Los médicos extranjeros contratados por Brasil serán destinados a zonas lejanas, donde ocuparán plazas rechazadas por los galenos de ese país, informó la presidente Dilma Rousseff.
Explicó que un nuevo plan de salud pública permitirá la contratación de médicos extranjeros para las periferias de las grandes ciudades y áreas remotas del país, siempre que en el país no haya profesionales interesados en esas plazas.
Con ello responde a las protestas registradas durante junio, que entre otras demandas exigieron mejoras en la caótica salud pública. El Gobierno incentivará la formación de nuevos galenos e incluirá la construcción de hospitales en todas las regiones del país.
Indicó que no se puede obligar a un médico que prefiere vivir en una capital a trabajar en el interior, por lo cual se debe “admitir honestamente que algo debe ser hecho para que todos los brasileños tengan acceso a un doctor”.
Según los datos presentados durante el anuncio por el ministro de Salud, Alexandre Padilha, Brasil tiene hoy 1.8 médicos por cada mil habitantes, tasa que es de 3.7 en Uruguay, de 3.2 en Argentina o de 4 en España.
Este año se crearán 35,000 nuevas plazas para doctores en los centros de salud pública de periferias y zonas del norte y noreste, con salarios de 10,000 reales por mes (unos US$4,540), y serán ofrecidas a los profesionales brasileños.
Si las plazas no son ocupadas por médicos del país, se abrirán concursos para contratos por tres años para extranjeros, que deberán revalidar sus títulos en universidades públicas brasileñas y dominar la lengua portuguesa.