Ciertos colombianos no reaccionan bien a la palabra “nicaragüense”, otros están apáticos ante el “pleito” por mar y algunos más consideran que debe acatarse el fallo de La Haya
Por Amalia del Cid
La sonrisa del vendedor se transformó en una mueca, algo así como una versión disminuida de anuncio de pasta dental. “¿Vienes de Nicaragua?”, preguntó para confirmar. De nuevo respondí que sí. “Ah... Ustedes son los que nos quieren robar el mar. De repente van a querer llegar hasta Barranquilla, pues”, dijo al fin. Y siguió haciendo cuentas, sentado tras una mesita de madera, en su tienda de artesanías y otros souvenirs colombianos.