Uribe no hizo nada por liberar a Jara, rehén de las FARC
Alan Jara critica la actitud del presidente Álvaro Uribe frente a las FARC
El ex gobernador colombiano Alan Jara, liberado por las FARC tras siete años de secuestro, confirma lo que señaló Con Nuestro Perú: el presidente colombiano Álvaro Uribe no hace nada por los rehenes ni por combatir a las FARC, porque le conviene la presencia de los terroristas.
............Alan Jara |
El ex gobernador colombiano Alan Jara, liberado por las FARC tras siete años de secuestro, confirma lo que señaló Con Nuestro Perú: el presidente colombiano Álvaro Uribe no hace nada por los rehenes ni por combatir a las FARC, porque le conviene la presencia de los terroristas.
“Siento que el presidente Uribe no ha hecho nada por nuestra libertad”, declaró y agregó que los terroristas de las FARC no están debilitados de ninguna manera, actúan con toda impunidad y narra que el vio constantemente una gran cantidad de subversivos, mientras que el gobierno nunca apareció a combatir a los indeseables.
Jara fustigó a Uribe por su deficiente trabajo en su lucha antiterrorista y cuestionó que el mandatario colombiano no haya apoyado en las acciones conducentes a las liberaciones de los rehenes en poder de las FARC.
El rescate de Jara fue posible gracias a las coordinaciones de una misión humanitaria encabezada por la senadora opositora Piedad Córdoba, tres delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y pilotos militares brasileños, que lograron su cometido de liberar a Jara, quien luce muy delgado y pálido.
Jara, refiriéndose a Uribem criticó que la actitud del mandatario da la sensación de que le conviene “la situación de guerra que vive el país”, y añadió: “Pareciera que al presidente le conviene la situación de guerra del país y que a las FARC les gusta que Uribe esté en el poder. Son hechos que no permiten el diálogo”.
El ex rehén expresó su rechazo contra Uribe mostrando —al ser preguntado si ya había hablado con Uribe— que no tiene intención de reunirse con el Presidente, “aquí están aquellos a quienes les debo la libertad”, respondió en forma tajante refiriéndose a la presencia de la comisión negociadora, lo cual sorprendió a los presentes.
El dirigente rechazó la posibilidad de que los cautivos sean rescatados en acciones militares, advirtiendo que es una “sentencia de muerte”, y estimó “urgente” el canje humanitario y una salida política al conflicto porque las víctimas “literalmente se están pudriendo en la selva”.
La existencia de las FARC conviene a Álvaro Uribe y desestabiliza la región
Como ya habíamos señalado (ver: Álvaro Uribe, amenaza y sinvergüencería y Colombia: país peligroso para el continente), al presidente Uribe le conviene mantener a las FARC en forma permanente, lo cual le permite recibir millonaria ayuda de Estados Unidos de manera indefinida, porque si las FARC desaparecen ya no tendrá esos millones de dólares ni excusas para los gastos militares ni justificaciones para calmar a la población azotada por la pobreza y la violencia: culpa de ello a las FARC sin que su gobierno ejecute medidas efectivas para erradicar la pobreza.
Además, al poder en las sombras en Estados Unidos le conviene mantener un foco de caos para tener pretexto en su afán de tener presencia militar en la región. Por eso EE. UU. está interesado en que las FARC se mantengan o que se refuercen. Tan contento está el Pentágono con la conducta servil de Uribe, que el presidente George W. Bush lo condecoró antes de dejar el cargo.
Lo mismo que sucedió a Ecuador podría suceder con los otros países vecinos de Colombia: Brasil, Venezuela y el Perú. He allí el peligro de Colombia. No sólo eso, actualmente este presidente tiene la poca vergüenza de mantener escasos puestos de vigilancia en la frontera con el Perú, lo que obliga a los militares peruanos (en mayor número que los militares colombianos asignados a la frontera con el Perú) a distraerse y gastar recursos en movilizarse a la zona para prevenir la intrusión de los subversivos.
Lamentablemente, la prensa internacional y nacional repiten las noticias que transmite el gobierno colombiano y hasta se consigue premiar a una insensata Ingrid Betancourt (la cual fue culpable de su secuestro por no escuchar las advertencias que le pedían no ingresar a la zona dominada por los terroristas), pero no señalan las oscuras y peligrosas maquinaciones de Uribe tras el asunto con las FARC, lo que convierte a Colombia en un país desestabilizador, no por los subversivos, que al fin y al cabo son marginales y delincuentes, sino por la política de su gobierno que sirve de aliento al terrorismo.
