TLC con China: El mercado interno textil “ya fue”

Por Humberto Campodónico

     
Recién ayer se han conocido algunos detalles de los principales resultados negociados en el TLC con China, sobre todo en aspectos relacionados con las exportaciones e importaciones de bienes. Comencemos con las importaciones de confecciones, que han dado lugar a las protestas de los industriales de Gamarra.


El gobierno nos dice que en el TLC hay un 10% de partidas excluidas de la negociación, las denominadas “sensibles”, dentro de las cuales están las confecciones. Como esas partidas no sufrirán rebaja alguna de aranceles, "no se entiende el por qué de las quejas".

Lo que dice el gobierno es cierto. El TLC no va a modificar la situación existente. Pero hay un “pequeño gran problema”: del 2005 al 2008, las importaciones de confecciones chinas crecieron 330%, pasando de US$ 36 a 158 millones del 2005 al 2008 (ver cuadro), lo que ya causó un grave perjuicio a los productores textiles peruanos. En cualquier país un aumento de 330% hubiera hecho que el gobierno tome algún tipo de medidas, autorizadas por la OMC. Pero no en el Perú.

Este explosivo aumento tiene dos causas. Primero, la rebaja de aranceles decretada unilateralmente por el Ministro Carranza (que incluye a las confecciones) con el DS 158 2007 EF. Esta rebaja fue una concesión “graciosa” de nuestro mercado interno pues fue unilateral y determinó que los negociadores peruanos de los TLC´s con China y México vieron debilitadas sus posiciones pues tenían que negociar a partir de un nivel arancelario menor.

Segundo, las confecciones provenientes de China están seriamente subvaluadas. Según Sunat-Aduanas, el precio promedio de las confecciones chinas en el periodo enero-setiembre 2008 fue US$ 1.56 por unidad, o sea S/. 4.70 por unidad. Esto incluye polos, jeans, ternos, sostenes, medias, vestidos, chompas, etc.

Claramente, estos precios “distorsionan” el mercado interno (pero pasan sin problemas por la Aduana), por lo que los industriales peruanos el año pasado llevaron la queja a Indecopi que, sin embargo, la desechó. Recordemos que en el 2004 se impusieron salvaguardias, lo que disminuyó la importaciones chinas (ver cuadro), pero luego se reanudó su explosivo crecimiento.

El gobierno afirma que en este TLC hay un acuerdo de Aduanas que permitirá conocer cuál es el precio de las importaciones chinas. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, más aún cuando se conoce como China defiende a sus industriales.

Así, el mercado de confecciones peruano de US$ 1,200 millones anuales está virtualmente copado por China, pues las importaciones de US$ 164 millones anuales deben multiplicarse por un precio al público 5 a 6 veces superior al declarado a Aduanas. Los que ganan son los importadores, principalmente Ripley y Falabella.

Con respecto a las exportaciones agroindustriales peruanas (productos de bandera), solo algunos productos, como el brócoli y la páprika tendrán una desgravación inmediata (arancel 0). Las alcachofas, la palta, el mango y el piquillo se desgravarán en 5 años, mientras que los cítricos (limón, mandarina, naranja) se desgravarán en 8 años. El café no será desgravado porque China lo incluyó en su lista de “sensibles”. Aquí se ve con claridad que los negociadores chinos defendieron su mercado “con todo”.

Finalmente, hay que subrayar que la negociación de este TLC no ha sido transparente y que aún no se conoce los acuerdos en otros capítulos. La razón es clara: el gobierno ha querido firmar el TLC sí o sí durante la visita del Presidente Hu Jintao por encima de todas las cosas.

El TLC, por su importancia mediática y simbólica, aparece como la causa de la protesta de los textileros peruanos. Sin embargo, es solo el detonante de la protesta por una invasión del mercado que se produjo antes. La importancia del mercado chino y de las buenas relaciones con ese país bien se merecían una negociación a la altura de esa circunstancia.
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