Como cada año en la fiesta de Santa Rosa de Lima, una muchedumbre acude al Santuario de la avenida Tacna a conocer el pozo donde arrojó las llaves de su cilicio para depositar sus cartas con peticiones y agradecimientos.

pozo Santa Rosa

Ante el pozo, la multitud ingresa después de formar en colas, niños, adultos, ancianos, todos desean dejar su carta a la primera santa de América. Incluso arrojan monedas y billetes.

También el público se diriga al convento de Santo Domingo, donde se ubica su tumba y se exhibe su cráneo, junto con los de San Martín de Porras y San Juan Macías.

Otro punto de destino es Santa Rosa de Quives, donde nació y creció. En el monasterio, que fue una casa donde vivió, el ingreso es sólo permitido a la iglesia, pues se trata de una comunidad de monjas que viven en clausura.

Los lugares que concitan más interés dentro del convento son precisamente el Pozo de los Deseos y la Ermita, lugar donde la santa limeña se dedicaba a orar. En este último lugar, se puede apreciar una serie de monedas y billetes que los fieles han dejado en su visita.

plastico Santa Rosa

La escultura de Santa Rosa, frente al pozo, se encuentra cubierta por primera vez con un plástico, debido a su deterioro, lo cual causa extrañeza a quienes desean orar frente a la imagen y manifiestan su molestia por ello.

En la avenida Tacna, dentro y fuera del santuario, hay un centenar de policias y 500 serenos encargados de controlar el orden de la gran multitud.

Quienes se encuentran lejos enviaron sus cartas por coreo electrónico al Arzobispado de Lima, cuya web se saturó, probablemente ante el exceso de ingresos.

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