El Senado de Estados Unidos aprobó un plan de rescate económico por 838 mil millones de dólares, que contempla mayores gastos y recortes de impuestos.
La decisión se realizó en medio de campañas realizadas por el presidente Barack Hussein Obama en demanda de apoyo urgente al plan de reactivación económica ante la crisis más seria en las últimas décadas, que afronta el país.
Se logró el apoyo de los republicanos y al final la votación resultó en 67 a favor contra 37, en un paquete que modifica al plan inicial de 819 mil millones de dólares que había sido aprobado hace dos semanas por la Cámara de Representantes.
Los cuestionamientos de los republicanos al debatir el plan subrayaron demasiados proyectos de gastos e insuficientes recortes de impuestos. La versión de la Cámara pasó sin apoyo republicano, pero la versión del Senado obtuvo pocos votos republicanos.
Sobre la crisis hipotecaria que afecta a muchas familias estadounidenses, Obama señaló: "No podemos hacer que nuestra economía vuelva a avanzar si 2, 3, 5 o 10 millones de hipotecas de casas están siendo ejecutadas. Van a ver eso como un gran esfuerzo de este Gobierno".
La aprobación del Senado sigue a la decisión del Tesoro de anunciar un nuevo plan de rescate financiero que comenzará con 500 mil millones de dólares para comprar activos tóxicos de los bancos y respaldar nuevos préstamos por un billón de dólares mediante la ampliación de un programa de la Reserva Federal.
El "Plan de Estabilidad Financiera", anunciado por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se propone emplear 50 mil millones de dólares destinados a intentar detener las ejecuciones hipotecarias y amortiguar el impacto de la desastrosa crisis inmobiliaria.
La pregunta que flota en el ambiente es: ¿todos estos planes previos y nuevos de rescate, serán suficientes para salir de la crisis?