Por Sandra Trafilaf
Periodista, comunicadora y activista chilena

En un clima marcado por las protestas del pueblo mapuche; atentados incendiarios a iglesias católicas y empresas forestales, de dudosas autorías; cortes de carreteras; manifestaciones en las comunidades del sur de Chile; la huelga de hambre de un machi (autoridad espiritual mapuche) encarcelado, Celestino Córdova, que demanda justicia y respeto a la cultura de su pueblo; y el hostigamiento policial a los habitantes de tierras ancestrales, arribó a la región de La Araucanía el papa Francisco, a dirigir lo que sería su segunda misa en territorio chileno, con un discurso que enfatizó llamados a la paz y la unidad, y que dio lugar a libres interpretaciones de moros y cristianos.

Papa Francisco y su llamado a la unidad en territorio mapuche

La prensa oficial destacó las palabras del pontífice, que cumple con una agenda de cuatro días en Chile, apuntando sus dardos a las acciones de violencia adjudicadas a uno de los pueblos originarios que ha resistido siglos la invasión en sus territorios. “La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y la separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos “no a la violencia que destruye”, en ninguna de sus dos formas”, recalcó la máxima autoridad católica.

De nada sirvió el saludo del jerarca de la iglesia católica en mapudungun (idioma mapuche) al comienzo de su mensaje, en el marco de una misa denominada “Por el progreso de los pueblos”, A lo lejos, un grupo de dirigentes sociales le pedía a gritos al papa, que llamara a defender la infancia mapuche, prisionera y violentada constantemente por las fuerzas policiales chilenas, grupo que logró llegar con dificultad hasta el aeródromo de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) ubicada a tres kilómetros de Temuco, capital de la región.

Tampoco logró la simpatía de los comuneros mapuche al parafrasear los versos de la premio Nobel de literatura, Gabriela Mistral, para graficar la belleza de las tierras ancestrales, ni mucho menos los versos de la legendaria cantora popular Violeta Parra, con su canción “Arauco tiene una pena”, que retrata la violencia que ha sufrido el pueblo mapuche ante el despojo de sus tierras y de su cultura.

Si bien el pontífice remarcó que el aeródromo “Maquehue” de la FACH (conocido como uno de los centros clandestinos de desaparición forzada, ejecuciones, detenciones ilegales y torturas) fue uno de los tantos sitios utilizados para la violación de los Derechos Humanos durante la dictadura cívico-militar, no hizo ninguna referencia respecto a las violaciones de los derechos más elementales que sufre el pueblo mapuche cotidianamente.

En la actualidad, este pueblo originario tiene a dos machis (autoridades ancestrales del pueblo mapuche) criminalizadas y acusadas de estar implicadas en la muerte del matrimonio de latifundistas Luchsinger-Mackay), comuneros encarcelados; jóvenes detenidos bajo sospecha y baleados por la espalda; asesinatos; hombres, mujeres e infancia constantemente violentadas por las fuerzas policiales, que han militarizado el territorio mapuche.

La machi Francisca Linconao, otra de las autoridades espirituales del pueblo mapuche, que hoy se encuentra con medidas cautelares impuestas por los tribunales chilenos en espera de un nuevo juicio, manifestó su molestia al ser impedida de poder entregar una carta al pontífice, donde solicitó su intervención ante las injusticias a que han sido sometida las autoridades espirituales y comuneros mapuche, en un proceso judicial que volverá a someter a juicio a todos lo que ya habían logrado su absolución. La machi denunció la constante persecución que pesa sobre ellos, sin pruebas concretas, lo que podrían significar su regreso a prisión.

El Papa Francisco, habló del respeto y la riqueza de las culturas de los pueblos originarios

El Papa Francisco habló del respeto y la riqueza de las culturas de los pueblos originarios, pero nada dijo de las condiciones en las que se encuentran los prisioneros políticos mapuche, quienes no han tenido el debido respeto a su cultura consagrado en los tratados internacionales y en el Convenio 169 de la OIT.

Tampoco hizo referencia al reciente informe que confirmó el asesinato de la joven comunera mapuche Macarena Valdés, desestimando los peritajes forenses de Carabineros y del Servicio Médico Legal (SML) que arrojaron la tesis de un supuesto suicidio de la joven madre, que apareció colgando de una viga con su bebé llorando a su lado, después que había sido una de las más fervorosas activistas en contra del proyecto hidroeléctrico de la compañía austriaca RP Global y la empresa chilena de distribución eléctrica Saesa.

En este contexto, el llamado del papa a ser “artesanos de la unidad” o a aprender del Küme Mongen” (‘Buen vivir’), refiriéndose a la relación de unidad que tiene el pueblo mapuche con la naturaleza (a la que consideran su madre), resulta complejo en un ambiente que ha sido adverso para uno de los pueblos originarios que más habitantes tiene en el territorio chileno.

El pueblo mapuche ha sostenido una férrea porfía para defender su derecho a existir. Mantiene su cultura y su cosmovisión, y todo ello pese al ataque constante de las fuerzas policiales, que reciben órdenes directamente de los gobiernos de turno y que cada día cobra sus víctimas, dejando en la impunidad crímenes condenados por los tratados internacionales suscritos por este Estado. Es por ello que cada año, los informes de organismos internacionales relacionados con la defensa y tutela de los Derechos Humanos deja a Chile con sus cuentas al debe cuando se trata de las violaciones cometidas contra sus pueblos originarios.

Este panorama solo confirma la constante de la situación sociopolítica chilena en una visión más macro. Un país que avanza sobre los cimientos de la impunidad y la negación, con un largo historial de violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el período de la dictadura cívico-militar, que en el marco de la visita papal ha dado pie a otro sello, esta vez firmado por la presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien acaba de enviar un Proyecto de ley al Parlamento para liberar e indultar, por razones humanitarias, a los pocos genocidas que se encuentran presos por delitos de lesa humanidad.

 

Al-Mayadeen, 20-01-2018
http://espanol.almayadeen.net/articles/main/15828/papa-francisco-y-su-llamado-a-la-unidad-en-territorio-mapuch