Solo una cuarta parte de los países, la mayoría de ellos de Europa, tienen una estrategia o un plan nacional para apoyar a las personas con demencia, revela el informe Situación Mundial de la Respuesta de Salud Pública a la demencia de la OMS, publicado el jueves.
Universidad de Queensland
"Solo una cuarta parte de los países del mundo cuenta con una política, estrategia o plan nacional de apoyo a las personas con demencia y sus familias", constata el documento.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció que "el mundo está fallando a las personas con demencia, y eso nos perjudica a todos".
Recordó que hace cuatro años, los gobiernos acordaron una serie de metas claras para mejorar la atención de la demencia, "pero las metas por sí solas no son suficientes".
"Necesitamos una acción concertada para garantizar que todas las personas con demencia puedan vivir con el apoyo y la dignidad que merecen", urgió Ghebreyesus.
Como señaló el científico, la atención a las personas con demencia incluye una consulta primaria, una asistencia especializada, unos servicios comunitarios, rehabilitación, atención a largo plazo y cuidados paliativos. Sin embargo, en la mayoría de los países esa responsabilidad recae sobre las familias de los pacientes.
Según el informe, más de 55 millones de personas en el mundo presentan ese diagnóstico, para el cual no existe ninguna cura, y su número para 2030 aumentará a 78 millones, y a 139 millones para 2050.
De esas personas el 8,1 por ciento son mujeres y el 5,4 por ciento, hombres mayores de 65 años con síntomas demencia senil.
Sin embargo, según el documento, se observa un aumento de la financiación de estudios sobre ese tema, principalmente en países de altos ingresos como Canadá, el Reino Unido y EEUU, que aumentaron sus inversiones anuales en investigación de Alzheimer de 631 millones en 2015 a unos 2.800 millones en 2020.
La demencia es provocada por diversas enfermedades y lesiones que afectan el cerebro, entre ellos la enfermedad de Alzheimer o los derrames cerebrales. El padecimiento afecta la memoria y otras funciones cognitivas, así como la capacidad de realizar tareas cotidianas.
La discapacidad relacionada con la demencia es un factor clave en el gasto asociado con la enfermedad. La OMS estima que los gastos asociados a ese mal alcanzaron en 2019 unos 1,3 billones de dólares, suma que en 2030 podría alcanzar unos 2,8 billones de dólares.
Con información de Sputnik