrógeno de su vecina gigante. Los dos objetos forman una órbita de 455 días.
Lo muy inusual es que la gigante roja esté perdiendo cantidades enormes de gas en un viento que envuelve al sistema. Por lo tanto, cuando las explosiones termonucleares ocurren, lo hacen dentro de la atmósfera extendida de la vecina. Cuando revienta expulsa material dentro del viento y causa impactos de más de 100 millones de grados, casi 10 veces mayores a la temperatura del Sol.
Constelación de Ophiuchus
El reciente estallido de la nova RS Phiuchi, situada en la constelación de Ophiuchus del cinturón ecuatorial, es tan intenso que puede ser observada a simple vista desde nuestro planeta, informa el portal Science Alert.
Sin duda, la estrella ladrona se parece a algunos envidiosos soberbios y ladrones, que a falta de brillo propio se dedican esporádicamente a robar logros ajenos.
RS Ophiucus, sistema binario. Gráfico: David A Hardy/www.astroart.org & PParc.
El reciente estallido de la nova RS Phiuchi, situada en la constelación de Ophiuchus del cinturón ecuatorial, a aproximadamente 4.566 años luz de la Tierra, es tan intenso que puede ser observada a simple vista desde nuestro planeta, informa el portal Science Alert.
Esa materia se agolpa en la superficie y acumula una cantidad colosal de energía hasta alcanzar tales niveles de presión y temperatura que acaba provocando una explosión termonuclear.
La última vez que ocurrió un estallido de RS Phiuchi fue en febrero de 2006.
Cada vez la explosión hace que la materia sea violentamente expulsada hacia el espacio, alcanzando velocidades cercanas a los 2.600 kilómetros por segundo.
Tras ese momento de máxima luminosidad, RS Phiuchi languidecerá gradualmente en el transcurso de varias semanas hasta quedar invisible por completo.