Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Para la cultura universal es un drama completo lo que está sucediendo a Palmira, el histórico recinto urbano del mundo antiguo ubicado a 205 km al este de Damasco, la capital de Siria. El Estado Islámico (EI), que desde el mes de mayo controla la región donde yace la milenaria y emblemática urbe, acaba de detonar una serie de explosivos que prácticamente han acabado con el célebre Arco de Triunfo, de 2000 años de antigüedad y que marcaba la entrada de esta ciudadela, inscrita por la UNESCO como patrimonio mundial de la humanidad. La misma mala suerte han corrido en agosto último los templos más hermosos de Palmira: Bel y Baalshamin.