Alan Fairlie Reinoso
El trabajo decente fue instituido como una finalidad primordial para la OIT ante los constantes cambios que se dieron en el contexto de la globalización, con el fin de vincular el desarrollo económico con los derechos laborales. Fue mencionado por primera vez en la Memoria del Director General de la OIT ante la 87.° Conferencia Internacional del Trabajo en 1999, y luego de ello se constituyó en un objetivo internacional.
De esta manera, en la “Declaración de la OIT sobre una justicia social para una globalización equitativa” se establecen las metas para el Programa del Trabajo Decente. El empleo pleno y productivo y el trabajo decente se constituyen en el elemento central de las políticas económicas y sociales. Asimismo, se indica que el trabajo decente se basa en cuatro objetivos estratégicos: el empleo, la protección social, el diálogo social y el tripartismo, y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
Avances en el programa de trabajo decente del bienio 2018-2019
Periódicamente la OIT[1] realiza un estudio de la aplicación del Programa, estableciéndose resultados sobre trabajo decente. Señalamos las materias de políticas correspondientes al bienio 2018-2019:
- Más y mejores empleos para un crecimiento incluyente y mejores perspectivas de empleo para los jóvenes.
- Ratificación y aplicación de las normas internacionales del trabajo.
- Establecimiento y extensión de los pisos de protección social.
- Promoción de empresas sostenibles.
- Trabajo decente en la economía rural.
- Formalización de la economía informal.
- Promoción de la seguridad en el trabajo y del cumplimiento de las normas en el lugar de trabajo, inclusive en las cadenas mundiales de suministro.
- Protección de los trabajadores contra formas inaceptables de trabajo.
- Equidad y eficacia en materia de migración y movilidad internacionales de la mano de obra.
- Organizaciones de empleadores y de trabajadores fuertes y representativos.
Al respecto, la OIT ha indicado que hubo avances en 135 países con 844 resultados concretos de los diez resultados en materia de políticas. Las principales actividades son las referidas al tripartismo, las normas internacionales del trabajo y el diálogo social. Asimismo, estos resultados cumplen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En cuanto a las medidas concretas, señalaremos algunas de ellas. Sobre el empleo juvenil, en 30 Estados Miembros se diseñaron o implementaron nuevas políticas nacionales de empleo; y, en 27 países se elaboraron estrategias de empleo para los jóvenes o fueron incluidos como grupo beneficiario en las políticas nacionales de empleo. Respecto a la ratificación y aplicación de las normas internacionales del trabajo, 60 Estados Miembros depositaron 115 instrumentos de ratificación, de los cuales 31 son convenios fundamentales, 18 convenios de gobernanza y 66 convenios técnicos. Sobre los pisos de protección social, en 21 Estados Miembros se elaboraron nuevas estrategias y políticas de protección social para la ampliación de la cobertura y la mejora de las prestaciones.
En cuando a la formalización de la economía informal, en 14 Estados Miembros los mandantes de la OIT realizaron diagnósticos nacionales sobre las características y los vectores de la economía informal, y en 20 países, las organizaciones de empleadores y de trabajadores ofrecieron la posibilidad de afiliarse a los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal para facilitar su transición a la economía formal. Sobre la seguridad y salud en el trabajo, en 33 Estados Miembros reforzaron sus sistemas nacionales de seguridad y salud en el trabajo y 39 países reforzaron la capacidad de sus instituciones de administración del trabajo, e inspección del trabajo.
Balance
La actual situación que vivimos, producto de la pandemia, pone a prueba todos los avances logrados hasta el momento en materia de trabajo decente por la OIT y dependerá de las decisiones que se tomen si se revierten o no los años de progresos. Sin embargo, hace unos días y a pesar de la crisis, se logró la primera ratificación universal de un Convenio de la OIT, el Convenio N.° 182 “Sobre las peores formas de trabajo infantil” fue ratificado por los 187 Estados Miembros de la OIT, asumiéndose un compromiso mundial para proteger a todos los niños.
Aunándome al esfuerzo por fortalecer el trabajo decente a nivel regional, desde mi despacho he presentado y se han aprobado diversos instrumentos normativos en el Parlamento Andino como, el Marco Normativo para “Impulsar la Inserción Juvenil al Mercado Laboral en los Países Andinos”, la Recomendación N.° 398 “Promover y Fortalecer el Diálogo Social en los Países Andinos frente a los cambios en el Mundo del Trabajo”, la Recomendación N.° 378 “Sobre los Pisos de Protección Social para los trabajadores andinos”, la Recomendación N.° 338 “Exhortar a los Países Andinos a Impulsar la Transición de la Economía Informal a la Economía Formal”, la Recomendación N.° 333 “Sobre la ratificación del Protocolo del 2014 Relativo al Convenio Sobre el Trabajo Forzoso”, entre otros.
Como se señaló en la última cumbre mundial de la OIT sobre la COVID-19 y el mundo del trabajo, “Necesitamos un mejor futuro del trabajo después de la COVID-19 con trabajo decente para todos”[2]. Solo con el esfuerzo tripartito, del Estado, los empleadores y los trabajadores, esta declaración de voluntades se podrá expresar en acciones que nos permitan superar la crisis que vivimos.
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