4,000 días en la cárcel
Por Gustavo Espinoza M. (*)
"Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país, por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes."
(Alegato de Gerardo Hernández en la Corte de La Florida el miércoles 12 de diciembre del 2001)
Por Gustavo Espinoza M. (*)
"Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país, por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes."
(Alegato de Gerardo Hernández en la Corte de La Florida el miércoles 12 de diciembre del 2001)
Si las cosas no cambian, en los próximos meses René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González, cumplirán 4,000 días encarcelados en las prisiones de los Estados Unidos en ejecución de una sentencia absurda y bárbara dictada por una Corte de Miami en clara represalia y castigo contra Cuba, su pueblo y su gobierno.
Por lo pronto, ya el 17 de abril pasado, "los cinco" —como se les conoce en el mundo— llegaron a los 3,864 días privados de su libertad, sin que las autoridades judiciales resolvieran algo en torno al pedido formulado por la Defensa ante la Suprema Corte de los Estados Unidos, petición respaldada por 12 recursos especiales remitidos a ese país desde distintos confines del planeta.
Y es que, en efecto, el tema de los héroes cubanos encarcelados en USA es hoy patrimonio de la humanidad y a ella importa.
Las 1,000 postales enviadas a la Casa Blanca desde el Líbano, el Panel organizado por la Universidad de Rosario en Argentina, la movilización juvenil registrada recientemente en el Barrio Latino de París, la carta suscrita por las mujeres chilenas y enviada a Michelle Obama, los pedidos madrileños en demanda para visas a favor de Olga y Adriana, el acuerdo reciente adoptado por el Senado de Roma condenando el bloqueo a Cuba, las intervenciones contundentes de los mandatarios progresistas en la cita de Puerto España, los mensajes remitidos desde Lima al Presidente de los Estados Unidos demandando la libertad de estos patriotas; forma parte de un mismo torrente solidario que crece día a día en el mundo, y que refleja la voluntad de millones empeñados en una lucha en la que se entremezcla la dignidad con la justicia.
No se apagan todavía los ecos de la reciente V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que marcara el ingreso de Barack Obama en el escenario continental; y aun perdura en el recuerdo de todos la promesa de cambio en las relaciones continentales a partir de un claro reconocimiento de gruesos errores en el pasado.
Uno de esos errores —quizá el mayor de ellos, por cierto— fue el manejo dado por la Casa Blanca al tema de quienes fueran capturados el 12 de septiembre de 1998 y procesados bajo los cargos falsos de espionaje y terrorismo, que luego tuvieron que ser cambiados y abandonados, por inconsistentes y turbios.
Los 17 meses de encierro, sin derecho a visitas y a defensa a los que fueron sometidos los 5, y la condena judicial de la Corte de La Florida en el año 2001, no fueron sino episodios de un hecho que tendría que avergonzar a los jueces de cualquier país del mundo.
Porque nunca hubo motivo para las capturas, ni para el procesamiento y, menos, para las condenas. Los 5, fueron víctimas de la frustración y la venganza de quienes buscan dañar a Cuba y a su pueblo y se encuentran impotentes ante el respaldo masivo que concita la experiencia victoriosa de enero de 1959 y que recientemente cumpliera cincuenta años de lucha y de victoria.
Recientemente, en un macizo trabajo publicado en el semanario "El Siglo" de Santiago de Chile, José Pertierra, abogado que representa a Venezuela en la solicitud de extradición de Luís Posada Carriles, ha sustentado la idea de que el caso de los 5 "es un ejemplo de la doble moral estadounidense: los terroristas libres en Miami; y los que fueron allá para proteger a Cuba de los terroristas, presos". A eso también se refirió Gerardo Hernández, quien fuera condenado a dos Cadenas Perpetuas más 15 años de cárcel, por su heroísmo.
Pero hay más. Las pesquisas más recientes hechas por la prensa norteamericana y las autoridades de ese país, así como los documentos revelados por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos; han mostrado al mundo la esencia terrorista de la administración de George W. Bush, la más comprometida en el manejo del caso de los 5.
Dick Cheney y Condolezza Rice, en efecto, están involucrados en las bárbaras prácticas de tortura consumadas contra indefensos detenidos en centros clandestinos de reclusión creados por el gobierno de los Estados Unidos y descubiertos en Guantánamo, pero también en Irak, Afganistán, Jordania y otros países. Por eso crece en Washington la idea de crear una Comisión de la Verdad, que al igual que en Buenos Aires, en Santiago de Chile o en Lima, ponga la verdad a trasluz, en negro sobre blanco.
¿Acaso no se recuerda que fueron estos personajes —con las manos ensangrentadas y con el rostro patibulario y desencajado de los torturadores— los que dijeron al mundo que "los cinco" eran "peligrosos terroristas"?
