La Universidad Yachay planea ayudar al país a pasar de la economía de los hidrocarburos a la economía del conocimiento
Soraya Constante Urcuqui (Ecuador)
Ecuador quiere entrar a la sociedad mundial de conocimiento y ha escogido la palabra quechua Yachay para hacerlo. Esta palabra, que [en quechua] significa ‘saber’ o ‘conocimiento’, es el nombre con el que se ha bautizado al valle tecnológico ecuatoriano, que en un plazo de 35 años aspira a ser como la ciudad estadounidense de Palo Alto (que es parte del Silicon Valley) o como la Innopolis surcoreana de Daedeok.
La ciudad de Yachay está ubicada en la provincia de Imbabura (norte de Ecuador) y el centro de esta urbe será una universidad que formará a los cerebros que el país requiere para cambiar la matriz productiva del país y pasar de la economía dependiente de los hidrocarburos a la del conocimiento. Alrededor del centro de estudios se levantará un parque tecnológico industrial, impulsado por el sector privado y el Estado, para que se aprovechen esos cerebros. Pero esto todavía es parte de la utopía.
De momento, lo que se puede ver son las aulas de la nueva universidad, que se han adecuado en lo que fue una hacienda colonial y un ingenio azucarero que cerró hace unos treinta años. El pasado lunes estos espacios se llenaron con los aspirantes seleccionados, un total de 187 jóvenes ecuatorianos que están decididos a estudiar ciencias puras, como Alex Maldonado, que se graduó en un colegio del sur de Quito y quiere licenciarse en nanociencia. O Emilia Calderón, que terminó la secundaria en Cuenca y quiere estudiar energías renovables. Todos superaron la nota de 800 sobre 1000 en el Examen Nacional de Educación Superior y ahora tienen una beca del Estado para estudiar en Yachay. Además, recibirán la mitad de un sueldo básico durante los meses de nivelación (unos 170 dólares) y un sueldo completo cuando empiecen las carreras (340 dólares).
René Ramírez, Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, en su discurso de inauguración, resaltó el momento histórico al que asistían los primeros estudiantes de Yachay. También estaban presentes los funcionarios del Estado, incluido el presidente Rafael Correa, y los representantes de las empresas interesadas en sumarse al proyecto. “Si un lunes 26 de julio de 1972 se llenó el primer barril de petróleo para la exportación y nació el boom del petróleo en el país, simbólicamente y de manera análoga, podría señalar que hoy lunes 31 de marzo de 2014 arranca la primera generación de Yachay. Y con ello inicia un ciclo que esperamos genere un nuevo boom, el boom del conocimiento”, expresó.
La ciudad se asentará sobre 4.600 hectáreas, aunque lo que se inauguró corresponde apenas al 5% de este megaproyecto, según Héctor Rodríguez, gerente de la Empresa Pública Yachay. Un tanto alejados del campus se pueden avistar los bloques de vivienda que todavía están en construcción y que estarán listos en septiembre para acoger a los trabajadores de la universidad que llegarán cuando arranque el primer año universitario. Por ahora, los estudiantes son los únicos habitantes del campus y vivirán en las casas que otrora ocuparon los trabajadores del ingenio y que fueron rehabilitadas. Sus vecinos más próximos son unas 500 personas de las comunidades de Tapiapamba, San Vicente, El Puente, Hoja Blanca y Armastola, que se quedaron dentro del perímetro de la ciudad. Estas personas antes se ocupaban de labores agropecuarias en las haciendas del lugar, pero ahora su fuerza laboral está siendo empleada para levantar la ciudad del conocimiento y su entusiasmo es evidente. Una de las lugareñas de Tapiapamba contratada para arreglar el césped del campus habló de los beneficios del trabajo, aunque se negó a dar su nombre porque a otros trabajadores les han regañado por hablar con la prensa. “La universidad es buena porque ahora podemos salir a hacer lo que sea, antes se sabía sembrar caña, morocho… pero ahora como están las haciendas ya no se siembra nada”, dijo.
Los primeros invitados que llegaron a la inauguración del valle tecnológico sorprendieron a esos hombres y mujeres —que llevaban prendas húmedas sobre sus cabezas para resistir el sol— cuando colocaban los últimos adoquines en el acceso principal, barrían el polvo y asentaban el césped. Todo en el campus olía a nuevo, tanto que las antorchas que estaban al borde de los senderos tenían la etiqueta puesta. El presidente Rafael Correa llegó poco antes de empezar el acto, pero llamó la atención a los responsables porque encontró algunos cables de electricidad sueltos por el suelo.
Correa en su discurso, sin embargo, recalcó que no se están inaugurando edificios. “Aquí está naciendo la patria nueva, aquí estamos superando la economía extractivista”, mencionó e hizo hincapié en que la ciencia, la tecnología y la innovación son fundamentales para el desarrollo y para el "Buen Vivir", que ya es una marca de su Gobierno.
