Por Carlos Pongo
En tres oportunidades y en distintos periodos de mi vida he visitado el Morro de Arica.
En las dos primeras recorrí el Morro mirando el panorama,el paisaje y sabiendo que allí se habia desarrollado una batalla donde murió el Crl Francisco Bolognesi y donde se inmoló el Crl Alfonso Ugarte arrojándose al mar con la bandera peruana para evitar que caiga en manos del enemigo.
A medida que he ido profundizando mis estudios de la Historia del pais empecé a mirar el Morro como algo superior a un hecho de armas .Para mí es un mensaje que querian enviar los peruanos que pelearon en el Morro en 1880 para el resto de generaciones futuras de nuestra Patria.
Quiero compartir con Uds. este mensaje, para lo cual utilizaré dos libros.
El primer libro, La Batalla de Arica, fue escrito por el ariqueño peruano Gerardo Vargas Huratado en 1921. El era un niño cuando se dio la batalla y se crió en el culto y respeto a quienes habian participado en el combate y recogió de primera fuente toda la información de los acontecimientos.
Fue expulsado de Arica en 1911 durante el periodo de la chilenizacion y desde esa època radicó en Lima. Sabiendo que estaba trabajando contra el tiempo se dedicó a escribir un libro que recogiera todos los relatos, partes de guerra, memorias, discursos y entrevistas a los sobrevivientes.
El segundo libro fue escrito en 1911 por el chileno Nicanor Molinari, quien participó en el asalto al Morro de Arica como subteniente del regimiento 4.o de Linea, precisamente el cuerpo que primero chocó con los efectivos peruanos en el sitio denominado La Ciudadela. Este escritor también hizo abundante estudio de investigación de primera mano para narrar cómo ocurrió la toma del Morro de Arica.
Los peruanos que vivieron la guerra de 1879 tenian los mismos argumentos y quejas contra la clase dirigente política del pais que los que podemos tener ahora: su falta de vision, sus luchas partidaristas que habian llevado al pais a vivir en un estado de anarquía politica y económica .
Carlos Dávalos y Lisson, que peleó con sus cinco hermanos en el Reducto de Miraflores, escribió el libro Como hice mi fortuna, en el que explica la antesala del conflicto relatada por un tío suyo ligado a la alta esfera politica de Gobierno. Dice: "Cuando el ex-Presidente Manuel Pardo (Jefe del Partido Civilista) regresó de Chile en 1878 tuvo una reunión urgente con el Presidente Mariano Ignacio Prado y le dijo: 'Se nos viene la guerra o la evitamos, o nos preparamos para ella'.
El hombre (Prado) que ha vivido en Chile y que lo conoce me oyó espantado.
Le acompañaban en esa entrevista tres de sus amigos íntimos. Todos ellos me miraban con recelo,como si yo estuviera inventando mentiras."
Las consecuencias de esta incapacidad de prepararse para el futuro se pagaron muy caras en el terreno de las armas no solo por pérdida de tantas vidas humanas valiosas pero tambien en la pérdida de las provincias peruanas mas ricas, las que eran la Caja Fiscal del país, las que tenian la riqueza del guano y el salitre, objeto de codicia del pais vecino que venia preparándose por años con ayuda del capital inglés para su guerra de conquista.
Increible pero cierto: en plena guerra y en secreto el 19 de diciembre de 1879 se embarcó el Presidente Constitucional del Perú Mariano Ignacio Prado con dirección a Europa para él mismo asumir la compra del material bèlico y naves que el Peru debió de haber comprado años antes. A estas alturas ya era demasiado tarde.
Todo este espectàculo era más que suficiente para desalentar y desmoralizar a los combatientes peruanos; sin embargo, lo hermoso de nuestro pueblo y que debemos rescatar una y otra vez es que en tiempos de dificultades extremas el pueblo se agiganta ante el reto y se aferra mas al concepto de Patria y decidió seguir dando combate al enemigo costase lo que costase y dejar de lado todo partidarismo político.
Arica, después de la pérdida de la provincia de Tarapaca, era el centro de concentración del ejercito peruano y su Jefe General era el Contralmirante Lizardo Montero. Conociéndose el avance del ejercito chileno, que habia desembarcado en Ilo y avanzaba hacia Tacna, las fuerzas aliadas se concentran en esta ciudad y asume el mando el Presidente boliviano Narciso Campero el 19 de abril de 1880.