¿Acaso no fueron ellos los encargados de implementar las acciones que llevaron a los lugares más inhóspitos de la prisión —al "Pozo"— a los 5 cada vez que arreciaba en el mundo la campaña por su libertad?
¿Y acaso no fueron precisamente ellos los que a la sombra del señor Bush explicaron al mundo el sentido de la detención de los 5 asegurando que era "la mejor manera de defender la democracia"?.
Pero la doble política norteamericana que caracterizó siempre a las administraciones yanquis, amenaza contagiar también a la actual.
El Presidente Obama —lo dicen las más recientes informaciones noticiosas— se resiste, y aun se niega, a investigar las acusaciones de participación en actos de tortura, en los que se han visto involucrados los funcionarios del régimen anterior. Pero, además, hace oídos sordos al pedido del mundo para que se revise la causa de los 5, y se dé paso a claras medidas de justicia.
Todos sabemos que en Estados Unidos no es un hombre el que gobierna. Son las grandes corporaciones las que manipulan al Poder y maniobran para imponer el rumbo que beneficia a sus egoístas intereses. Y son los "lobbys" creados a la sombra de los poderosos los que accionan los resortes a partir de los cuales de mueven los instrumentos de justicia y de leyes en detrimento de los derechos de los pueblos.
Pero si el Mandatario USA habla de cambios y promete una nueva política orientada a "superar errores" lo menos que se puede exigir, es que sea consecuente con sus promesas, y las convierta en actos. Es decir, que adopte medidas concretas para poner fin al bloqueo a Cuba y otorgar la libertad legítima a quienes sufren la bárbara represalia que el mundo condena.
Hoy se ha abierto, objetivamente un nuevo camino para la liberación de los cinco —como lo subraya Pertierra— aludiendo a la declaración hecha el 18 de diciembre del año pasado en Brasilia por el Comandanta Raúl Castro: el trueque recíproco de presos mediante gestos unilaterales de buena voluntad de los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba.
La receta no es nueva. Y fue ya antes usada con éxito en el manejo de temas delicados. En 1979 la administración Carter liberó a cuatro patriotas portorriqueños y cuatro días más tarde el gobierno de Cuba liberó a cuatro ciudadanos estadounidenses presos en Cuba.
Antes, en otros países, y a través de procedimientos, en cierto modo parecidos, fueron liberadas otras personalidades políticas destacadas. Quizá el caso más conocido en su momento, fue el de Luis Corvalán, el legendario y querido dirigente del Partido Comunista de Chile, entonces rehén de la dictadura asesina de Pinochet.
Aunque se trata de cosas ciertamente distintas y de situaciones obviamente diferentes, es claro que "gestos recíprocos" hechos por gobiernos que buscan un acuerdo se tornan probables y podrían evitar que René, Gerardo, Antonio, Fernando y René llegue a los 4,000 días en prisión. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://www.nuestra-bandera.
Por lo pronto, ya el 17 de abril pasado, "los cinco" —como se les conoce en el mundo— llegaron a los 3,864 días privados de su libertad, sin que las autoridades judiciales resolvieran algo en torno al pedido formulado por la Defensa ante la Suprema Corte de los Estados Unidos, petición respaldada por 12 recursos especiales remitidos a ese país desde distintos confines del planeta.
Y es que, en efecto, el tema de los héroes cubanos encarcelados en USA es hoy patrimonio de la humanidad y a ella importa.
Las 1,000 postales enviadas a la Casa Blanca desde el Líbano, el Panel organizado por la Universidad de Rosario en Argentina, la movilización juvenil registrada recientemente en el Barrio Latino de París, la carta suscrita por las mujeres chilenas y enviada a Michelle Obama, los pedidos madrileños en demanda para visas a favor de Olga y Adriana, el acuerdo reciente adoptado por el Senado de Roma condenando el bloqueo a Cuba, las intervenciones contundentes de los mandatarios progresistas en la cita de Puerto España, los mensajes remitidos desde Lima al Presidente de los Estados Unidos demandando la libertad de estos patriotas; forma parte de un mismo torrente solidario que crece día a día en el mundo, y que refleja la voluntad de millones empeñados en una lucha en la que se entremezcla la dignidad con la justicia.
No se apagan todavía los ecos de la reciente V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que marcara el ingreso de Barack Obama en el escenario continental; y aun perdura en el recuerdo de todos la promesa de cambio en las relaciones continentales a partir de un claro reconocimiento de gruesos errores en el pasado.
Uno de esos errores —quizá el mayor de ellos, por cierto— fue el manejo dado por la Casa Blanca al tema de quienes fueran capturados el 12 de septiembre de 1998 y procesados bajo los cargos falsos de espionaje y terrorismo, que luego tuvieron que ser cambiados y abandonados, por inconsistentes y turbios.
Los 17 meses de encierro, sin derecho a visitas y a defensa a los que fueron sometidos los 5, y la condena judicial de la Corte de La Florida en el año 2001, no fueron sino episodios de un hecho que tendría que avergonzar a los jueces de cualquier país del mundo.
