El túnel de los inmigrantes
Eduardo González Viaña
Me lo contó este fin de semana el jardinero mexicano que vino a mi casa para cortar un árbol:
Mi mujer —dice— salió de Sahuayo al lado de otras doce familias que habían vendido todos sus enseres para cruzar la frontera. Usted no puede imaginarse lo pobres que eran. Estaban tan flacos que no fue difícil acomodarlos a todos en la parte trasera de una camioneta sobre la que habían puesto carga para que no los fastidiaran en los retenes policiales.