Las fuerzas combinadas salen al encuentro del ejercito chileno y la batalla se da en el Campo de la Alianza el 26 de mayo de 1880. Antes de marchar de Arica el contralmirante Montero nombró al Crl Francisco Bolognesi Cervantes como Jefe de la Plaza militar y su orden es :"La plaza no puede rendirse".
Desde Arica se oian los ecos de los cañonazos y la polvareda que se levantaba durante el desarrollo de la Batalla de Tacna, 10,000 soldados aliados enfrentaban a veinte mil soldados enemigos mejor pretrechados y equipados con material belico. Al dia siguiente tres soldados ariqueños que habian peleado en el Campo de la Alianza llegaron a Arica y son llevados ante el Coronel y allí le informaron los pormenores de la batalla y que los restos del ejercito boliviano habian emprendido la marcha rumbo a su país y que los peruanos estaban concentrándose en Tarata para emprender la retirada hacia Arequipa.
No debemos olvidar que aunado a su preocupacion como responsable de la Plaza Militar el Coronel Bolognesi tenia a su hijo Enrique con quien se carteaba continuamente y que era Teniente de Artilleria en el ejercito que habia salido a enfrentar al enemigo chileno. Cuántas veces habrá pasado por su cabeza "¿Qué será de la suerte de mi hijo?"
Bolognesi, con pleno conocimiento de la derrota de las fuerzas peruanas, envió propios a caballo para tomar contacto con el Contralmirante Montero para recibir nuevas instrucciones. El Coronel pensaba que el ejército peruano iba a concentrarse en Arica y enlazar con las fuerzas que venian de Arequipa al mando del Crl Leyva y hacer un nuevo frente al enemigo. Nunca logró tomar comunicación con Montero; el Coronel estaba aislado y dependía ahora de sus propias decisiones.
Francisco Bolognesi Cervantes era hijo de un inmigrante italiano y de madre arequipeña. Nació en Lima el 4 de noviembre de 1816 y creció en Arequipa, donde dejó los negocios para entrar a la edad de 37 años en el ejército en la rama de Artilleria.
Viajó tres veces a Europa como enviado especial de los gobiernos de Castilla y Balta para la compra de cañones modernos para la època. Nunca su nombre se involucró en negociados o corrupción.
En julio de 1872 a la edad de 56 años se jubiló y pasó a la vida civil a gozar de su vejez. Cuando Chile declaró la guerra a Peru el 5 de abril de 1879, es uno de los primeros que se presenta voluntariamente al servicio activo militar. Participó de toda la campaña del Sur y al mando de su division luchó contra el enemigo en Tarapacà.
Ahora a sus 63 años tenia que decidir la suerte de sus 1918 hombres a su mando, de los cuales 1200 eran civiles armados naturales de Tacna, y no queria hacerlo sin consultarlo y tener el respaldo de todos los Jefes de primer, segundo y tercer rango de todas las unidades.
A través de ellos queria saber el estado de ànimo de los combatientes. El dia 28 de mayo reunió a los 31 jefes militares en una Junta de Guerra y en medio de un silencio total les expone crudamente la realidad y que pronto el enemigo en fuerza numerosa haría su aparición para tomar Arica porque necesitaba el puerto para enlazar con su escuadra que tenia bloqueada a Arica.
Que las últimas órdenes que le habia impartido el Contralmirante Montero eran defender la plaza a cualquier precio y que él estaba dispuesto a cumplir esa orden porque se los dictaba el honor militar y su patriotismo y que esperaba que todos los Jefes le secundaran. En este momento todos los jefes militares se levantaron de sus asientos y dijeron a un solo grito: ¡¡Sí juro!!
El Coronel emocionado les manifestó que estaba orgulloso de ellos y que era un honor tenerlos bajo su mando y que admiraba su entusiasmo y decisión de lavar con nuestra sangre las injusticias del destino que desde Punta Gruesa viene mostrándose cruel contra nuestras armas. Muchos de estos Jefes militares eran civiles, abogados, comerciantes, hijos de las familias más pudientes del departamento de Tacna y Tarapaca, que habian dejado sus negocios y actividades privadas para alistarse en la defensa del pais e incluso, como en el caso de Alfonso Ugarte y Ramón Zavala, eran dueños de una gran fortuna personal y que con su propio dinero habian equipado a los batallones de Iquique y Tarapacà, presentes en la Plaza.
