LA SOLIDEZ DE LA POSICIÓN PERUANA
Los cables de Wikileaks y La Haya
Por: Luis Solari Tudela Diplomático
Las revelaciones publicadas por este Diario de los cables de Wikileaks sobre la controversia de límites marítimos entre el Perú y Chile se refieren a dos temas: la argumentación peruana y el pretendido “aprovechamiento político” de parte de nuestros gobernantes. En este artículo examinamos ambos.
Los cables de Wikileaks y La Haya
Por: Luis Solari Tudela Diplomático
Las revelaciones publicadas por este Diario de los cables de Wikileaks sobre la controversia de límites marítimos entre el Perú y Chile se refieren a dos temas: la argumentación peruana y el pretendido “aprovechamiento político” de parte de nuestros gobernantes. En este artículo examinamos ambos.
La fundamentación de nuestros argumentos causó en la cancillería chilena un temor, como lo revelan los comentarios de funcionarios de la cancillería de ese país, que había tratado por años de evadir que este tema fuera llevado a un tribunal internacional como sucedió cuando Chile se adhirió a la Convención del Mar haciendo reservas (o sea excluyendo a Chile) de la parte relativa a la solución de controversias a fin de evitar que el Perú pudiese plantear ante el Tribunal del Mar (creado por la misma Convención del Mar) el tema de la delimitación marítima.
Preocupaba a Chile la sentencia del Tribunal de La Haya en el caso Colombia-Nicaragua y más precisamente en el Honduras-Nicaragua, que se refiere a fronteras provisionales que en modo alguno pueden sustituir a un tratado de límites marítimos que exige formalidades que en ese caso no se habían dado.
Preocupaba a Chile la sentencia del Tribunal de La Haya en el caso Colombia-Nicaragua y más precisamente en el Honduras-Nicaragua, que se refiere a fronteras provisionales que en modo alguno pueden sustituir a un tratado de límites marítimos que exige formalidades que en ese caso no se habían dado.
¿Suena familiar, verdad? Ciertamente, pues se asemeja a la situación del Perú con Chile y que recogen los artículos 74 y 83 de la Convención del Mar cuando dicen: “En tanto no se haya llegado a un acuerdo…, los estados interesados… harán todo lo posible por concertar arreglos provisionales de carácter práctico …Tales arreglos no prejuzgarán la delimitación definitiva”. Estos acuerdos provisionales son precisamente los de 1952, 1954 y las Actas de Lima de 1968.
Este raciocinio lo sustenté en un artículo publicado en este Diario el año 2000 y lo he repetido en revistas especializadas y en mi libro “Derecho internacional público”. Entiendo que el mismo ha sido recogido en la memoria peruana ante la corte, entre otros argumentos. En lo que respecta al comentario del cable difundido por Wikileaks, que el recurrir a este tema por parte de los políticos peruanos para mejorar su popularidad resulta totalmente falso.
La primera vez que se planteó el tema fue en 1986, cuando el presidente Alan García gozaba de más del 80% de aprobación. Posteriormente, en el año 2000 el primer ministro y canciller Pérez de Cuéllar protestó ante las Naciones Unidas por la distribución de una cartografía chilena que fijaba el límite marítimo a través del paralelo, afirmando que entre Perú y Chile no existía un tratado específico de límites marítimos. El gobierno de entonces, de Valentín Paniagua, gozaba de una aprobación superior al 80%. Y cuando el 2002, al inicio de su gobierno, el presidente Alejandro Toledo le planteó al presidente Ricardo Lagos solucionar el tema pendiente de la delimitación marítima, marcando el inicio del proceso ante La Haya, tampoco tenía problemas con la aprobación a su gestión.
Cuando en marzo del 2004 viajé a Santiago para una reunión de vicecancilleres, en una conferencia de prensa conjunta con mi homólogo chileno, propuse llevar el tema a La Haya siguiendo el ejemplo de Colombia y Nicaragua, como fue ampliamente difundido por la prensa peruana. Esto causó una encendida reacción de la prensa y gobiernos chilenos. Cuatro meses después la cancillería peruana formalizó esta propuesta en nota enviada a la Embajada de Chile en Lima. La presentación de nuestra demanda el 2008 provocaría reacciones que sorprendieron por su tono desmesurado.
Hoy, con la publicación de los cables de Wikileaks, nos explicamos la inusitada y violenta reacción del Gobierno de Chile. Saben que van a perder.
El Comercio, 23.02.2011.