La exposición, sobre todo por parte de las mujeres embarazadas, a las partículas finas contaminantes en el aire (como el polvo o el humo) duplican el riesgo de que el niño cuando nazca sea autista, según un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH, por sus siglas en inglés), Estados Unidos.
Para su investigación, los expertos realizaron un análisis de la descendencia de las participantes del estudio “Nurses' Health Study II” con más de 116.000 enfermeras estadounidenses.
Tras recabar datos sobre las localizaciones donde estuvieron durante sus embarazos, así como los datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU y de otras fuentes sobre los niveles de partículas finas de la contaminación atmosférica, identificaron a 245 niños que fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA) y seleccionaron también un grupo de control de 1522 niños sin TEA durante el período que duró el estudio.
Los científicos examinaron la relación entre la exposición a estos contaminantes del aire antes, durante y después del embarazo. Los resultados determinaron que la exposición las partículas fue asociada a un aumento significativo del autismo durante el embarazo, pero no antes ni después. Además, el tercer trimestre fue sin duda alguna el período de más riesgo.
“Nuestros datos aportan un apoyo adicional importante para la hipótesis de que la exposición materna a la contaminación del aire contribuye al riesgo de los trastornos del espectro autista. La especificidad de nuestros resultados para el período de embarazo y tercer trimestre, en particular, deja fuera muchas otras explicaciones posibles para estos resultados”, aclara Marc Weisskopf, líder del estudio.
Según los investigadores, cuanto mayor sea la exposición a esta contaminación atmosférica, mayor es el riesgo. Se trata del primer estudio que ha analizado la relación entre las partículas del aire y el autismo.
Hispantv, 19.12.2014