Bolognesi continuó hablándoles ahora como un padre a sus hijos: "Ya conocéis mi plan de defensa y mi propósito inquebrantable de morir defendiendo al frente de mis legiones este pedazo de suelo peruano que se nos ha encomendado, pero sería egoísta de mi parte exigirles este sacrificio a Uds. que en su mayoria son jóvenes y poco habéis gozado de los encantos de la juventud. Quiero que cada uno se pronuncie con toda franqueza sobre mi plan de defensa y fundamente su posición personal".
El Crl. Alfonso Ugarte, de 33 años de edad, fue el primero en pedir la palabra y se pronunció por la resistencia y que aplaudía el plan de defensa ideado por el Jefe. Después por orden de antigüedad cada oficial fundamentó su posición y todos se pronunciaron a favor del plan propuesto por el Crl. Bolognesi. La nota emotiva la dio el Tnte Crl. Roque Saenz Peña, joven argentino de 29 años de edad, abogado de profesión. En Arica era el Jefe del Batallon Iquique y habia participado en toda la campaña del Sur desde San Francisco hasta la batalla de Tarapacá. Fundamentó su posicion diciendo que por defender el derecho y la justicia que asistía al Perú en esta guerra habia dejado a sus padres a quienes capaz nunca volveria a ver y que habia desoído las súplicas de sus amigos queridos de juventud quienes le pedían que retorne a Buenos Aires incluso habian mandado a un emisario a Arica, el Sr. Miguel Cane, para que lo acompañe de retorno a Argentina, pero su decisión estaba tomada y él como en Tarapacà cumpliría con su deber al frente de su batallón y secundaba al Jefe de la Plaza en su patriótico empeño de no capitular ni rendirse.
Todos los asistentes lo ovacionaron emocionados. El anciano Coronel se adelantó y lo estrechó efusivamente contra su pecho. Roque Sáenz Peña sobrevivió la batalla y con el correr del tiempo llegó a ser Presidente de Argentina . En 1905 fue el invitado de honor para la inauguración del primer monumento que la Nación rendía al Coronel Bolognesi y a los Héroes del Morro en lo que ahora es la Plaza Bolognesi. Allí se reuniría con el pequeño grupo de oficiales y soldados que habian peleado juntos en el Morro. El vapor que lo conducíia a Lima paró en Iquique y Arica y nuestro pueblo generoso viviendo cautivos bajo un gobierno extranjero salió en masa a recibirlo y brindarle todo tipo de homenajes en su nombre, todos querian estrechar la mano de tan noble argentino y decirle una sola palabra: ¡¡GRACIAS!!
Hubo una voz discrepante con el plan planteado, fue el Jefe del Batallón Cazadores de Piérola, Coronel Agustín Belaunde. Fundamentó su opinión diciendo que con las escasas fuerzas de que se disponía era pueril pensar que se podia contener las fuerzas enemigas tres o cuatro veces superiores en número y habiéndose perdido toda esperanza de auxilio, sea de Leyva o de Montero, era mejor la capitulación pero antes haciendo tabla rasa de las fortificaciones de Arica; de no hacerlo así era sacrificar a sabiendas tanta juventud en flor, era llevarla al matadero (textual).
El Consejo de guerra acordó, con la excepcion del voto del Crl. Belaunde, defender la plaza a sangre y fuego y aprobar el Plan de defensa propuesto por el Coronel Bolognesi que consistia en volar puentes y colocar minas en varios sitios para obstaculizar la marcha del invasor por todos los medios posibles. El ingeniero Elmore estaba a cargo de coordinar la colocacion de minas y dinamita en los sitios designados y el plan final era que llegado el momento iba a volar el Morro con defensores y atacantes.
El 1 de junio el Crl Agustin Belaunde y el segundo Jefe de los Cazadores de Piérola, Manuel Revollar, desertaron de sus posiciones y enrumbaron en direccion a Arequipa.
A los pocos años de haber acabado la guerra el Sr. Agustin Belaunde llegó de visita a Tacna y se le ocurrió visitar el mercado de verduras de la ciudad. Alli fue reconocido por las señoras vendedoras del mercado y una lluvia de coles, lechugas y tomates hicieron correr por su vida al desertor. Las señoras habian perdido o a un marido, a un padre, a un hijo o a un novio en la batalla de Arica y se sintieron insultadas con la presencia de este personaje.
