En el portal del diario español El País del 23 de marzo de este año, con el tíulo “El adolescente torturado que esquivó la muerte”, se lee en el artículo de Jesús A. Cañas:
El menor escogió la casa equivocada. Las víctimas de su presunto robo se convirtieron en verdugos y decidieron “tomarse la justicia por su mano”, como matiza el comisario. Empezaron así casi dos días de secuestro y torturas constantes. El parte médico da buena cuenta de la saña empleada: heridas en la cabeza; policontusiones en la cara, rodillas y brazos; una fractura en la mano derecha y un profundo corte en el meñique de su mano izquierda compatible con un intento de sección con un alicate. “Tenía el dedo medio desprendido”, añade Matesanz.
Comentario
1) El autor da a “equivocado” el significado que tiene en inglés wrong, lo cual es un barbarismo (anglicismo) calcado a nuestro idioma. Estos barbarismos denotan desconocimiento tanto del español como del inglés. Se puede decir que el se equivoca es el menor, no la casa, pero yendo más allá, no se trata de que el menor se equivoque en escoger una casa, sino que ha elegido una conducta equivocada al optar por el delito.
2) Hay un problema de propiedad con el uso del sustantivo saña, pues el verbo “emplear” no es el adecuado.
Podemos decir por ejemplo:
El menor no pensó que su camino por el delito lo llevase a una nefasta experiencia al escoger una casa para hurtar. Las víctimas de su presunto robo se convirtieron en verdugos y decidieron “tomarse la justicia por su mano”, como matiza el comisario. Empezaron así casi dos días de secuestro y torturas constantes. El parte médico da buena cuenta de la saña desatada: heridas en la cabeza; policontusiones en la cara, rodillas y brazos; una fractura en la mano derecha y un profundo corte en el meñique de su mano izquierda compatible con un intento de sección con un alicate. “Tenía el dedo medio desprendido”, añade Matesanz.