Entre los nuevos actores de influencia se encuentran los gigantes tecnológicos conocidos como las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y pequeñas entidades locales. Los retos a los que se enfrentan las sociedades actuales exigen recursos que no son monopolio de los estados, sino de actores de naturaleza diversa, tanto pública como privada.
En el otoño de 2018, un encuentro acaparó la atención mundial: el presidente francés, Emmanuel Macron, había invitado al Palacio del Elíseo al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Formaba parte de una serie de entrevistas con los CEO de las principales empresas tecnológicas, y las reuniones mantuvieron un protocolo similar al de las visitas diplomáticas. Ya entonces la prensa se hacía eco de que los tiempos en que presidentes, primeros ministros y jefes de estado marcaban las relaciones del mundo estaban empezando a quedar atrás. «Tradicionalmente, los actores protagonistas de la diplomacia habían sido los estados», recuerda Agustí Cerrillo, catedrático de Derecho Administrativo y profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).