César Lévano; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Se celebra hoy un nuevo aniversario de José Carlos Mariátegui, el pensador socialista, fundador de la Confederación General de Trabajadores del Perú y de una central campesina.

La izquierda peruana suele rendir homenaje al Amauta citando sus frases. Es una forma de despojar de actualidad a Mariátegui. Viene a ser, a fin de cuentas, una forma de olvidar que él rechazaba el plagio y la copia. Jorge Basadre había advertido que el autor de los 7 Ensayos “estaba exento del horror al estudio que hay en todo demagogo, de derecha o de izquierda”.

 

Ocurre que Mariátegui está presente en los debates de ideas y en la práctica social, y hasta en la rebelión de las masas. Lo penoso es que se ha perdido su vibrante actitud antidogmática, su examen de la cambiante realidad peruana, su sentido de la historia y el largo plazo, su destreza táctica, que unía firmeza y alerta frente a maniobras reaccionarias.

Sendero Luminoso, en particular, se distingue por negar en la teoría y la práctica las enseñanzas del maestro. Abimael Guzmán, recitador de Mao, omite que Mariátegui rechazaba el terrorismo. Guzmán ha inculcado a sus seguidores la idea de que el Perú sigue siendo un país semifeudal.

Me tocó revelar un texto de Mariátegui, escrito en 1929, que refuta la concepción válida en la China de los años 20 y 30 del siglo XX. Él había ya advertido, en el prólogo de 7 Ensayos, que sus ideas no se estancaban. El escrito que menciono apareció en el número 29 de la revista La Sierra que dirigía Guillermo Guevara. Yo hallé ese texto y lo publiqué en 1973, con el apoyo de Alberto Flores Galindo, en un opúsculo que titulé Acerca del carácter de la Sociedad Peruana. Hasta entonces era un escrito desconocido. No figuraba en ninguna edición de las obras mariateguianas, ni aún en Ideología y Política. Conversé con Javier Mariátegui, hijo y estudioso del Amauta, quien hizo que el texto se incorporara en ulteriores ediciones del volumen recién citado.

Ese escrito fundamental fue respuesta a un Seminario de La Sierra, que remitió un cuestionario a los intelectuales descollantes del Perú. Ninguno respondió, salvo Mariátegui.

En sus extensas respuestas, Mariátegui señala que la feudalidad o semifeudalidad existe en el agro de la sierra. Pero la pregunta 2 era decisiva: “Históricamente, ¿No es posible el establecimiento de un formal capitalismo?

La respuesta del Amauta es contundente. He aquí su cláusula inicial: “Un formal capitalismo está ya establecido. Aunque no se ha logrado aún la liquidación de la feudalidad, y nuestra incipiente y mediocre burguesía se muestra incapaz de realizarla, el Perú está en un periodo de crecimiento capitalista”.

Hay muchas otras muestras de olvido de las ideas mariateguianas, pero el espacio se ha agotado.