Qué ofrece el Perú en la cita de la APEC
Esta semana de noviembre de 2008 se está realizando en Lima la cita de APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation), que reúne a jefes de estado, primeros ministros y empresarios de los países que tienen costa en el océano Pacífico, lo que incluye Asia, Australia y las tres Américas.
Esta semana de noviembre de 2008 se está realizando en Lima la cita de APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation), que reúne a jefes de estado, primeros ministros y empresarios de los países que tienen costa en el océano Pacífico, lo que incluye Asia, Australia y las tres Américas.
Son miembros de la APEC países de poderosas economías como Japón, China, EE. UU. y Rusia, que tienen gran capacidad para comprar y vender. Por parte del Perú, existe la expectativa de ampliar nuestras posibilidades de exportación, aumentar el volumen de exportaciones, y también estimular a empresarios extranjeros para que inviertan en el Perú, para que creen empresas.
Para los visitantes extranjeros que vienen a la reunión de la APEC, el Perú ofrece a los inversionistas extranjeros lo siguiente:
—Estabilidad jurídica. Los contratos se firman con todo lo que sea favorable al capitalista que invierte, lo que incluye la posibilidad real de dañar el medio ambiente o afectar a campesinos y comunidades nativas sin que pase nada.
—Sumisión. El gobierno peruano asume incondicionalmente la defensa de los intereses de los inversionistas extranjeros sin considerar los perjuicios para los nacionales. Aquí no hay engaño posible, porque en el extranjero ya están enterados de que entre los gobiernos del Perú y Chile existe una relación de patrona (Michele Bachelet) y sirviente (Alan García), pese a que Chile robó y sigue usurpando los territorios peruanos.
—Paz laboral. El inversionista, cuando lo estime conveniente, tiene la libertad de botar del trabajo a empleados, obreros o profesionales. Especialmente están autorizados a despedir con mucha facilidad a los que forman sindicatos.
—Mano de obra barata. Conexo a lo anterior está el bajísimo salario que se puede pagar en el Perú, puesto que por cada persona que trabaja percibiendo un sueldo miserable, hay veinte que pelean a muerte por ocupar el lugar del que trabaja, cuando la boten. Al emplear la expresión “a muerte” no exageramos: en construcción civil se producen asesinatos de trabajadores para dar sitio a los que desean laborar.
—Fácil rotación, recambio o reemplazo de trabajadores. El estado peruano, dirigido por Chile, tiene el propósito de mantener al Perú como país exportador primario. Por tanto, no necesita que haya mano de obra calificada (el personal especializado es una molestia: quiere ganar más, reclama, etc.). Para garantizar que esto sea así, el inversionista extranjero sabe lo siguiente: a) puede y debe pagar poco a sus trabajadores; b) puede y debe botar del trabajo a sus servidores en poco tiempo, para que no puedan entrar en planilla ni adquirir derechos como el seguro social; esto, a la vez, permite dar oportunidad de trabajo a muchos desempleados que luchan por trabajar siquiera dos meses al año; c) el sistema educativo es pésimo, catastrófico, con un porcentaje del PBI de los más bajos del mundo, para asegurar que ningún candidato a un puesto de trabajo pueda aspirar a una paga algo mejor; d) el sistema de salud (ministerio de Salud y EsSalud) adrede presta un servicio catastróficamente deficiente, con el fin de contribuir al objetivo del estado peruano de bajar a 50 años de edad o menos la expectativa de vida de la gente, para que las AFP y los fondos de pensiones que controla el estado no tengan que pagar pensiones a gente que vive más tiempo de lo que ellos (las AFP y el estado) desean.
—Diversiones. Hay a disposición de los capitalistas extranjeros casinos, lugares turísticos, prostitutas de lujo, prostitución de niñas y adolescentes, etc., etc. Si les gusta la droga, el estado peruano garantiza un amplio suministro de pasta básica de cocaína para los ilustres capitalistas (que no son perseguidos por su vicio), para lo cual se deja cultivar coca en extensas áreas del territorio. Con el fin de que esto no falle, el estado peruano no promueve de verdad programas de bienestar social en zonas como el VRAE; así la gente pobre del lugar obtiene dinero cultivando coca o trabajando para los traficantes de drogas, sea en el transporte o como fuerza militar sicaria (se los llama “narcoterroristas”)*.
—Destrucción del ambiente. García puede probar con hechos (Choropampa, Doe Run, etc.), que los inversionistas pueden venir y contaminar como si estuviesen en un basural, sin importar la salud y la vida de los pobladores ni el daño a la actividad agrícola y ganadera. Hagan lo que hagan, maten a quien maten los mineros, el gobierno garantiza hacer la vista gorda.
