Alan Fairlie Reinoso
 
El BID, ha publicado la sexta entrega del documento “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, ¿Cómo puede la tecnología facilitar la recuperación del empleo tras el Covid-19?”[1]. Indica que nuestra región ha sido la más golpeada a consecuencia del COVID-19, debido a que es la más desigual del mundo y por tanto la más vulnerable. En el mes de junio, se perdieron 24 millones de empleos (el más alto registrado en la región), siendo los jóvenes y los trabajadores informales los más perjudicados. Asimismo, que los hogares de grupos de ingresos más bajos antes de la pandemia, registraron un 68% de pérdidas de empleo (en  comparación con los hogares con ingresos más altos).
 
 
MTPE trabajo remoto
 
La tecnología termina es una alternativa en la recuperación de los empleos: “la adopción de tecnologías digitales para el trabajo puede con-tribuir a tener trabajadores mejor preparados, más resilientes y productivos”, debido a que permiten el acceso a un trabajo que les genera ingresos y flexibilidad en sus horarios. Sin embargo, también enfrenta desafíos como la separación entre la vida laboral y personal o familiar, y la profundización de las brechas de los trabajadores más calificados (que pueden tele-trabajar), frente a los de baja calificación (que carecen de habilidades y herramientas digitales).
 
Cambios en la organización del trabajo
El BID señala que la organización del trabajo ha variado con la incorporación de las TIC desde hace algunos años. Se inició con el uso de una computadora e internet en la casa (denominado “oficina en el hogar”), luego con el uso de los celulares, tabletas y las laptops se paso a la “oficina móvil”; y la última etapa es la “oficina virtual”, caracterizada por el uso de los teléfonos inteligentes y la nube. Por ello, se ha  legislado al respecto en varios países de la región.
 
 
Tecnologias BID
Fuente: BID
 
 
El uso de las plataformas y la evolución del trabajo en línea
El BID señala que el uso de las plataformas en los mercados digitales es de dos tipos: los que realizan trabajo en la nube, y quienes lo hacen desde una ubicación específica. Los que realizan trabajo en la nube, son los que hacen teletrabajo. Pueden ser desde trabajos de alta especialización, hasta operaciones sencillas y mecánicas (como las micro tareas que no requieren educación ni capacitación previa). En estos casos, las plataformas conectan a los trabajadores con las empresas en cualquier parte del mundo.
 
 El segundo tipo, son denominados “gig work”, quienes realizan tareas rápidas, puntuales y en un lugar específico. Se dividen en dos subcategorías: bajo demanda, las que son de servicio instantáneo como el transporte (Uber, Cabify o Didi), entrega a domicilio (Rapy o Glovo), y tareas puntuales como trabajos en casa, como meseros, etc.
 
Asimismo, el BID señala que la adopción de las plataformas laborales en la región (en el 2019) era muy reducida,  no así las descargas de plataformas bajo demanda. Esto, debido a que es una opción más sencilla de ingresar a laborar, especialmente para grupos que tienen dificultades de encontrar empleos como las mujeres, los migrantes, los jóvenes y los adultos mayores.
 
Impacto del Covid-19 en el teletrabajo
Según el BID, durante la cuarentena obligatoria hubo un incremento en las descargas de las aplicaciones que se usan para las reuniones virtuales (Zoom, Skype for Business o Microsoft Teams). En Ecuador, Costa Rica, Chile Panamá y Perú hubo más incidencia (las descargas fueron entre cinco y ocho por cada 100 habitantes).
 
Las características de los teletrabajadores antes de la pandemia, son diferentes a los actuales. Los trabajadores prepandemia en promedio eran trabajadores por cuenta propia, realizaban tareas manuales y creativas, informales y mayores de 50 años. Los actuales son asalariados, realizan tareas intelectuales, con nivel educativo terciario y son formales.
 
Un aspecto  que es importante resaltar, es el acceso a internet para la realización del trabajo en plataformas profesionales o semiprofesionales. Si bien el acceso al teléfono es casi universal, la tercera parte de la población no cuenta con acceso a internet de banda ancha. Mientras que el acceso a internet en la región es mayor a nivel del celular, la banda ancha es limitada y eso se expresa también en la calidad del trabajo que se puede realizar, por lo que la diferencia en cuanto al acceso de las TIC puede profundizar las desigualdades de los países con menos ingresos.
 
 Por ello, mientras que las tecnologías de la información y comunicación pueden permitir mayores accesos a puestos de empleo en un periodo de crisis, en los países con bajos ingresos (donde el trabajo es más intensivo con las tareas manuales), se utilizan menos las TIC y cuentan con baja conectividad para incorporarse a estos empleos. En el Perú, solo un 27% de las empresas tienen al menos una tecnología adoptada, esto debido a que las Pymes tienen menores recursos y capacidad para adaptarse al teletrabajo.
 
Balance
Como podemos ver, las tecnologías de la información y comunicación pueden servir para la permanencia de los empleos y la recuperación de los empleos en plena crisis del Covid-19. Sin embargo, hay varios elementos para tener en cuenta. Por un lado, nuestro acceso a internet se da principalmente mediante los celulares, lo cual genera una mayor incorporación a las plataformas digitales que ofrecen trabajo rápido, pero precario. Y, por otro lado, nuestro acceso a la banda ancha de internet es restringido, lo cual genera limitaciones para tener empleos profesionales o semi-profesionales, que ofrecen las plataformas digitales. Esta situación debe ser atendida mediante políticas públicas, que garanticen el acceso a internet a todos los peruanos.
 
Asimismo, con la incorporación masiva de las TIC al trabajo, debemos impedir que se perpetúen los abusos laborales o se profundicen ahora con “el trabajo sin fin”, la afectación de la salud mental, el incumplimiento de derechos laborales, entre otros.  Las TIC deben promover la creación de puestos de trabajo, pero deben estar basados en el pleno respeto del trabajo decente, para tener un futuro mejor.
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