El 2 de junio un patrulla de caballeria enemiga capturó prisionero al Ing. Elmore y a su equipo de instaladores de minas. Este fue un duro golpe para los planes de defensa porque el ingeniero era el cerebro experto en minas, detonantes, fulminantes. A partir de alli habia que seguir improvisando lo mejor que se pudiera en la colocacion de minas y en el uso de la dinamita.
El 2 de junio el ejército atacante hizo su aparición con su fuerza total de ataque: 6,500 hombres. El Comandante General chileno habia nombrado al Coronel Pedro Lagos como el Jefe de Operaciones para la toma de Arica. Después de hacer su reconocimiento del terreno y colocar sus baterias Krupp en los sitios estratégicos cerrando toda posibilidad de escape a las fuerzas sitiadas, estaba listo para empezar el asalto a la ciudad y al Morro.
El 5 de junio a las 6 am el Coronel Lagos envió como Parlamentario al Mayor José de la Cruz Salvo. El Crl Bolognesi lo recibió en su alojamiento que le servía de cuartel general . El mayor Salvo le dijo que traía un mensaje en nombre del General en Jefe del Ejercito chileno, quien le ofrecía una capitulación honrosa ya que toda resistencia era inútil.
El Coronel Bolognesi le escuchó atentamente y le respondió con una voz completamente tranquila: "Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el ultimo cartucho". En seguida el Coronel hizo llamar a sus Jefes militares y delante del Parlamentario les explicó el mensaje del emisario y la respuesta que él habia dado.
El Capitan de Navio Guillermo Moore se levanto tranquilamente de su asiento y dijo: Esa es tambien mi opinión" Siguieron los demas en el mismo orden por su graduacion. El Parlamentario Salvo levantándose respondio: "Señores, mi misión está cumplida. Lo siento mucho".
Ese mismo sábado 5 de junio a las 9 de la mañana empezó la batalla de Arica, que iba a durar tres dias. Los cañones Krupp chilenos empezaron a cañonear la plaza y los del Morro, respondiendo de igual manera. El cañoneo cesó a las 4 pm. No hubo bajas en ningún lado. Ambas fuerzas aprovecharon la jornada para posicionar mejor sus cañones y ajustar sus ángulos de tiro.
El domingo 6 de junio las baterias chilenas empezaron el cañoneo a las 11 am por espacio de cinco horas hasta las 4 pm.
Esta vez la escuadra chilena bloqueadora del puerto entró en acción a la 1 pm: eran los buques de guerra Loa, Magallanes, Covadonga y Cochrane. Las dos embarcaciones peruanas al ver la aparición de las naves enemigas salieron de su fondeadero al encuentro del enemigo; era el monitor Manco Capac, al mando del Cap. de Navio Jose Sánchez Lagomarsino y la torpedera:Alianza, comandada por el Teniente segundo Manuel Fernandez Davila. La pelea fue encarnizada por ambas partes, un imponente espectàculo de este combate por mar y tierra en el que la única arma que se empleó fue la artilleria; durante cuatro largas horas los atacantes hicieron alarde de su poder maritimo y terrestre.
Al terminar el duelo alas 4 pm la "Covadonga" habia recibido dos tiros a flor de agua de la baterias rasantes del Norte que no ocasionaron desgracias personales, pero sus averias fueron de tal magnitud que la "obligaron a retirarse y a pedir remolque y auxilio de la "Magallanes".
Al "Cochrane" en las postrimerias del combate le alcanzó un disparo del Morro que se le introdujo por la cubierta y al estallar hizo explotar los saquetes de pólvora con que en esos momentos se cargaba el cañón hiriendo y quemando a 27 individuos, de los cuales 25 recibieron heridas mortales.
Los artilleros del Morro al contemplar que la escuadra enemiga se retiraba averiada y maltrecha del campo de batalla prorrumpieron en hurras y vivas a la Patria.
Molinari: " este dia el triunfo fue de los peruanos".
A las 4.30 pm. el regimiento "Lautaro" y una compañía del Buin hizo un simulacro de ataque por el norte. Las baterías peruanas los obligaron a retirarse en desorden. El Comando Peruano pensaba que el ataque enemigo al dia siguiente vendría por ese sector y colocó en defensa de las baterias de tierra a los dos batallones: el Iquique de 310 soldados al mando del Tnte Crl. Roque Sáenz Peña y al batallon Tarapacá de 219 soldados al mando del Crl. Ramón Zavala.