Y, para apuntalar esa nueva patria, se han importado profesores del extranjero, todos con doctorado (PhD). De los cursos de nivelación se ocuparán 18 docentes que proceden de España, México, Guatemala, Venezuela, Colombia y Chile, a más de los ocho profesores estadounidenses de la Universidad del Estado de Kansas que se ocuparán de la enseñanza intensiva de inglés. Solo dos de este grupo inicial son ecuatorianos. Uno de ellos es el profesor de Biología Hugo Romero, que obtuvo su PhD en la Universidad de Miami y era uno de los investigadores de la Universidad Católica del Ecuador. “Estoy sorprendido. Pensé que iba a haber más ecuatorianos, pero solo estamos dos. Y también solo hay dos mujeres, hubiera sido bueno tener PhD mujeres”, dijo.
La comisión gestora, que será la máxima autoridad de la Universidad de Yachay por los siguientes cinco años, también la integran profesores foráneos: tres del Instituto de Tecnología de California y uno de la Universidad de Barcelona, que será el rector. Fernando Albericio, en unas breves declaraciones para El País, dijo: “Yo llevo muchos años trabajando con universidades ecuatorianas y hace unos meses Ecuador tuvo la generosidad de llamarme y no lo pensé ni un momento. Soy profesor de química orgánica en Barcelona y soy el único de la comisión que voy a quedarme a vivir aquí”.
Los primeros retos de esta comisión serán diseñar la malla curricular de las primeras carreras que ofrecerá Yachay (ciencias de la vida, nanociencia, energías renovables y cambio climático, petroquímica y TIC’s) y crear el estatuto de la universidad. Para septiembre todas estas tareas tienen que estar listas.
Las primeras críticas a la universidad del conocimiento han salido de académicos ecuatorianos como Arturo Villavicencio, que ha estado relacionado con el Gobierno como director del Instituto de Altos Estudios Nacionales y titular de la Comisión Evaluadora de Universidades. En una entrevista al portal Ecuadorinmediato.com señala que, al ver las imágenes televisadas de la inauguración de Yachay, parecía que se trataba de una hostería. “Estaba confundido y decía dónde están los laboratorios, las bibliotecas, las salas de computación”, dijo.
También cuestionó que no se haya priorizado en el talento nacional. “Hay un comité gestor, con académicos traídos desde el exterior, pero yo digo dónde están los exrectores de las politécnicas, exdecanos, gente que tiene mucha experiencia, que conoce el medio, con un alto nivel académico y, sobre todo, conocedora de la problemática de la universidad ecuatoriana”.
El Secretario de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación, René Ramírez, se anticipó a las críticas de este tipo en su discurso: “Frente a aquellos que nos seguirán diciendo neocoloniales por nuestra política de buscar estar conectados a los circuitos mundiales del conocimiento, coherentemente defenderemos, sin contradicciones, la ciudadanía universal. Y también las ciencias sin fronteras, porque el conocimiento es un bien público, pero eso sí, en el marco de las necesidades del país y la patria grande”.
Los estudiantes que formarán la primera generación Yachay parecen estar contentos con los profesores. Daniel Perugachi, que quiere especializarse en biofármacos, contó animado como fue su primera clase. "Mi primer profesor fue un venezolano que dijo que tenía otra manera de explicar las cosas y que iba a mezclar la matemática con la música, me pareció chévere".
El costo del conocimiento
El gerente de la empresa pública creada para administrar Yachay, Héctor Rodríguez, confirmó que hasta ahora se ha gastado 100 millones de dólares de los 1.043 millones que se han presupuestado hasta el 2017. El mayor peso está en el pago por la tierra a los expropietarios. “Estos procesos judiciales llevan tiempo y seguimos devengando ese presupuesto asignado”, dijo Rodríguez. Hasta ahora se ha gastado 35 millones de dólares a través de la empresa estatal Inmobiliar, que se ocupa de las expropiaciones. “Hubo 105 propietarios cuyas tierras fueron declaradas como utilidad pública, pero el 90% de los terrenos prácticamente estaba en manos de diez, y el resto fueron propiedades no mayores a 10 hectáreas”, explicó.
Las haciendas más grandes y que han sido tratadas como bienes patrimoniales era la San José, que perteneció a Jacinto Jijón y Caamaño, Tercer Conde de Casa Jijón. Y la hacienda San Vicente Flor, donde nació otro de los próceres de la Independencia, Antonio Ante López de la Flor.
Rodríguez aclaró también que no se expropió a las comunidades insertas en el polígono de intervención y que se está aprovechando su capacidad laboral. “En eso debemos mantenernos como una política de inclusión y trabajo conjunto con las cinco comunidades que han sido absorbidas laboralmente tanto en los servicios relacionados con la construcción y en los servicios de la ciudad”. Los vecinos de Yachay han encontrado empleo directo a través de la empresa pública y empleo asociado a través de los constructores y servicios colaborativos como los espacios de comida o la empresa comunitaria de lavandería.
El País.es, 06-04-2014
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/04/actualidad/1396562486_953263.html
Perú ya se quedó “Como Ecuador, con su proyecto Yachay, es posible que Bolivia nos tome la delantera en desarrollo científico. En ambos países hermanos tahuantinsuyanos, el estado hace lo posible y compromete sus esfuerzos para zafarse del modelo extractivista minero exportador primario. De nada nos sirven los científicos que tenemos si no existe un efectivo plan de fomento de la ciencia.” [Nota de Con nuestro Perú.] |
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