Los derrames cerebrales o accidentes cerebro-vasculares (ACV), pueden causar desde la muerte hasta serias secuelas incapacitantes. Lo más común es la parálisis total o de medio cuerpo en las formas más graves, pero puede afectar otras facultades, dependiendo de la zona del cerbero afectada.
Los ACV se originan por la deficiencia en la circulación de sangre en alguna parte del cerebro causada por un coágulo, lo que impide la oxigenación correspondiente.
En Inglaterra, los ACV afectan a 110 mil personas al año en el Reino Unido, de las cuales 50 mil fallecen. Pese a que mata más que el cáncer de seno, en la prensa se trata muy poco de ello, tanto en Europa como en otros países.
No obstante la seriedad de este mal, la atención de estos pacientes no se realiza de forma óptica al no aprovecharse al máximo los valiosos minutos y segundos posteriores a la ocurrencia del ACV.
El National Institute for Clinical Excellence (NICE) y el Royal College of Physicians publicaron anteayer lineamientos que indican que los pacientes deberían ser escaneados, diagnosticados y, si fuese necesario, tratados con trombolíticos (fármacos contra los coágulos) en el lapso de una hora.
También subrayaron la necesidad de que las unidades de ACV tengan acceso inmediato a personal médico capacitado en la aplicación de trombolíticos y en el tratamiento de ACV.
El Royal College of Physicians aseguró que, de aplicarse los antedichos lineamientos, cada año se podría salvar a unas 4500 personas de la incapacidad. Está claro que no se necesitan más recursos sino una mejor organización que ya se tiene.
En cuanto a los pacientes con isquemia (también llamado miniACV), señalaron que también se les debería diagnosticar dentro de las 24 horas, en lugar de las semanas en que hasta ahora se tarda en diagnosticarlos. En el Reino Unido la isquemia afecta a unas 20 mil personas por año y les causa una pérdida temporal del movimiento o del habla, pero también la isquemia puede indicar la inminencia de un ACV completo.