El ataque se produjo el lunes 7 de junio a las 5.30 am por el lado este. Las baterias peruanas en el Este, opuestas al mar y mirando a la cadena de cerros, estaban defendidas por dos contigentes militares: uno llamado del Este defendidos por el Batallon Artesanos de Tacna, de 380 soldados al mando del Crl. Valera y como Jefe al Crl. Jose Joaquín Inclán; el otro situado en el sitio llamado "Ciudadela", defendido por los batallones Granaderos de Tacna, 273 soldados; y a su lado el "Cazadores de Piérola", con 235 soldados. Al mando de estos dos cuerpos en la Ciudadela estaba el Crl. Justo Arias y Aragüez.
En la medianoche del 6 de junio el ejército enemigo se movió a sus emplazamientos de ataque por el este. El Regimiento 3.o de Linea con 1,200 soldados debia atacar la Ciudadela, el 4.o de Linea, con 1,200 soldados, iba a atacar las baterias del Este. El regimiento Buin con 1,200 soldados era la reserva que acompañaba a ambos cuerpos.
Los defensores de la Ciudadela detectaron al enemigo cuando ya lo tenian a 300 mts .El combate final habia empezado. De los disparos de fusil se pasó al combate cuerpo a cuerpo. El joven ariqueño Alfredo Maldonado, de 16 años al ver la fortaleza tomada por el enemigo hizo volar la santabárbara del fuerte, "una explosión espantosa atronó el aire y un volcan de fuego, de llamas, humo, restos humanos, tierra, pedazos de cañon y de cuanto la humana dantesca imaginación pueda inventar pobló el espacio" (Molinari).
Todos los jovenes tacneños defensores de la Ciudadela murieron combatiendo. Repito: TODOS. No hubo un solo sobreviviente. "En la Ciudadela la lucha fue terrible. Creo que habrán escapado muy pocos de sus defensores, tantos eran los muertos. Nuestros caballos entraban la uña en los charcos de sangre" (Maximo Lira, secretario general chileno).
En la fortaleza del Este los defensores al verse desbordados por todos lados se replegaron al segundo emplazamiento llamado Cerro Gordo, antesala a la meseta del Morro. El Coronel Bolognesi, que estaba mirando el desarrollo de la batalla, impartió instrucciones al Crl. Alfonso Ugarte para que trajera a los batallones Iquique y Tarapacá a apoyar a los que se replegaban a Cerro Gordo. Estos cuerpos se encontraban a tres kilometros de distancia protegiendo las baterias del Norte, y al recibir sus nuevas órdenes vinieron a trote y empezaron a escalar el Morro para unirse a sus compañeros, pero en esos momentos el emplazamiento Cerro Gordo ya habia sido tomado por el enemigo y empezaron a a recibir fuego graneado desde arriba.
En la ascensión fue muerto el Crnl. Ramon Zavala y herido el Crnl Roque Sáenz Peña.
Los buques peruanos Iquique y el Tarapacá tuvieron que detenerse para responder el fuego al enemigo y la mitad de su tripulación logró subir al Morro y unirse a los que alli iban a dar la batalla final al lado del Coronel y el alto mando peruano.
En el combate final estaban tambien los artilleros de las baterias del Morro que hicieron explotar la mayoria de los cañones y los marinos sobrevivientes de la Independencia destacados ahora en Arica. Los jefes de las baterias peruanas, al ver que todo estaba consumado, empezaron a hacer volar o inutilizar los cañones a su mando.
El Cap. de Navio Guillermo Moore de acuerdo al plan ordenó volar el Morro. Los encargados de hacerlo conectaron las baterias y la energia comienza a correr por los alambres. En unos minutos el Morro con atacantes y defensores iba a volar en mil pedazos. Por algún lado los alambres estaban cortados o los fulminantes estaban defectuosos, la explosión no se produjo.
La lucha ahora era sin misericordia, nadie daba ni pedia cuartel, los peruanos a su espalda tenian el mar y al frente y a los costados al enemigo. Una descarga cerrada tumba al Crl Bolognesi malherido, y muerto al valiente Guillermo Moore.