Jara fustigó a Uribe por su deficiente trabajo en su lucha antiterrorista y cuestionó que el mandatario colombiano no haya apoyado en las acciones conducentes a las liberaciones de los rehenes en poder de las FARC.
El rescate de Jara fue posible gracias a las coordinaciones de una misión humanitaria encabezada por la senadora opositora Piedad Córdoba, tres delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y pilotos militares brasileños, que lograron su cometido de liberar a Jara, quien luce muy delgado y pálido.
Jara, refiriéndose a Uribem criticó que la actitud del mandatario da la sensación de que le conviene “la situación de guerra que vive el país”, y añadió: “Pareciera que al presidente le conviene la situación de guerra del país y que a las FARC les gusta que Uribe esté en el poder. Son hechos que no permiten el diálogo”.
El ex rehén expresó su rechazo contra Uribe mostrando —al ser preguntado si ya había hablado con Uribe— que no tiene intención de reunirse con el Presidente, “aquí están aquellos a quienes les debo la libertad”, respondió en forma tajante refiriéndose a la presencia de la comisión negociadora, lo cual sorprendió a los presentes.
El dirigente rechazó la posibilidad de que los cautivos sean rescatados en acciones militares, advirtiendo que es una “sentencia de muerte”, y estimó “urgente” el canje humanitario y una salida política al conflicto porque las víctimas “literalmente se están pudriendo en la selva”.
La existencia de las FARC conviene a Álvaro Uribe y desestabiliza la región
Como ya habíamos señalado (ver: Álvaro Uribe, amenaza y sinvergüencería y Colombia: país peligroso para el continente), al presidente Uribe le conviene mantener a las FARC en forma permanente, lo cual le permite recibir millonaria ayuda de Estados Unidos de manera indefinida, porque si las FARC desaparecen ya no tendrá esos millones de dólares ni excusas para los gastos militares ni justificaciones para calmar a la población azotada por la pobreza y la violencia: culpa de ello a las FARC sin que su gobierno ejecute medidas efectivas para erradicar la pobreza.
Además, al poder en las sombras en Estados Unidos le conviene mantener un foco de caos para tener pretexto en su afán de tener presencia militar en la región. Por eso EE. UU. está interesado en que las FARC se mantengan o que se refuercen. Tan contento está el Pentágono con la conducta servil de Uribe, que el presidente George W. Bush lo condecoró antes de dejar el cargo.
Que exista un país que sostenga o aliente el accionar subversivo en su territorio no debería preocuparnos, no obstante, sí es preocupante la actitud delincuencial (delincuencial porque violó leyes internacionales) de Uribe, que no tuvo reparos en invadir suelo ecuatoriano para “perseguir” a las FARC. Es decir, no combate a las FARC dentro de Colombia (lo cual no sería problema para el ejército colombiano si de verdad quisieran derrotar a las FARC, grupo compuesto de degenerados y narcotraficantes o drogadictos) pero invade otro país con ese pretexto.
Lo mismo que sucedió a Ecuador podría suceder con los otros países vecinos de Colombia: Brasil, Venezuela y el Perú. He allí el peligro de Colombia. No sólo eso, actualmente este presidente tiene la poca vergüenza de mantener escasos puestos de vigilancia en la frontera con el Perú, lo que obliga a los militares peruanos (en mayor número que los militares colombianos asignados a la frontera con el Perú) a distraerse y gastar recursos en movilizarse a la zona para prevenir la intrusión de los subversivos.
Lamentablemente, la prensa internacional y nacional repiten las noticias que transmite el gobierno colombiano y hasta se consigue premiar a una insensata Ingrid Betancourt (la cual fue culpable de su secuestro por no escuchar las advertencias que le pedían no ingresar a la zona dominada por los terroristas), pero no señalan las oscuras y peligrosas maquinaciones de Uribe tras el asunto con las FARC, lo que convierte a Colombia en un país desestabilizador, no por los subversivos, que al fin y al cabo son marginales y delincuentes, sino por la política de su gobierno que sirve de aliento al terrorismo.