En el portal del diario español El País del 5 de enero de este año “El médico belga que ayuda a morir a los franceses”, se lee en el artículo de Álvaro Sánchez:

 

En la cocina de una amplia casa de dos plantas en Rhode-Saint-Genèse, una localidad flamenca situada a media hora en coche de Bruselas, De Locht retrata la muerte como un regalo para aquellos que malviven sumidos en padecimientos infernales.

 

Comentario

Los periodistas deben dejar los usos aldeanos. Un redactor debe ser claro, preciso. En este caso, el autor dice “a media hora en coche de Bruselas”. ¿A qué velocidad va durante esa media hora? ¿A 40, 60, 80, 150 kilómetros por hora? Eso significaría 20, 30, 40 o 75 kilómetros. Pero en realidad Rhode-Saint-Genèse queda a 8 kilómetros de Bruselas.

Como vemos, en lugar de informar, el autor confunde a los lectores. Yendo “en coche”, tendríamos que ir aproximadamente a 16 kilómetros por hora para cubrir esa distancia, pero las vías son buenas, no es un camino rústico que obligue a ir despacio. Su información no sirve. Para hablar de distancias usemos medidas de longitud, no de tiempo.

Usar el tiempo para hablar de medidas de longitud es una costumbre arcaica, que se mantiene todavía en zonas aldeanas. En los pueblos se contaba en tiempo porque no había medios fáciles de conocer las distancias para el común de la gente, y se decía: está a dos días yendo a caballo, a una hora yendo a pie, etc. Ahora para cualquiera es fácil conocer las distancias, y lo es mucho más para un periodista.

Además, hay que evitar la ambigüedad, no compliquemos la lectura, facilitémosla. En la frase “…a media hora en coche de Bruselas…” se puede interpretar que hay un “coche de Bruselas”.

 

Podemos decir por ejemplo:

En la cocina de una amplia casa de dos plantas en Rhode-Saint-Genèse, una localidad flamenca situada a ocho kilómetros de Bruselas, De Locht retrata la muerte como un regalo para aquellos que malviven sumidos en padecimientos infernales.