El Coronel Bolognesi todavia tuvo fuerzas para incorporarse y seguir disparando su revólver, pero un soldado enemigo de un culatazo en la cabeza lo tumbó para siempre. El Coronel murió en su ley.
A las 8.59 am se disparó el ultimo cartucho. Cesado el fuego y en medio de toda esta vorágine de destrucción y muerte, hubo oficiales chilenos que exponiendo sus propias vidas protegieron con sus cuerpos para que no ultimen a los pocos oficiales y soldados peruanos sobrevivientes. Caso del Capitán chileno Ricardo Silva Arriagada, que arriesgando su propia vida protegió de una matanza segura al Jefe de Estado Mayor peruano Tnte Crl. Manuel de la Torre, a Roque Sáenz Peña y a Francisco Chocano.
A la media hora se presentó a caballo el Jefe de la toma de Arica Crl Pedro Lagos y según un testigo estas fueron sus palabras textuales dirigiendose a los oficiales peruanos prisioneros: "Cobardes, miserables, se encierran con minas estos canallas, y Uds., dirigiéndose a sus oficiales y soldados, han tenido la desvergüenza de no cumplir mis órdenes, ¿no les dije que no debian haber prisioneros?"
Tales vociferaciones estimularon a la tropa chilena para cometer atrocidades en los contornos del Morro, calles y plazas de Arica. Todas las casas fueron asaltadas y saqueadas. En las gradas de la Iglesia de Arica se fusiló en masa a setenta soldados peruanos que acabada la batalla habian buscado refugio en las legaciones extranjeras o en la Iglesia.
En su parte de guerra el Grl Baquedano escribió: "... la lucha ha sido porfiada y sangrienta hasta lo increible. El enemigo perdió a sus mejores jefes, el que no cayó prisionero rindió la vida." El secretario Lira: "Hemos triunfado pero la victoria ha sido cara".
Historiadores peruanos se han preguntado: ¿valió la pena tanto sacrificio?, ¿por qué tuvo que correr tanta sangre peruana sabiendo que estaban luchando contra algo imposible de realizar? Jorge Basadre reflexionó también al respecto y manifiesta que los que alli decidieron pelear hasta morir defendiendo el suelo Patrio nos han dado algo muy valioso para nuestro pueblo: nos han dado simbolos Nacionales, ese aliento misterioso que debe acerar nuestra alma colectiva para enfrentar dificultades.
Con el correr de los años nos hemos olvidado de todos los nombres de los peruanos que pelearon alli pero lo que nunca nos olvidaremos es LO QUE HICIERON ALLÍ y es nuestra tarea conservar y transmitir a las futuras generaciones el coraje de nuestros ancestros que debe inspirarnos como Nacion para afrontar los retos del futuro: "Hasta Quemar el Último Cartucho".
El pintor peruano Juan Dellepiani, nacido en Lima en 1864 y muerto en Roma en 1932, dedicó su vida a pintar escenas históricas. En 1899, para honrar la memoria de los combatientes del Morro, se trasladó a Arica donde conversó con sobrevivientes de la batalla, quienes le explicaron al detalle lo que ocurrió el 7 de junio. Exhumaron cadáveres de soldados peruanos y chilenos y tomó nota del tipo y color de uniforme. Recorrió palmo a palmo el Morro y pasó varias horas contemplando el escenario final de la batalla. Ese hermoso lienzo llamado El Ultimo Cartucho está ahora en el Museo de los Combatientes del Morro de Arica, situado en el Jr. Cailloma 125 en en centro de Lima. Contemplen ese cuadro para que vean el rostro humano de los patriotas peruanos que pelearon el 7 de junio de 1880 hasta quemar el último cartucho.
Miren esos rostros, son los rostros más humanos de patriotas que defienden el suelo que les vio nacer. Eran blancos, eran cholos, eran indios, eran negros: ERAN PERUANOS. Eran ricos, eran pobres, eran comerciantes, eran abogados, eran militares, eran agricultores: ERAN PERUANOS. Eran de Trujillo, de Chiclayo, de Lima, del Callao, de Cuzco, de Arequipa, de Iquique, de Tarapacá, de Arica, de Tacna: ¡¡¡¡¡ERAN PERUANOS!!!!!
MI CORONEL BOLOGNESI, MIS HÉROES DEL MORRO: ¡SÍ JURO !
Carlos Pongo H:
7 de junio 2018
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