Porque nunca hubo motivo para las capturas, ni para el procesamiento y, menos, para las condenas. Los 5, fueron víctimas de la frustración y la venganza de quienes buscan dañar a Cuba y a su pueblo y se encuentran impotentes ante el respaldo masivo que concita la experiencia victoriosa de enero de 1959 y que recientemente cumpliera cincuenta años de lucha y de victoria.
Recientemente, en un macizo trabajo publicado en el semanario "El Siglo" de Santiago de Chile, José Pertierra, abogado que representa a Venezuela en la solicitud de extradición de Luís Posada Carriles, ha sustentado la idea de que el caso de los 5 "es un ejemplo de la doble moral estadounidense: los terroristas libres en Miami; y los que fueron allá para proteger a Cuba de los terroristas, presos". A eso también se refirió Gerardo Hernández, quien fuera condenado a dos Cadenas Perpetuas más 15 años de cárcel, por su heroísmo.
Pero hay más. Las pesquisas más recientes hechas por la prensa norteamericana y las autoridades de ese país, así como los documentos revelados por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos; han mostrado al mundo la esencia terrorista de la administración de George W. Bush, la más comprometida en el manejo del caso de los 5.
Dick Cheney y Condolezza Rice, en efecto, están involucrados en las bárbaras prácticas de tortura consumadas contra indefensos detenidos en centros clandestinos de reclusión creados por el gobierno de los Estados Unidos y descubiertos en Guantánamo, pero también en Irak, Afganistán, Jordania y otros países. Por eso crece en Washington la idea de crear una Comisión de la Verdad, que al igual que en Buenos Aires, en Santiago de Chile o en Lima, ponga la verdad a trasluz, en negro sobre blanco.
¿Acaso no se recuerda que fueron estos personajes —con las manos ensangrentadas y con el rostro patibulario y desencajado de los torturadores— los que dijeron al mundo que "los cinco" eran "peligrosos terroristas"?
¿Acaso no fueron ellos los encargados de implementar las acciones que llevaron a los lugares más inhóspitos de la prisión —al "Pozo"— a los 5 cada vez que arreciaba en el mundo la campaña por su libertad?
¿Y acaso no fueron precisamente ellos los que a la sombra del señor Bush explicaron al mundo el sentido de la detención de los 5 asegurando que era "la mejor manera de defender la democracia"?.
Pero la doble política norteamericana que caracterizó siempre a las administraciones yanquis, amenaza contagiar también a la actual.
El Presidente Obama —lo dicen las más recientes informaciones noticiosas— se resiste, y aun se niega, a investigar las acusaciones de participación en actos de tortura, en los que se han visto involucrados los funcionarios del régimen anterior. Pero, además, hace oídos sordos al pedido del mundo para que se revise la causa de los 5, y se dé paso a claras medidas de justicia.
Todos sabemos que en Estados Unidos no es un hombre el que gobierna. Son las grandes corporaciones las que manipulan al Poder y maniobran para imponer el rumbo que beneficia a sus egoístas intereses. Y son los "lobbys" creados a la sombra de los poderosos los que accionan los resortes a partir de los cuales de mueven los instrumentos de justicia y de leyes en detrimento de los derechos de los pueblos.
Pero si el Mandatario USA habla de cambios y promete una nueva política orientada a "superar errores" lo menos que se puede exigir, es que sea consecuente con sus promesas, y las convierta en actos. Es decir, que adopte medidas concretas para poner fin al bloqueo a Cuba y otorgar la libertad legítima a quienes sufren la bárbara represalia que el mundo condena.
Hoy se ha abierto, objetivamente un nuevo camino para la liberación de los cinco —como lo subraya Pertierra— aludiendo a la declaración hecha el 18 de diciembre del año pasado en Brasilia por el Comandanta Raúl Castro: el trueque recíproco de presos mediante gestos unilaterales de buena voluntad de los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba.
La receta no es nueva. Y fue ya antes usada con éxito en el manejo de temas delicados. En 1979 la administración Carter liberó a cuatro patriotas portorriqueños y cuatro días más tarde el gobierno de Cuba liberó a cuatro ciudadanos estadounidenses presos en Cuba.
Antes, en otros países, y a través de procedimientos, en cierto modo parecidos, fueron liberadas otras personalidades políticas destacadas. Quizá el caso más conocido en su momento, fue el de Luis Corvalán, el legendario y querido dirigente del Partido Comunista de Chile, entonces rehén de la dictadura asesina de Pinochet.
Aunque se trata de cosas ciertamente distintas y de situaciones obviamente diferentes, es claro que "gestos recíprocos" hechos por gobiernos que buscan un acuerdo se tornan probables y podrían evitar que René, Gerardo, Antonio, Fernando y René llegue a los 4,000 días en prisión. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://www.nuestra-bandera.