¡Ya saben, señores extranjeros, vengan al Perú a invertir su dinero, la ganancia está asegurada!
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* Que esto cause la muerte de numerosos militares, policías y campesinos es lo de menos. Por nada del mundo debe de haber un programa serio de bienestar social para la gente de esos lugares, porque de ser así dejaría de ser atractivo el dinero que les dan los traficantes de droga y se frenaría la venta y consumo de droga.
Para los visitantes extranjeros que vienen a la reunión de la APEC, el Perú ofrece a los inversionistas extranjeros lo siguiente:
—Estabilidad jurídica. Los contratos se firman con todo lo que sea favorable al capitalista que invierte, lo que incluye la posibilidad real de dañar el medio ambiente o afectar a campesinos y comunidades nativas sin que pase nada.
—Sumisión. El gobierno peruano asume incondicionalmente la defensa de los intereses de los inversionistas extranjeros sin considerar los perjuicios para los nacionales. Aquí no hay engaño posible, porque en el extranjero ya están enterados de que entre los gobiernos del Perú y Chile existe una relación de patrona (Michele Bachelet) y sirviente (Alan García), pese a que Chile robó y sigue usurpando los territorios peruanos.
—Paz laboral. El inversionista, cuando lo estime conveniente, tiene la libertad de botar del trabajo a empleados, obreros o profesionales. Especialmente están autorizados a despedir con mucha facilidad a los que forman sindicatos.
—Mano de obra barata. Conexo a lo anterior está el bajísimo salario que se puede pagar en el Perú, puesto que por cada persona que trabaja percibiendo un sueldo miserable, hay veinte que pelean a muerte por ocupar el lugar del que trabaja, cuando la boten. Al emplear la expresión “a muerte” no exageramos: en construcción civil se producen asesinatos de trabajadores para dar sitio a los que desean laborar.
—Fácil rotación, recambio o reemplazo de trabajadores. El estado peruano, dirigido por Chile, tiene el propósito de mantener al Perú como país exportador primario. Por tanto, no necesita que haya mano de obra calificada (el personal especializado es una molestia: quiere ganar más, reclama, etc.). Para garantizar que esto sea así, el inversionista extranjero sabe lo siguiente: a) puede y debe pagar poco a sus trabajadores; b) puede y debe botar del trabajo a sus servidores en poco tiempo, para que no puedan entrar en planilla ni adquirir derechos como el seguro social; esto, a la vez, permite dar oportunidad de trabajo a muchos desempleados que luchan por trabajar siquiera dos meses al año; c) el sistema educativo es pésimo, catastrófico, con un porcentaje del PBI de los más bajos del mundo, para asegurar que ningún candidato a un puesto de trabajo pueda aspirar a una paga algo mejor; d) el sistema de salud (ministerio de Salud y EsSalud) adrede presta un servicio catastróficamente deficiente, con el fin de contribuir al objetivo del estado peruano de bajar a 50 años de edad o menos la expectativa de vida de la gente, para que las AFP y los fondos de pensiones que controla el estado no tengan que pagar pensiones a gente que vive más tiempo de lo que ellos (las AFP y el estado) desean.
—Diversiones. Hay a disposición de los capitalistas extranjeros casinos, lugares turísticos, prostitutas de lujo, prostitución de niñas y adolescentes, etc., etc. Si les gusta la droga, el estado peruano garantiza un amplio suministro de pasta básica de cocaína para los ilustres capitalistas (que no son perseguidos por su vicio), para lo cual se deja cultivar coca en extensas áreas del territorio. Con el fin de que esto no falle, el estado peruano no promueve de verdad programas de bienestar social en zonas como el VRAE; así la gente pobre del lugar obtiene dinero cultivando coca o trabajando para los traficantes de drogas, sea en el transporte o como fuerza militar sicaria (se los llama “narcoterroristas”)*.
—Destrucción del ambiente. García puede probar con hechos (Choropampa, Doe Run, etc.), que los inversionistas pueden venir y contaminar como si estuviesen en un basural, sin importar la salud y la vida de los pobladores ni el daño a la actividad agrícola y ganadera. Hagan lo que hagan, maten a quien maten los mineros, el gobierno garantiza hacer la vista gorda.
¡Ya saben, señores extranjeros, vengan al Perú a invertir su dinero, la ganancia está asegurada!
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* Que esto cause la muerte de numerosos militares, policías y campesinos es lo de menos. Por nada del mundo debe de haber un programa serio de bienestar social para la gente de esos lugares, porque de ser así dejaría de ser atractivo el dinero que les dan los traficantes de droga y se frenaría la venta y consumo de droga.